Descubren en CDMX en una excavación del Templo Mayor la ofrenda más grande de estrellas de mar

Artes
/ 16 marzo 2022

Arqueólogos descubren una ofrenda con 164 estrellas de mar en una excavación del Templo Mayor, en el Centro Histórico de la CDMX. Este hallazgo es hasta ahora el más grande depósito de estrellas de mar, informó el INAH.

El INAH explica en un comunicado que la abundancia en esta ofrenda “la coloca como la de la mayor cantidad de estrellas de mar de todas las descubiertas en el antiguo Recinto Sagrado de Tenochtitlan”. “También representa un caso único de conservación de uno de estos equinodermos que, de manera similar a un fósil, preserva su forma casi intacta, pese el paso del tiempo”, añade el instituto.

En este sentido, el Instituto Nacional de Antropología e Historia detalló que entre los vestigios arqueológicos investigados desde 2019, a través del Proyecto Templo Mayor (PTM), están elaboradas ofrendas en las que los mexicas mezclaban elementos terrestres como una figurilla de copal y el cuerpo de un jaguar armado con un atlatl, propulsor de dardos, junto a organismos marinos: corales, peces globo, caracoles y estrellas de mar.

En este descubrimiento sobresale una estrella de mar de la especie Nidorellia armata, conocida como “chispas de chocolate”, que aún preserva la impronta de su forma y estructura interna.

Este histórico hallazgo fue en el edificio circular conocido como Cuauhxicalco a finales de 2021, por el arqueólogo Miguel Báez Pérez y el especialista Tomás Cruz Ruiz, considerado el más experimentado trabajador del PTM.

Esta ofrenda es una de las más grandes que hemos encontrado en el Templo Mayor, por lo que, hasta no explorar los 30 o 40 centímetros de profundidad que creemos nos faltan, es difícil saber su significado”, describió Báez Pérez.

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$!Arqueólogos hallan el más grande depósito de estrellas de mar descubierto, hasta ahora, en el Templo Mayor.Cuartoscuro/INAH

Los expertos creen que fue, tal vez, una de las primeras estrellas que los sacerdotes mexicas colocaron en la ofrenda, que al recibir el peso del jaguar y de todos los demás elementos provocó que se hundiera en lo que se piensa es una capa de fibra debajo de ella, que de alguna forma logró preservar la marca de su estructura interna. Esta situación es inusual, bebido a que los restos de las otras 163 estrellas de mar están dispersos, debido a la pérdida natural de su materia orgánica.

Por la ubicación de la ofrenda, que está en la sexta etapa constructiva del Templo Mayor, se sitúa en una fecha cercana al año 1500, durante la transición entre los reinados de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin.

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Miguel Báez Pérez y Tomás Cruz Ruiz explican en el comunicado del INAH que debido a la expansión militar de los mexicas en diversas partes de Mesoamérica se da la presencia en Tenochtitlan (Ciudad de México) de corales traídos del Golfo de México, estrellas de mar del océano Pacífico, y un jaguar hembra que pudo haber sido traído desde regiones lejanas como el Soconusco, territorio localizado entre lo que hoy es Chiapas y Guatemala.

Así mismo, precisa el comunicado que a partir de fuentes históricas, como la Matrícula de Tributos, y otros hallazgos previos, “los arqueólogos del PTM tienen claro que la ofrenda guarda relación con la guerra” por estar en “el costado sur del Templo Mayor, consagrado a Huitzilopochtli, dios de la guerra”.

$!Arqueólogos hallan el más grande depósito de estrellas de mar descubierto, hasta ahora, en el Templo Mayor.Cuartoscuro/INAH

Por su parte, Báez Pérez indica que desde su cosmovisión, “los mexicas relacionaban las estrellas de mar y los jaguares con el cielo nocturno y la noche”. “Buena parte de los pueblos mesoamericanos creían que el origen del mundo se ligaba al mar, por lo tanto, los organismos marinos eran tratados como reliquias. En el caso de los mexicas, su potencia militar les permitió traer miles de objetos marinos y recrear todo un ambiente acuático en la propia Tenochtitlan”, añade.

$!Arqueólogos hallan el más grande depósito de estrellas de mar descubierto, hasta ahora, en el Templo Mayor.Cuartoscuro/INAH

Los especialistas suponen que las 164 estrellas de mar de la Ofrenda 178 son de la especie conocida como Nidorellia armata, y debido a su forma se asemejan a los de los jaguares.

Bajo la mirada atenta de Tomás Cruz Ruiz, quien trabaja en el PTM desde la creación de este proyecto en 1978, cada uno de los fragmentos de las estrellas de mar son limpiados y almacenados para después llevarlos a laboratorio con el propósito de que reciban los tratamientos iniciales de conservación.

Es importante señalar que las estrellas de mar econtradas en el Templo Mayor es de un gran valor para los expertos de la UNAM, ya que a que en la actualidad los equinodermos han reducido su tamaño, debido tanto a la explotación humana como al calentamiento global. En la antigua capital tenochca se han llegado a encontrado estrellas de mar que llegaron a alcanzar hasta los 60 centímetros de largo entre punta y punta.

Por último, una de las estrellas de mar que fe encontrada por Báez Pérez y Cruz Ruiz aún sigue in situ y en las próximas semanas se va a analizar cuál es la mejor forma de retirarla en bloque buscando conservar el sedimento sobre el cual se descubrió, con el fin de mantener su forma y facilitar su estudio científico en laboratorio.

Con información de la Agencia EFE y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

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