Genio del sonido, hace 25 años murió Herbert von Karajan

Artes
/ 16 julio 2014

La imagen de Karajan como director de orquesta todopoderoso ha quedado algo anclada en el pasado.

Berlín, Alemania.- "Director de directores", "perfeccionista obsesivo" y "mago del sonido". Han pasado 25 años de su muerte, pero Herbert von Karajan todavía sigue siendo el referente del director de orquesta clásica. Aun cuando nuevas generaciones de músicos han tomado la batuta, como Barenboim, Jansons, Rattle o Dudamel, ningún otro maestro sigue recibiendo tantos elogios.

Los discos de Karajan siguen llenando las estanterías de las tiendas de música (hay más de 800 grabaciones en el catálogo). Con motivo del 25 aniversario de su muerte, las discográficas han lanzado ediciones especiales de CDs y DVDs para poder seguir admirando al director en acción. La Filarmónica de Berlín han colgado en la red grabaciones de conciertos y documentación.

En medio de todo el contexto multimedia y con la distancia de un cuarto de siglo, el director parece anticuado y moderno a la vez. En tiempos en los que los grandes de la música clásica se comercializan como estrellas pop y una diva como Anna Netrebko o un pianista magistral como Lang Lang aparecen en programas televisivos de entretenimiento de máxima audiencia, la imagen de Von Karajan, nacido en Salzburgo (Austria) en 1908, se define por una seriedad inusual.

Una imagen de estrella cuidada con esmero contribuyó a que Karajan resultase poderoso en sus actuaciones. Él hizo entrar la música clásica en la televisón y desarrolló junto con el fundador de Sony, Akio Morita, la técnica digital. La Filarmónica de Berlín ha colgado en el "Digital Concert Hall" sus actuaciones en directo y Daniel Barenboim gestiona su propia marca con sus grabaciones para descargar, algo que seguramente le habría gustado a Karajan.

Karajan no dejaba nada al azar, recuerda la publicista Julia Spinola en una antología (2008) sobre el estilo interpretativo del maestro. Obsesivo del control, que supervisaba el proceso musical completo desde el estudio hasta la comercialización, fue uno de los pioneros de la era multimedia. Produjo música muy mala, pero también grandes obras de música, apuntó Spinola.

Sin embargo, la imagen de Karajan como director de orquesta todopoderoso ha quedado algo anclada en el pasado. Sobre todo en comparación con alguien como Sir Simon Rattle, que cuando se presenta ante la Filarmónica de Berlín, surge un encuentro democrático entre iguales.

Entre los básicos que todo aficionado a la música clásica debería tener, los críticos siguen recomendando las grabaciones de Karajan de Sibelius o Beethoven. Pero también criticaron el "sonido cinescope" de Karajan, que va ligado a la época de posguerra. El filósofo Theodor W. Adorno habló de Karajan como "genio del milagro económico". La creencia de que existe un sonido ideal independientemente de cómo se intérprete la obra tocó la fibra sensible de los oyentes, según señaló en una biografía de Karajan el musicólogo Peter Uehling. Los sucesores de Karajan en el siglo XXI abogan por un estilo más clásico, menos amplificado.

Mientas las críticas a la forma de entender el sonido de Karajan sólo tenían eco entre los amantes de la música, la filiación al partido nacionalsocialista del músico sí que suscitó polémica. Karajan ya había entrado en el partido nazi cuando con 26 años fue ascendido en Aquisgrán a director de directores, el más joven jamás nombrado. Su proximidad a los nazis le ayudó en su carrera. En 1937 debutó con "Tristan e Isolda" en Viena y un año más tarde dirigió "Fidelio" en Berlín.

A los nazionalsocialistas les servía como contrafigura a los disidentes. Hermann Göring lo tomó bajo su égida y el régimen nazi, que hizo que directores de orquesta como Erich Kleiber, Fritz Busch u Otto Klemperer buscasen el exilio, ofreció a Karajan oportunidades para ascender. Años más tarde, intentó rebajar la importancia de su ingreso en el partido calificándolo de "pura formalidad" y requisito para aceptar el cargo en Aquisgrán. Debido a sus relaciones con los nazis, los aliados le prohibieron ejercer su oficio durante un año.

Decidió salir al extranjero, primero a Italia y posteriormente a Londres. Con el productor Walter Legge, fundador de la Philharmonia Orchestra para grabar discos, pulió el "sonido internacional" y en 1955, cuando asumió la dirección de la Filarmónica de Berlín como sucesor de Furtwängler, Karajan llegó a los más alto de su carrera. Permaneció en el cargo durante casi 35 años.

Siempre dando conciertos por el mundo, Viena, París, Milán o Salzburgo fueron escenarios en los que quizo brillar su batuta. Con su esposa Eliette aparecía además en la prensa del corazón. En 1989 llegó la disputa con la Filarmónica y Karajan se retiró a Anif, cerca de Salzburgo, donde murió el 16 de julio de 1989 de un infarto. Tenía 81 años.

Por Esteban Engel/DPA

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