Octavio Paz, un poeta inatrapable para fotógrafos y pintores
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Ni sus grandes amigos, sus conocidos o los fotógrafos de prensa lograron una imagen sin tener que insistir mucho o "robarla" al encontrarlo en una conferencia.
México, D.F..- Sí, existen cientos de fotografías del escritor mexicano Octavio Paz, pero pocos saben que la mayoría de ellas fueron captadas casi a escondidas, aprovechando su presencia en algún acto público, pues al Premio Nobel de Literatura 1990 no le gustaba ser retratado.
Ni sus grandes amigos, sus conocidos o los fotógrafos de prensa lograron una imagen sin tener que insistir mucho o "robarla" al encontrarlo en una conferencia, encuentro literario o presentación de libro.
"Era casi imposible", dijo a la agencia dpa la fotógrafa Paulina Lavista, que tuvo una amistad de más de 30 años con el autor de "El laberinto de la soledad" y sólo logró fotografiarlo una vez.
Para otros, como su gran amigo el pintor y escultor Juan Soriano (1920-2006), fue definitivamente imposible hacer un retrato de Octavio Paz.
Marek Keller, compañero sentimental del artista plástico, contó a dpa que Soriano nunca pudo explicarse por qué, si le tenía gran aprecio al poeta, nunca pudo atraparlo en uno de sus lienzos.
Cuando era coordinador del departamento de fotografía de la revista mexicana "Proceso", el fotógrafo Juan Miranda llamó por teléfono a Octavio Paz para proponerle hacer imágenes de su persona. Sin embargo, recuerda que el autor de "Piedra de sol" le respondió ríspido y casi grosero: "No soy una vedette para que me venga a fotografiar".
El relato de Miranda forma parte del libro "Octavio Paz, entre la imagen y el nombre", volumen dedicado a mostrar una parte de la iconografía fotográfica del poeta mexicano, coordinado y prologado por Rafael Vargas y editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México.
Miranda refiere que le insistió a Paz diciendo que también le estaba haciendo retratos a los principales intelectuales mexicanos. Sin embargo, el Premio Nobel terminó con la conversación diciendo que no tenía tiempo para esas cosas.
Poco tiempo más tarde, Miranda lograría captar fotografías en las que se ve devastado a Paz cuando acude a los funerales del escritor Juan Rulfo, el 8 de enero de 1986, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
Lavista recuerda a un Paz amable y cariñoso, pero complejo. La fotógrafa, que fue esposa del escritor Salvador Elizondo durante 37 años hasta el día de su muerte, en marzo del 2006, fue amiga de Helena Paz Garro, hija de Octavio y Elena Garro, por lo que el también diplomático mexicano tenía hacía ella cierta actitud paternal.
"A mí me costaba un poco comunicarme con él porque era muy especial. No le gustaba que le dijera maestro, me pedía que lo llamara simplemente Octavio", afirmó.
"Salvador (Elizondo) y yo fuimos a muchas cenas en su casa, ahí conocí a Julio Cortázar, por ejemplo. Paz publicó mis fotos en su revista 'Plural", relató la hija de Raúl Lavista, autor de un gran número de temas musicales para películas de la llamada "época de oro" del cine mexicano.
Una tarde de 1981, durante un encuentro entre Jorge Luis Borges, Octavio Paz y Salvador Elizondo en el Palacio de Minería de la capital mexicana, Paulina Lavista le dijo al poeta que en 30 años de conocerse nunca le había posado para una fotografía, a lo que él respondió: "Sólo una", dándole permiso para hacerlo en ese momento.
Así que ella sacó su cámara Hasselblad 6x6 y disparó al escritor, a quien hacía pocos días le habían quitado un yeso del brazo porque se había fracturado.
"Paz me intimidaba, por eso nunca le pedí una cita para hacerle una serie de retratos. Era un hombre de carácter fuerte y no le gustaban las conversaciones de temas banales, tontas".
"Yo me limitaba a fotografiarlo de lejos, a veces sonreía, pero la verdad es que no le gustaban mucho las fotos. Me posó una sola vez y es una de mis fotos más famosas. A él y a Marie Jo, su esposa, les gustó mucho. Al igual que con Jorge Luis Borges, sólo tuve una oportunidad".
Pero lo que más lamenta Lavista es no haber tenido la fotografía de Octavio Paz montando a caballo cuando se dio la oportunidad en una comida en Texcoco, cerca de la capital mexicana.
"Yo estaba tomando muchas fotos, y cuando se va a subir Octavio a un caballo, Salvador me dice: ¡Toma la foto, toma la foto! Yo me había quedado sin rollos. Fue horrible".
Una de las amistades más entrañables y duraderas que tuvo Paz fue Soriano. La fortaleza de esa relación, dijo a dpa Marek Keller, radicaba, entre muchas otras cosas, en que Paz le recordaba al artista la importancia de la libertad.
"Juan decía que entre sus amigos Octavio Paz era el más importante. Y es que Octavio nunca lo quiso influenciar sobre lo que tenía que hacer, no lo quería cambiar y esto era algo que Juan, con su personalidad rebelde, apreciaba mucho", dijo el ahora director de la Fundación Juan Soriano y Marek Keller.
"Juan hizo muchos retratos de sus amigos, de la gente que vivió cerca de él. Desgraciadamente nunca logró, y trató muchas veces, de hacer el retrato de Octavio Paz".
Por Miguel Ángel Ceballos/DPA