‘Nos atraviesa la realidad tan fuerte que las ficciones no alcanzan’: Sayuri Navarro

Las grandes historias, esas que desde nuestra más temprana infancia han ido moldeando la realidad que percibimos y cómo la percibimos, alguien las eligió para nosotros. Algunas han caducado, aunque pueden seguir presentes, y otras mantienen su vigencia, pero entre todas siempre subyacen las narrativas personales, las que nacen de la riqueza que otorga cada vivencia particular y que, para algunos, es necesario poner sobre la escena para reapropiarnos de nuestra representación.

Esta es una de las venas que alimenta a la práctica artística de la actriz, performer, directora y dramaturga potosina Sayuri Navarro, quien hace unas semanas estuvo en Saltillo como jurado de la Muestra Estatal de Teatro Coahuila 2023, espacio en el que también impartió el taller de “Biodrama: Teatro de la Vida”, donde compartió con algunos creadores saltillenses su experiencia en la realización de este tipo de teatralidad.

“Las ficciones producen un mundo, nuestra manera de habitar, de relacionarnos, de ser. Entonces por eso analizamos la importancia de contar nuestra propia historia para abrir el mundo a que también existimos de muchas otras formas y no estamos homogeneizados”, explicó la creadora en entrevista con VANGUARDIA respecto a la dinámica que manejaron en el taller.

“Porque una de las cosas que busca el patriarcado, el sistema, el capitalismo, es homogeneizarnos, porque así es más fácil controlarnos, en cambio, cuando nos diversificamos estamos en movimiento y el control es más difícil”, agregó, “también la posibilidad de contar nuevas narrativas que nos ofrezcan una nueva manera de pensar, habitar, relacionarnos, en el mundo”.

Algunas de las herramientas y dispositivos que compartió con los asistentes, como el distanciamiento brechtiano, la performatividad y el ritual, permiten a dichos creadores comprender de una manera más cabal sus procesos, sus personajes y los contextos en los que se inscriben esas historias, sus historias.

“Todes estábamos haciendo esta reflexión conjunta no solamente sobre lo que ponemos en escena sino también sobre cómo nos relacionamos con ello desde nuestra propia vida [...] Y cada creador tenía su propia manera de hacer teatro y quedamos de acuerdo que no hay como un tipo de teatro que se tenga que hacer, lo importante es saber qué quiere decir cada quien, buscar la voz personal y que ellos puedan expresar eso”, señaló.

Estas herramientas las aplicó para la obra “Zurdo”, que formó parte de la 42 Muestra Nacional de Teatro en Torreón –ahora forma parte de la Dirección Artística de la edición 43, con sede en Jalisco– y se presentó en Parras de la Fuente como parte del Festival de Monólogos 2023.

El montaje parte de la historia del actor Francisco Morán, su relación con el teatro mismo y con su papá, así como la dimensión que adquiere esta relación al momento de que él se convierte en padre. El resultado, producto de un laboratorio que duró un año, es una experiencia conmovedora y tierna que expande su compasión más allá del personaje real en escena.

“Esto está empapado por la idea de que queremos sanar y ser mejores versiones de nosotros mismos, sin ser aleccionadores, desde esta idea de entender, así como tratamos de entender los textos dramáticos, igual tratar de entender qué pasa con estos personajes reales, que somos nosotros mismos, y hacia dónde queremos que vayan”, compartió sobre parte del proceso para realizarla.

Si bien dichos procesos pueden tener similitudes con la terapia psicológica ella aclara que su intención no es competir o reemplazarla, pero sí encuentra “un nivel de sanación” en el teatro.

“A mí me ha pasado, cuando empecé a hacer teatro comunitario, quería compartir esta posibilidad de conocerme a mí misma a un nivel profundo y entender mucho más de mi propia narrativa, y que soy la dueña de esa narrativa, que yo la puedo construir”, compartió.

Asimismo, reconoce que el biodrama es una práctica que le precede, pero sobre todo es algo que mucha gente ha trabajado en Latinoamérica, pues acá “nos atraviesa la realidad tan fuerte que las ficciones no alcanzan y no están al nivel de la realidad que se vive. Entonces es necesario poner en juego lo real y preguntarnos qué es lo real, porque muchas de las cosas que damos por hecho están construidas de manera ficcional, aunque las vemos en la vida diaria como una realidad”.

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Y con todo y su predilección por este tipo de teatro posdramático, Navarro no se desprende de otras teatralidades. De hecho ya prepara el montaje de la obra “La cascarita” de Janil Yumil Uc Tun, ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2022, que se co-producirá entre el Centro Cultural Helénico y la Compañía Nacional de Teatro, a estrenarse el 13 de octubre próximo.

“Alguna vez un amigo en un taller de teatro expandido dijo: ‘yo estaría super triste si me dijeran en este momento que el teatro tradicional se cancela’. Creo que la idea de pensar en otras formas, que ni siquiera son tan nuevas, para imaginar el teatro, no tiene que ver con cancelar nada, sino con expandir, con hacer más grande el espacio, y sería horrible y sería incoherente de mi parte pensar en algo así”, expresó al respecto de la diversidad de teatralidades y de expresiones creativas que hay en el país actualmente.

“Claro que siempre voy a pensar cuáles son sus puntos de referencia hacia lo real, porque para mí es muy importante el marco político, de lo real, donde estamos habitando, dónde vamos a insertar esa ficción. Es importante repensarnos eso porque hay una ética y una responsabilidad sobre las ficciones que ponemos en escena”, y concluyó, “yo prefiero representar un tiempo más abierto, más empático, donde haya espacio para todas y todos”.