Búscate en el ‘anti-graffiti’ de Picuy Soto, el ‘ninja voyerista’
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El artista visual y urbano inauguró esta exposición en la Taberna El Cerdo de Babel, que desde dos vertientes explora la intervención y las relaciones humanas
Picuy Soto es un artista que crea desde el asombro, la exploración y la apertura. Como un niño ante la novedad, pero con la experiencia de quien ya conoce los claroscuros del mundo, plantea juegos de conversación y de creación.
Ahora como un “Ninja Voyerista”, el nombre de su más reciente exposición, aprovecha el espacio de la Taberna El Cerdo de Babel para presentar lo que llama “anti-graffiti”, así como una intervención de los muros que saca de los baños esas legendarias pintas que hablan de chismes, filosofías, sentencias y confesiones.
En entrevista con VANGUARDIA, el artista compartió que, a diferencia de sus últimas dos exposiciones, donde realizó exploraciones plásticas más inclinadas a la abstracción, aquí decidió trabajar su dibujo figurativo. Pero en lugar de tomar clases decidió irse a la calle y practicar registrando las escenas urbanas que considerara interesantes.
Su objetivo era hacer una bitácora de las personas que observaba, retratos desde el anonimato, sin consentimiento en muchas ocasiones. Dicha clandestinidad, que asocia con el voyerismo, es lo que llamó “anti-graffiti”, una forma de apropiarse del espacio sin marcarlo explícitamente.
“Me di cuenta que el carácter rápido de estos dibujos, donde capturas los rasgos significativos antes de que se mueva la persona me da una estética en específico. Eso lo empecé a publicar a manera de exposición”, explicó.
Sin embargo, el ejercicio detonó preguntas sobre el arte y la experiencia humana. “Me empezó a corroer la cabeza la pregunta de cuántas veces hemos sido parte de un poema, de un dibujo o un cuento. No soy el único ninja voyerista observando el entorno”, declaró.
La muestra sucede justo después de la exposición de Geroca “Paisajes de aquí y de allá”, a la cual fue reemplazando poco a poco durante las últimas semanas con su trabajo y con la cual comparte esa vena “voyerista”, pues el monero también retrata a la ciudad desde un bajo perfil, como un cronista irreverente y visual.
Del baño hacia afuera
A esta primera intención se suma una exploración extra que surgió luego de ser invitado a exponer en el bar, la cual inició como otro intento de apropiación e intervención, herencia del graffiti, y terminó en la obra que ahora puebla los muros del lugar.
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“Yo quería mi expo en los baños, pero [Sergio Castillo, socio del bar] me dijo que no puedo hacer eso porque en los baños hay recortes de artistas y apuntes de artistas de hace mucho, sería muy osado. Entonces en lugar de meter mi obra a los baños saqué los baños, por eso saqué frases que vi ahí, continúe conversaciones de lo que veía en los baños”, explicó.
De esta manera, las piezas hechas en su mayoría con acuarela son integradas al sitio como una obra singular, gracias a las pintas, frases, textos y demás mensajes que Picuy plasmó sobre la pared.
“Tenemos la responsabilidad de cambiar nuestro entorno, puedes hacerlo de muchas formas [...] pero en mi caso era solo dibujar, sentarme en silencio y dibujar. Me hizo darme cuenta que no soy el único en la ciudad, que las problemáticas las compartimos, los espacios los compartimos. No importa lo que hagas, cuánto valga, no importa cuánto vale si no lo compartes. Somos la ciudad”, concluyó.