Cuando Albert Camus publicó “Calígula” el texto partía de la figura del tirano romano pero se inspiraba en Hitler y la Segunda Guerra Mundial. 80 años después, cuando la compañía regiomontana Reap Films estrenó el público vio a su protagonista, el presidente Cayo, y pensó en Trump, pensó en AMLO, en Gortari y en muchos otros gobernantes, revelando la vigencia de una obra que ahora llega a Saltillo en medio de un panorama político y social tan cambiante como estático.
En el marco del programa “Escena de dos ciudades” que reúne montajes de teatro y danza de Saltillo y Monterrey en el Centro Cultural La Besana, esta obra dirigida por Emanuel Anguiano se presentará los días 19 y 20 de octubre, con una propuesta que cuestiona el poder desde muy distintos ángulos.
“También tenía el interés de hbalar sobre el poder, de cómo representarlo en escena, que literalmente proyectamos en el montaje y es el detonante de la propuesta. A estas alturas de nuestra realidad política todo lo que vemos fuera, en los medios, en el gobierno, la vida social, rebasa las maneras en que se puede representar lo que vemos en la escena”, comparte el director en entrevista con VANGUARDIA.
El proyecto inició en 2022 al ser recipiente de la beca Julián Guajardo para Jóvenes Directores y Directoras, que ofrece la Universidad Autónoma de Nuevo León y que estipula que se deben dirigir textos que en su momento el maestro llegó a poner en escena. En aquel momento la obra estaba protagonizada por el actor Gerardo Dávila, una decisión que Anguiano considera de por sí transgresora pues propone a un Calígula diferente al joven veinteañero, loco de poder, como se le suele retratar. Pero tras su fallecimiento, en noviembre de ese año, el montaje adquirió una nueva dimensión.
“Cuando enfrentamos la pérdida de nuestro compañero Gerardo Dávila el ejercicio se vuelca en sí mismo. Ante la pregunta de cómo continuar, si continuábamos, llegamos a la conclusión como equipo de trabajo de que no había que buscar la sustitución, y decidimos integrarlo como parte de la propuesta y al remitirme al texto encuentro esa respuesta ahí mismo. El personaje de Calígula tiene una pérdida al inicio de la puesta que detona un viaje a lo más hondo de su psique y sus motivos, y nosotros como equipo al enfrentar la pérdida de nuestro amigo, compañero y colega, decidimos buscar sentido de eso, a través de la obra, y así resignificamos nuestro acercamiento. Por eso decidimos no tapar el hueco, sino hacerlo evidente, y lo vamos a asumir desde los mismos integrantes que seguimos en el proyecto desde este plano”, explica.
Las actrices Rosy Rojas, Morena González, Teresa Medellín y Liliana Cruz, que ya formaban parte del equipo interpretando a personajes como los miembros del gabinete del presidente, ahora toman turnos para encarnar a Calígula.
“Actrices haciendo personajes masculinos implica que haya una representación del poder desde su propia mirada como mujeres. Ellas mismas lo comentaba en alguno de los ensayos, que era muy interesante y estaban contentas de poder encarnarlo porque es un personaje al cual no tendrían acceso de otra manera y por lo general buena parte de la dramaturgia clásica delimita estos grandes personajes complejos a roles masculinos y abrir esa ventana les permite incursionar en la psique de la dramaturgia internacional”, señala.
Anguiano menciona que reconocen la dificultad de retratar la totalidad de un tema tan complejo como lo es la realidad política del país, pero incluso esto se ve reflejado en ese ejercicio de pasar de una a otra actriz en cada acto, al igual que vemos pasar a los gobernantes por la silla presidencial, en un ciclo que en el México actual, con una mujer en el poder, nuevamente abre otra lectura a la obra.
“Estamos entrando en una nueva lectura de la obra, justo hay una línea en ella donde Calígula le dice en el último acto a Cesonia ‘¿qué creías, que iban a poner a una mujer en mi puesto?’ y totalmente conscientes que estábamos presentándola, la última vez que estuvo en escena fue en tiempos electorales, y definitivamente arroja más lecturas sobre donde estamos, qué es el poder y también deconstruir eso, porque muchas veces lo que nos ha mostrado la historia de la civilización y el poder en las diferentes civilizaciones es toda esta progresión, la idealización de una figura, luego la crítica, la decadencia, el exceso, la burla, hasta que eventualmente la imagen se revierte o son puestas en perspectiva y analizadas bajo otra óptica”, reflexiona.
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Tras presentarse en noviembre del año pasado en el Teatro Degollado de Guadalajara, como parte de la selección de la 43 Muestra Nacional de Teatro, ahora regresan a un espacio más íntimo como La Besana —en el programa realizado con el apoyo del Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales de la Secretaría de Cultura—, para llevar al público de Saltillo esta historia el 19 y 20 de octubre a las 19:00 horas. La entrada tiene un costo de 100 pesos.
