Anon
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En 1997 se dio el muy prometedor debut en el cine de un joven director neozelandés llamado Andrew Niccol a través de un filme de ciencia ficción titulado “Gattaca: Experimento genético”.
Protagonizado por los ya para entonces conocidos actores hollywoodenses Ethan Hawke y Uma Thurman “Gattaca” nos contaba la historia de ciencia ficción en un mundo distópico donde un hombre considerado inferior por su código genético (Hawke) asumía la identidad de uno de genética superior con tal de hacer realidad su sueño de viajar al espacio.
Ese fue el inicio de una prolífica filmografía a la que le siguió una nominación al Oscar al Mejor Guión Original de 1998 por “El Show de Truman”, dirigida por el australiano Peter Weir; mantuvo el tono de la comedia relacionada a los medios de comunicación dirigiendo “SimOne”, en 2002; realizó una crítica inteligente de vuelta al drama al tema del tráfico de armas en “Hombre peligroso” (“Lord of War”), del 2005; de vuelta a historias distópicas en 2011 estrenó “El precio del mañana” (“In Time”) y más recientemente, de regreso a la crítica a la guerra y la cultura armamentista norteamericana, materializa “Good Kill”, del 2014, que justo recomendamos en su momento en este mismo espacio de cine en casa protagonizada por su actor fetiche Ethan Hawke.
Para fortuna de quienes hemos seguido, y en general hemos disfrutado del trabajo cinematográfico de Niccol salvo contadas excepciones como su fallida “El huésped”, del 2013, desde el pasado viernes 4 se encuentra disponible en la plataforma Netflix estrenó la más reciente obra fílmica del cineasta como guionista, director y productor que es tan satisfactoria como su mencionada ópera prima “Gattaca: Experimento genético”, de 1997.
Nos referimos a “Anon”, filme que ahora incursionando en cine negro en la tradición del clásico “Blade Runner” que en este caso nos cuenta la historia en un futuro no muy lejano de un detective de nombre Sal Frieland (Clive Owen), quien valiéndose de los sistemas de hackeo que han proliferado en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, trabaja para una corporación de seguridad que vigila a todo el mundo valiéndose de chips implementados en los ojos de todos los habitantes que a la manera de un facebook intalado en una nube visible para todos los “suscritos” dan con un abrir y cerrar de ojos santo y seña de la persona que cruza o camina por la calle.
En ese contexto, poco después de que a Sal le llama la atención una mujer que justo pasa frente a él y de quien no puede leer ninguna información por un supuesto error técnico, se entera de la existencia de un asesino serial quien, manipulando las visiones de sus víctimas a través del hackeo, disfraza sus homicidios como suicidios cuando coincidentemente al parecer se trata en su mayoría de hombres que por meterse en aventuras extramaritales se exponen a ser víctimas de una supuesta asesina que no es otra que la misteriosa femme fatale que intrigó a Sal al ver en la calle.
“Anon” lleva este título como diminutivo del término “Anónimo”; es el mejor trabajo de Owen en el cine desde la también distópica “Niños del hombre” (Alfonso Cuarón, 2006) y la segunda colaboración de Niccol con Amanda Seyfried como femme fatale tras “El precio del mañana”.
Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo