Las esculturas de da Vinci a 500 años de su muerte

Artes
/ 30 mayo 2019

El genio que lo fue todo no dejó tras de sí una obra escultórica. Algunos aseguran que esto se debió a un desdén por dicha técnica, pero los datos apuntan a que nunca logró los resultados deseados y por ello no terminó ninguna pieza

Como hombre del renacimiento Leonardo Da Vinci llevó los valores de su tiempo al límite y se convirtió en uno de los más destacados polímatas de la historia, dominando disciplinas tanto de las artes como de las ciencia.

El artista e inventor nacido en la comuna florentina de Vinci en 1452 comenzó sus estudios a los 14 años dentro del arte en el estudio de Andrea del Verrochio, quien era entonces uno de los principales artistas de la República de Florencia.

Su maestro, aunque también fue pintor, destacó mucho más como escultor —es autor de la estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni, considerada una obra maestra— y por ello sorprende que Da Vinci, con todo y su increíble trabajo en los campos de la pintura, la ingeniería, la filosofía, la biología y la física, entre otros, no se conserve ni una sola pieza escultórica.

Sin embargo existen menciones en sus notas y diarios sobre encargos de este tipo de obras, además de algunas piezas atribuidas a él, con controversiales discusiones en torno a si son efectivamente de su autoría.

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Caballo y jinete, ca 1508

A lo largo de su vida Leonardo trabajó en dos estatuas monumentales para Francesco Sforza, Duque de Milán, y su sucesor, Gian Giacomo Trivulzio que nunca pudo terminar. Gary M. Radke en su libro “Leonardo Da Vinci, el arte de la escultura” argumenta que esto se debió a que el genio estuvo muy involucrado con los dilemas de diseño que suponía hacer una estatua ecuestre con el caballo alzándose sobre sus patas traseras.

En contraste existe una obra que se le atribuyó en 1985 llamada simplemente “Caballo y jinete”, de 25 centímetros de alto, modelo en cera para una obra de mayor escala representando al gobernador francés de Milán, Charles D’Amboise, muerto en 1511, como una ofrenda funebre en la que su caballo tiene las patas traseras alzadas, símbolo de su descenso al inframundo.

Carlo Pedretti, historiador, fue quien hizo la atribución de la pieza cuyo vaciado en bronce fue presentado en 2012. Sin embargo, varios críticos de arte e historiadores han señalado que no existe la suficiente evidencia para decir que es de Da Vinci, quien supuestamente la heredó a su pupilo Francesco Melzi a su muerte en 1519, fecha de la cual se cumplieron 500 años este 2 de mayo.

La Virgen con el niño sonriente , ca 1465

Mucho más débil es el caso de esta pequeña estatua de terracota, conservada en la colección del London’s Victoria and Albert Museum, atribuida al maestro florentino por el historiador Francesco Caglioti.

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Según el profesor de la Universidad de Nápoles, en una entrevista con The Art Newspaper en febrero de este año, “existen miles de detalles que disipan todas las dudas sobre esta nueva atribución”.

Originalmente considerada de la autoría de Antonio Rosellino, los argumentos del investigador señalan que cuenta con similitudes al tratamiento de los gestos con los de la pintura de Leonardo “La Virgen y niño con Santa Anna” de 1503, así como con “La Anunciación” de 1472.

El escepticismo de otros estudiosos de la obra de Da Vinci ha señalado que estas comparaciones no son suficiente evidencia, pues mientras no exista una obra escultórica con la cual se le pueda emparejar fehacientemente cualquier otro esfuerzo similar es un argumento débil.

> Este mes, por su aniversario luctuoso la muestra ‘El Universo de Leonardo Da Vinci’ con 30 máquinas creadas por el artista florentino llegó a Cuernavaca, Morelos e itinerará por Ciudad de México, Mérida, Monterrey y Guadalajara.

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