Lo bueno y lo malo de la Feria Internacional del Libro Coahuila 2024
Terminó la edición 26 de la fiesta de las letras, una de las más importantes del norte de México, y estas son algunas de las impresiones que dejó su programación y oferta editorial
200 sellos editoriales, 253 actividades, cientos de personas trabajando durante 10 días para llevar a decenas de miles de coahuilenses un acercamiento a la literatura, el arte y la cultura, es lo que dejó en su edición 26 la Feria Internacional del Libro Coahuila 2024.
Con Canadá, Chihuahua y tres universidades de Texas como invitados de honor, este encuentro literario volvió del 13 al 22 de septiembre a su habitual sede en el Ciudad Universitaria de la UAdeC en Arteaga.
Tras su conclusión, en VANGUARDIA reflexionamos sobre su propuesta de este año, no en términos de bueno y malo —la cabeza del artículo solo es para llamar la atención—, sino de cómo se compara con ediciones previas, qué novedades hubo ahora, cómo se ha adaptado al poco presupuesto y qué falta por atender o recuperar.
Poco dinero, muchas líneas temáticas
El eje temático de esta ocasión se enmarcó en el Bicentenario de Coahuila y Texas, un periodo de unión entre ambos territorios que duró menos de dos años y una conmemoración que el Gobierno del Estado ha promovido fuertemente en su primer año de administración. A pesar de ello, la FILC contó solo con 4 millones y medio de pesos en presupuesto, casi la mitad de lo que llegó a ejercer antes de la pandemia. Y con esas condiciones la Secretaría de Cultura reportó una derrama económica de 20 millones de pesos.
Mientras tanto, otras actividades bajo el lema de “Otras formas de contar historias” exploraron con éxito expresiones culturales y científicas alternativas a la apuesta convencional de la feria, como el cine, los videojuegos, la robótica, los deportes, el anime y el manga y hasta los juegos de rol. Esto se ha convertido en una herencia de la edición 2019, que al tener como invitado a Japón se abrió a la cultura otaku, pero sin olvidar los avances que logró esa decisión nuevamente el público agradeció que se diversificara la programación.
Y entre las mesas de diálogo, conferencias y presentaciones de libro también estuvieron presentes otros temas como la violencia de género, la autoficción, el arte queer y los derechos de la comunidad LGBTQ+, lo gótico, la ciencia ficción y la fantasía en la literatura y los procesos creativos detrás de una obra literaria.
El eje temático en otras ediciones ha permeado mucho más en la propuesta, reflexiones e incluso la identidad de todo el encuentro literario, como sucedió en 2019 con “Migración e identidad”, “Mujer, literatura y sociedad” en 2021 o “Salud mental: arte, literatura y los laberintos de la mente” en 2023.
Invitados, precios y movilidad
Además de los autores invitados, como Garry Gottfriedson, Rosemary Sullivan e Ingrid Bejerman, de Canadá, destacó la participación de muchas autoras de talla internacional como Dolores Reyes, Gabriela Wiener, Juliana Javierre, Ana García Bergua, Jazmina Barrera y Liliana Blum además de otros mexicanos como Antonio Ramos Revillas, Hiram Ruvalcaba, Gibrán Portela, Gabriela Jáuregui, Julián Herbert, Mónica Dionne y Alberto Chimal.
Y si bien la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana trajo a importantes editoriales nacionales e internacionales —a las que se sumaron otras independientes—, los costos de los libros rara vez bajaban de los 250 o 300 pesos, dificultando su adquisición. A esto se sumó la reducción de las rutas de transporte público gestionadas por la FILC, aunque rara vez se ha reportado su utilización de forma masiva desde que el evento se mudó a Arteaga.
Jóvenes, como público y como equipo
Espectáculos como el del Capitán Noé Cavazos y “la Nave de los Encantados” y el show de “El principito” presentado por el Centro Cultural y de Bellas Artes Santa Anita, fueron algunos de los eventos que más disfrutaron los niños que asistieron a la feria. En total cerca de 20 mil estudiantes acudieron en visitas a la FILC, donde también se incorporaron a talleres en el área infantil.
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Y aunque el público disfrutó gratamente de eventos como las sesiones de Calabozos y Dragones, las exhibiciones de robótica, el torneo de Super Smash Bros y las pasarelas de cosplay, los más de 300 estudiantes del Cetis 48 y Cecytec de Arteaga que acudieron los 10 días a prestar su servicio social como guías y asistentes, su experiencia en algunas de las presentaciones y charlas a las que acudieron varió mucho. En el mejor de los casos conectaron con lo expuesto, sus temas o la personalidad de los ponentes, pero en el peor su desinterés derivó en cuchicheos y jugueteo que distrajo al público que sí estaba interesado en el evento.
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