Eduardo Arroyuelo: Macho que no se respeta

Eduardo Arroyuelo y el narco. Juntos por unas semanas. Sólo hay que ver el papel que está interpretando en las grabaciones de la serie Entre líneas, que tentativamente vería la luz a través de Once TV en octubre próximo.

"Es algo muy delicado, mi personaje es un ser que existe en las organizaciones del capo a quien nadie ve, pero tiene un lado como intelectual, que le permite tener contacto entre la gente de arriba y la sociedad. Es como una cabeza de alfiler", explica.

Y va más allá este actor nacido hace 36 años, quien desde hace cinco no aparecía en la pantalla chica, esperando un papel con "carnita" como dicen sus colegas.

"El personaje es de esos seres que van con la diputada y le pregunta si le gusta el color de su camioneta, si no para cambiársela. Es alguien que tiene una posición importante dentro del organigrama y que siempre porta pistola, por cualquier cosa, pero interactúa mucho con la sociedad."

La dirección de Entre líneas recae en manos de Carlos Bolado (Bajo California, el límite del tiempo y Charlie Gore (Spam), con la actuación, entre otros, de Dagoberto Gama (El violín).

Pero es lo único que Arroyuelo dice. Espera los tiempos para hablar más de la serie que se antoja polémica. A su tiempo.

En lo que sí se descose es al preguntarle sobre XY, otra producción original semanal que transmite el canal de Politécnico desde hace dos miércoles.

El título es tomado de una revista que es la protagonista estática. Resulta que una publicación con ese nombre está perdiendo anunciantes y para corregir el rumbo, han traído a un nuevo equipo editorial.

Arroyuelo interpreta a Tony Hernández, gerente de ventas a quien no le interesa el contenido de la edición sino sólo poner chicas guapas y de buen cuerpo porque es lo que desde su punto de vista ayudaría a levantarla. Es machista, trata como objetos a las mujeres y piensa que si un gay lo toca puede contagiarse, así que se limpia.

Y los negocios los arregla en el table dance o en los restaurantes, gastándose el dinero de la empresa que pasa por crisis.

"Se trata de un patán que ya ni la chinga. Sólo dice que lo que vende son las chichis y las nalgas, lo que se ve bonito, aunque no le pongas contenido, lo feo y con calidad no le interesa. A su oficina no va más que a descargar porno, es el clásico güey que emborracha al cliente, le pone una mujer y ahí lo hace firmar el contrato. Luego te das cuenta de que todo lo hace por ignorancia, que tiene 35 años y trae su carrito muy nice, pero tiene un pasado muy triste y así se comporta para ocultar todo."

Arroyuelo, conocido en el mundo del cine por 7 días, tardó un lustro en volver a la televisión. Luego de Todo por amor, producida por Argos, donde dice haber tenido un buen papel, le llegaron otros culebrones que simplemente no lo llenaban. Aún así actuó en El país de las mujeres y La hija del jardinero, ambas de Televisión Azteca.

Pero después tomó la decisión de vivir en la ciudad de Los Angeles, dirigir uno que otro comercial y dar talleres de actuación. La espera valió la pena. Y le llegaron en fila Entre líneas y XY.

-¿Te alejaste porque sentiste que en la televisión sólo se vendía el físico?

Más bien lo que sentí después de Todo por amor es que les faltaba dimensión a todos los personajes que me ofrecían. Cuando vi XY, el guión, dije que era un bombón de personaje y dije que sí. Hay una secuencia en donde crees que está haciendo abdominales y en realidad se está masturbando antes de irse a trabajar, eso le va dando personalidad al papel.

-Siempre se ha dicho que el público no es tonto pero, ¿está preparado el televidente mexicano para ver eso que dices?

-Asumo que sí, por eso la estamos haciendo. Adoro las telenovelas, el color, me encanta que existan, pero me sacaba de onda el que no hubiera otra opción.

-¿Cuál fue la preparación del personaje?

-En el diván de un tearapeuta me analizaban como si yo fuera el personaje. Le decía al doctor que para mí actuar como Tony Hernández, con su desprecio por las mujeres, debió ser por alguien a quien le rompieron el corazón. Me dijo que no, que esa personalidad es de alguien que jamás se ha enamorado. Por eso en la revista es quien más testosterona tiene y pide ver cuerpos y cosas bonitas. Es el güey al que le tocan el claxon y se baja a resolverlo a madrazos. Alguien a quien lo madrearon de chiquito y era el pobre de la colonia del que siempre se burlaron. Ahora que voy en la calle y veo actitudes así, pienso en eso.