Porno feminista: una industria erótica basada en el respeto

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/ 29 septiembre 2015

El porno feminista busca ofrecer cintas eróticas basadas en el respeto al cuerpo de la mujer.

México, DF. ¿Porno feminista? Suena extraño, pero sí, existe. Sus protagonistas y defensores arguyen que la pornografía convencional se centra en el placer masculino y denigra la figura femenina. Según sus promotores (principalmente mujeres), el porno feminista busca ofrecer cintas eróticas con actores que realmente gozan y exploran su sexualidad enfrente de las cámaras.

"Se trata de un circuito antirracista y anticlasista que desafía las convenciones y las normas sobre la sexualidad. Se dirige a un público que quiere ver sexo ético, consensuado por todas las partes", explica la realizadora Tristan Taomino en entrevista con El País. Así, el nuevo cine adulto busca realizar un trabajo más íntimo, retratar el erotismo sin cosificarlo.

Una de las principales figuras del porno feminista es curiosamente un hombre: James Deen. Con tan sólo 27 años, este actor californiano se ha ganado el respeto en el medio por negarse a rodar escenas que menosprecien a las mujeres, retratándolas como un mero objeto sexual.

Los directores de porno feminista afirman buscar algo más que el dinero y la fama. Curiosamente son personas con estudios académicos y muy letradas. Una de ellas es Erika Lust, directora de cine y guionista sueca con una carrera en ciencias políticas y estudios feministas de la Universidad de Lund, en Suecia. A través de su compañía Lust Films ha dirigido 7 películas eróticas escritas por mujeres.

"La primera vez que vi una película porno tuve la misma reacción que muchas mujeres: aunque me sentí atraída por algunas imágenes, la mayoría me parecieron poco satisfactorias. No me identifiqué con nada de lo que veía. Las mujeres no parecían estar disfrutando lo que hacían. No me hacía ningún sentido que en las películas porno fuéramos prostitutas, adolescentes alocadas, amas de casa desesperadas, enfermeras calientes o ninfómanas, siempre al servicio de mafiosos, proxenetas, multimillonarios o máquinas sexuales. Pensé: ¿dónde están reflejados mi estilo de vida, mis valores, mi sexualidad?", explica.

Por otro lado, Maxine Holloway, responsable de la web Cum & Glitter, explica en entrevista para El País: "El mainstream es predecible: aparecen muchas mujeres, pero sus orgasmos no se ven porque solo importa el masculino. Las escenas clásicas terminan con un plano de semen. Este cine convierte a la mujer en objeto. Pero el problema no es el porno, es la sociedad. El cine X refleja una cultura sexista, clasista, racista y homofóbica. Si ofrecemos calidad, nuestros clientes se volverán más exigentes".

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