‘La Dama de Negro’: Suspenso que te acompaña hasta el final
Esta versión por Cuarta Pared sobre el clásico de Susan Hill llega a Foro Amapola con una propuesta llena de tensión para los amantes de estas experiencias
La Dama de Negro es una obra que casi no requiere presentación. Gracias a la producción de Rafael Perrín que año con año recorre el país, así como un par de adaptaciones fílmicas, la historia de un abogado británico que tienta su suerte frente a una maldición mortal es conocida por muchos, pero no por mí.
A pesar de su popularidad nunca había tenido la ocasión de ver la obra, hasta que ahora, Cuarta Pared Theatre Laboratory, produjo una versión hecha con talento local y la calidad que los caracteriza, que se estrenó este fin de semana en Foro Amapola.
Llegué a la tercera función así, sin esperar más que un par de sustos. La primera sorpresa me la dio Stepehen Mallatrat, quien adaptó al teatro la novela de Susan Hill, y que expone la anécdota como un flashback, cuando Arthur Kipps solicita la ayuda del actor John Morris para dramatizar su experiencia y así, de alguna forma, exorcizar el trauma que vivió años atrás.
Sin embargo, primerizo sobre la escena, Kipps se siente incapaz de interpretarse a sí mismo —así como de revivir desde esta perspectiva los hechos— y delega el rol a Morris, lo que lo deja a él para encarnar a todos los personajes secundarios de su aventura.
Vemos entonces al abogado y al actor —interpretados por Rafael Hernández y Armando Tenorio respectivamente; versátil uno y potente el otro en sus actuaciones, además— lidiar en las primeras escenas con los regaños al primero por no saber desenvolverse con seguridad sobre la escena y los gajes de un montaje teatral, que ofrecen incluso algunos guiños educativos sobre lo que pasa tras bambalinas al público, como una introducción amena y cómica en algunos casos —y que podría ser un tanto larga para quienes, como yo, estaban impacientes por que “la acción” comenzara, aunque al final vale la pena la espera—, que poco a poco se va tornando en una atmósfera tensa.
La dinámica entre escena y escena sigue este ciclo, donde primero vemos a abogado y actor hablar sobre la puesta y después representan un episodio de la trama. Desde el texto, pero también gracias a la dirección de Gabriel Neaves, estos saltos en la narrativa, que podrían acabar con el ambiente que van creando, no afectan en absoluto al ritmo, y aunque sí, hay un par de sustos, lo que acompaña al espectador es la sensación permanente de alerta.
La Dama de Negro es interpretada en alternancia por Alejandra Ugalde, Cecilia Vázquez, Tatiana Valdés o Perla Cerda. Es casi imposible determinar quién está en cuál función, pues el programa de mano no lo estipula y la actriz no sale a recibir el aplauso al final.
Uno se queda esperando que lo haga, que se muestre, que levante el velo y sonría al público y nos haga ver que no hay fantasma, que todo fue un truco, como parte del espectáculo. Pero no lo hace, y es inevitable preguntarse si en verdad no fuimos testigos de otra aparición más.
La iluminación, a cargo de Rodrigo González, a su vez productor de la obra, es parte fundamental de la generación de estas atmósferas, así como indicadora del cambio de escena y puede llegar a crear imágenes muy bellas, a falta de mejor palabra, entre la penumbra. Vale la pena advertir que, a pesar de lo atractivas que resulten para una fotografía, no hay que intentar capturarlas, pues nunca sabes cuándo está activo el flash del celular... pasó dos veces en la función del domingo. Una, lamentablemente, fue mi culpa.
Al teatro, al final de cuentas, se va a disfrutar de lo que sucede en vivo, y para compartir la experiencia no hay nada mejor que invitar a alguien más a acudir.
“La Dama de Negro” estará en funciones todos los viernes, sábados, y domingos hasta el 12 de diciembre en Foro Amapola, en punto de las 20:00 horas, con una experiencia hecha para quienes disfrutan del suspenso y pueden aguantar un par de sustos.