Dancemos para encontrar el equilibrio: Chihuahua
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“Danzar para que la vida
continúe sobre la tierra,
… danzar o morir”
Mitología de la danza rarámuri.
Al noroeste de México, vestido por la sierra tarahumara, se encuentra el estado de mayor extensión territorial de nuestro país, con 67 municipios y casi cuatro millones de habitantes, la tierra de los rarámuri ha heredado una importante tradición en la Danza, albergando grupos y compañías, y en la formación profesional, la máxima casa de estudios ofrece una licenciatura en Danza, con dos opciones: Danza Folclórica Mexicana y Danza Contemporánea.
Danelia Reyes y Cynthia Aguilar, participan como enlaces del Consejo Nacional de Danza en el Estado de Chihuahua, al que definen como un estado de danza por naturaleza, de tradiciones y cultura, permeada por la danza folclórica y las danzas tradicionales, que está consolidando su alcance recientemente a partir del Festival Internacional Chihuahua y de la apertura de la Licenciatura por parte de la Universidad Autónoma de Chihuahua en 1999. Muchas academias han integrado también nuevos lenguajes que no eran tan comunes anteriormente, como la danza contemporánea, y han emergido además grupos independientes y colectivos, observándose cada vez más plataformas nuevas para la danza.
Al igual que el resto del país y del mundo, los espacios fueron cerrados conforme a las disposiciones sanitarias del semáforo rojo. Más de 64 espacios en la ciudad capital fueron afectados, muchos espacios independientes se perdieron; se suspendieron o pospusieron proyectos, tanto independientes como de la Secretaría de Cultura y el impacto en los agentes de la danza fue de gran magnitud.
Esta realidad impulsó una comunidad de danza más integrada, se establecieron más redes de comunicación y la convocatoria para firmar las demandas de reactivación económica para el sector generó una gran expectativa e interés, y una respuesta favorable de 811 firmantes, lo que abrió la oportunidad de diálogo interno entre los trabajadores de la danza, que tras varios intentos en el pasado, al fin pudieron verlo cristalizado, uniendo a un gremio en torno a preocupaciones comunes.
La Secretaría de Cultura ha mostrado una gran apertura y aceptación a las peticiones. El Consejo puntualiza las propuestas, las organiza y las plantea, lo que ha proporcionado agilidad a las acciones en torno a la campaña de reactivación.
Hasta el momento, se logró implementar el programa de espacios solidarios, la presentación de colectivos en diferentes municipios, se abrió una mesa de trabajo donde se discutieron las principales necesidades de la comunidad dancística y se llevó a cabo el censo de hacedores de la danza en Chihuahua. La Secretaría permanece abierta a que la comunidad entregue proyectos, de cara al nuevo año, ahora corresponde a los agentes, elaborarlos y presentarlos, para hacer efectivo este ofrecimiento, y para que los proyectos de danza inunden la programación de 2021.
El alcance de haber logrado el reconocimiento y el diálogo interno de los agentes de la danza con sus instituciones culturales, ha desembocado en una danza de Chihuahua más dinámica
Aún hay camino qué recorrer en aras de aumentar la vitalidad y presencia de todos los lenguajes y todas las posibilidades para la danza, todavía pueden integrarse más agentes de la danza chihuahuense que enriquezcan los grupos virtuales de diálogo con sus aportaciones, impulsar una participación más activa que abone a la acción desde la pluralidad.
En la voz de Cynthia Aguilar, “la Danza es experiencia y una forma más profunda de llegar al conocimiento, es por medio de las experiencias. Si la danza genera experiencia, pues dancemos, para generar conocimiento, para entrelazar empatías, abrirnos al otro, en estos tiempos que tanta falta hace, dancemos desde el corazón para sanar una sociedad que en estos momentos nos necesita en todos los aspectos: social, económico y político, porque la danza también es política. Dancemos para reactivar nuestra vida y sanar nuestros corazones. Dancemos para encontrar el equilibrio, entre el universo, la humanidad, la naturaleza”.
Por su parte Danelia concluye retomando la voz rarámuri: “Danzar para que la vida continúe sobre la tierra. Danzar o morir, renovarnos y seguir, avanzando juntos”.