2025, el año en que la comunidad se hizo presente en la cultura de Saltillo
Desde la protección de la Alameda Zaragoza hasta la exigencia de condiciones laborales dignas para los artistas, estos son algunos de los momentos donde los grupos, y no el individuo, destacaron
En octubre de este año falleció el actor Ozcar Castañeda Rada. Originario de Monclova, pero con una larga trayectoria sobre los escenarios de Saltillo, su legado no pasó desapercibido ni para el público, sus colegas y quienes se formaron bajo su guía. Por eso la comunidad, a través de casi mil firmas, solicitó a la Secretaría de Cultura de Coahuila que el Teatro de Cámara de la Casa de la Cultura de Saltillo llevara su nombre, y la institución aceptó.
Al mismo tiempo, las condiciones de su muerte reabrieron la conversación sobre la precariedad laboral, la falta de seguridad social y la informalidad que rodea a la práctica artística en México y el mundo, pero también en la ciudad y el estado. Y este momento resulta representativo del 2025, un año en el que la comunidad se hizo más presente en muchos ámbitos, con grandes éxitos y motivos para celebrar, pero también muchos pendientes por atender.
Enero, de hecho, inició en la incertidumbre. La nueva administración del Ayuntamiento de Saltillo llegó con gabinete incompleto, incluyendo entre los nombramientos pendientes a la persona titular del Instituto Municipal de Cultura. Se especuló que a cargo quedaría un perfil sin experiencia en el rubro, lo que preocupó a todos y tanto la comunidad artística como el público se posicionó al respecto en redes sociales y medios de comunicación, sobre todo cuando pasó casi un mes con el puesto vacante. Al final el alcalde Javier Díaz ratificó a Leticia Rodarte Rangel, una decisión que si bien no estuvo exenta de críticas, sí fue mayoritariamente bien recibida por el trabajo realizado el periodo previo.
Ese mismo mes se presentó al público el Catálogo de Artistas de Coahuila, una plataforma de la Secretaría de Cultura del estado. Este último se planteó como el primer paso para una herramienta de comunicación entre el gremio artístico, la institución y gestores, así como un enlace para mejorar la participación en el Consejo Ciudadano de Cultura. El registro se mantiene activo pero aún falta ampliar su alcance e implementación.
Durante la primera mitad del año el Centro Cultural La Besana continuó con su programa “Escena de Dos Ciudades”, realizado con el Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales de la Secretaría de Cultura de México, un ejercicio que sirvió como recordatorio de la cercanía que tenemos con Monterrey y las alianzas culturales que no siempre se aprovechan. En este mismo periodo también destacó la iniciativa de la Compañía de Ópera de Saltillo para tener conciertos mensuales, que se suma a los esfuerzos de la Orquesta Metropolitana de Saltillo y la Orquesta Filarmónica del Desierto para ofrecer actividad constante al público local.
En contraste, en marzo el gremio teatral de Coahuila se unió para exigir condiciones dignas para los artistas escénicos, así como adecuaciones al Teatro de la Ciudad “Fernando Soler” y la reapertura del Teatro de Cámara “Jesús Valdés”, que tenía más de un año en desuso. En respuesta a algunos de estos puntos, y ante la falta de recursos para accionar soluciones por cuenta propia, la Secretaría de Cultura entregó la administración del recinto al recién creado Patronato de Arte y Cultura A. C., que ha operado desde entonces en la opacidad y con poca o nula interacción con la comunidad artística del estado.
Esta relación de la Secretaría con particulares y la iniciativa privada continuó de forma más transparente y con resultados directos en la Feria Internacional del Libro Coahuila, que tuvo como patrocinadores a empresas como GM y BorgWarner, gracias a los cuales también fue posible que se llevara a cabo una extensión de este evento en Torreón, tan solo una semana después de que terminara la programación en Arteaga, compartiendo algunos de los eventos ya realizados en la región Sureste y llevando otros más nuevos a La Laguna. Algo similar ocurrió en la Muestra Estatal de Teatro en octubre, aunque esta vez solo con la gestión gubernamental y el apoyo de artistas en la Región Centro, pues llegó por primera ocasión a la ciudad de Monclova.
En julio llegaron los festivales —los pocos que quedan—. El municipio celebró la Fiesta Internacional de las Artes por el aniversario de Saltillo y el estado realizó la edición 29 del Festival Internacional de Guitarra de México. En el primero hubo gran participación de artistas locales y el segundo continuó su faceta formativa para con los nuevos guitarristas de la región.
Pero ese mes se dieron a conocer los planes del Ayuntamiento de Saltillo para “remodelar” la Alameda Zaragoza, un proyecto que fue recibido con mucha resistencia por parte de los saltillenses. Además de los comentarios en redes sociales también muchos colectivos se organizaron no solo para protestar, sino también para accionar, hacer arte, música y baile, para proteger a los árboles de este sitio y demostrar que es un espacio vivo; con necesidades, sí, pero que frente a otros parques y plazas de similar tamaño y relevancia para la zona no necesita una inversión tan gigantesca. Actualmente el proyecto sigue en fase de diagnóstico, sin un plan definitivo de intervención.
A lo largo del año otros colectivos como Fandango en el Desierto, la Panorámica Editorial, el Smial Dor-Lómin y el Festival de Blues Jazz del Desierto llenaron de arte a la ciudad, con sus propias manos, desde sus contextos y propuestas, pero esta movilización aún activa en defensa del corazón de Saltillo permanece como uno de los esfuerzos comunitarios más destacados del año.
Y mientras los artesanos siguen alzando la voz luego de que la Secretaría de Cultura comenzara a usar partes de la Casa del Artesano como estacionamiento y oficinas, estos momentos del 2025 nos acompañan rumbo al año nuevo para refrendar lo que se puede hacer cuando la gente se une y lo que aún falta por luchar.