120 aniversario de Henri Toulouse-Lautrec, cronista de la noche y cabarets parisino
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El 9 de septiembre se celebra el 120 aniversario del fallecimiento del pintor francésHenri Toulouse-Lautrec, considerado uno de los principales posimpresionistas.
A menos de tres meses de su 37 cumpleaños, el pintor Henri Toulouse-Lautrec, que había maltratado su salud botella a botella durante años, murió debido a complicaciones derivadas del alcoholismo y la sífilis que sufría. Han pasado 120 años desde aquel 9 de septiembre de 1901 y la obra de uno de los principales posimpresionistas sigue siendo admirada. Entre lienzos, acuarelas y carteles, Toulouse-Lautrec retrató la Belle Époque en París, el lugar en el que todos los artistas, escritores, filósofos y bohemios querían estar.
Henri Marie Raymonde de Toulouse-Lautrec Monfa vino al mundo en el seno de una familia aristócrata y adinerada en Albi, a unos 80 km al norte de Toulouse, el 24 de noviembre de 1864. Su línea familiar ascendía sin interrupción hasta tiempos de Carlomagno y pasó gran parte de su niñez en el Château du Bosc, una de las propiedades de la familia. Su madre y un cura cercano a la familia se encargaron de su educación y pasó su niñez temprana en el campo.
Con 13 años, el pintor se fracturó el fémur izquierdo. Al año siguiente, sufrió la misma lesión en la pierna derecha. Las fracturas no se curaron correctamente, causándole secuelas que arrastró para siempre. Además, el crecimiento de sus huesos se interrumpió de manera que su torso creció normalmente, pero sus piernas siguieron siendo de niño. Durante el tiempo de convalecencia que derivaba de su condición, Toulouse-Lautrec se dedicaba a pintar y desarrollar su talento artístico.
Con el tiempo, a pesar del riesgo que supone un diagnóstico póstumo, se ha argumentado que el artista sufría una enfermedad llamada picnodisostosis, en cuyo desarrollo puede jugar un papel la consanguineidad. Las abuelas del pequeño eran hermanas, lo que implica que sus padres eran primos hermanos.
Aunque nunca llegaron a separarse oficialmente, llegó un momento que pusieron fin a su relación y cada uno hacía su vida, viviendo incluso en lugares diferentes. Su madre y él se establecieron en París y Toulouse-Lautrec, con nueve años, comenzó a estudiar en el Lycée Fontanes y a ser tratado de sus dolencias y retraso del crecimiento. También continuó con su formación artística con otros pintores.
A mediados de los ochenta del siglo XIX, el artista ya había alquilado un estudio en Montmartre, el ojo del huracán de la vida bohemia, artística y hedonista de la época. Los cabarets, los cafés y su fauna se convirtieron en sus modelos y comenzó a inmortalizarlos en sus pinturas e ilustraciones.
En 1891 recibió el encargo que le dio el empujón a la fama definitiva: el cartel del Moulin Rouge. Al contrario que otros colegas pintores, Toulouse-Lautrec no pintaba escenas exteriores, sino que metía sus pinturas en interiores, con poca luz natural. También lo hacía él: acudía a estos locales y bebía sentado en sus mesas. También frecuentaba y pintaba en burdeles, donde retrataba a las mujeres prostituidas.
El artista se bebía los días en París y en 1897 su alcoholismo era ya un tema conocido para sus amigos. Su producción artística se vio reducida por esta afección en los últimos años de la década. A principios de 1899 estaba sumido en una crisis emocional agravada, probablemente, por los efectos de la sífilis, se emborrachaba con frecuencia y sufría alucinaciones, paranoia o amnesia, entre otros síntomas.
“VIEJO IDIOTA”
A principios de marzo de ese año, fue internado en una institución mental privada. Allí, interrumpido su consumo de alcohol, mejoró y solicitó que lo dieran de baja y se trasladó a Château du Bosc, la residencia familiar. Sin embargo, tras algún tiempo puso rumbo de nuevo a París, donde comenzó a beber otra vez. Después se desplazó a la costa atlántica y se estableció en Burdeos durante el invierno, donde siguió pintando.
En agosto de 1901 en un complejo costero sufrió un infarto cerebral y fue trasladado a una propiedad de la familia en Malromé, no lejos de Burdeos. Entró en coma y el nueve de septiembre, el pintor falleció, antes de cumplir los 37.
Tras su muerte, un periódico recogió un rumor que se extendió en sus círculos parisinos. Según estos, cuando el padre del pintor, siempre excéntrico y ausente, acudió a visitarlo mientras convalecía en cama, se puso a matar moscas. Ante esta imagen, el pintor dijo sus últimas palabras antes de morir: “viejo idiota”.
Entre sus obras más famosas se encuentran “En el Moulin Rouge: el baile”, de 1890; “Moulin Rouge: La Goulue”, de 1891; “La Goulue en el Moulin Rouge”, de 1892; “Avril” y “Diván japonés”, de 1893; “Salón de la Rue des Moulins”, de 1894; “En el Moulin Rouge”, de 1895, y “Femme en Corset”, de 1896.
DESTACADOS:
+ Entre lienzos, acuarelas y carteles, Toulouse-Lautrec retrató la Belle Époque en París, el lugar en el que todos los artistas, escritores, filósofos y bohemios querían estar.
+ En 1891 recibió el encargo que le dio el empujón a la fama definitiva: el cartel del Moulin Rouge.
+ Toulouse-Lautrec murió tres meses antes de cumplir los 37 años, por complicaciones derivadas del alcoholismo y la sífilis que sufría.
Por Mateo Castillo EFE/Reportajes