‘Radio Piporro y los Nietos de Don Eulalio’, una obra sobre la cultura norestense

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La puesta en escena aborda desde la comicidad elementos de la cultura norestense, así como la violencia que se vive en esta parte del país
Víctor y Roberto dicen ser los nietos de el ícono norteño por excelencia, el compositor, poeta y “dios del norte”, el señor Eulalio González, El Piporro. Desde Perros Bravos Nuevo León los dos primos comparten un programa de radio “Radio Piporro”, donde van contando los mitos que rodean al rey del taconazo, haciendo uso de su imaginación que crece con el alcohol.
Así es como se desarrolla la trama de la puesta en escena “Radio Piporro y los nietos de Don Eulalio”, de la Compañía de teatro regiomontana “La Canavaty”, con las actuaciones de Roberto Cazares y Víctor Hernández (quien también es el director de la obra). La cual fue presentada en el Teatro de la Ciudad el lunes 25, como parte de la Fiesta Internacional de las Artes, justo el día del aniversario de Saltillo.
Con unas botas norteñas y una inconfundible chamarra vaquera, Víctor inicia contando la historia de la familia del personaje idolatrado, El Piporro, entretejiendo historias hasta que llega a la fundación de Monterrey y de Saltillo, hace ya más de cuatro siglos.

Alberto del Canto y Diego Montemayor figuran entre el viaje de estos dos locutores, donde se entreteje la ficción y algunos destellos de la historia de Nuevo León, los cuales giran en torno a la identidad norteña tocando temas muy fuertes, de los que dicen “nadie quiere hablar”.
Por ejemplo, Diego Montemayor llega hasta Radio Piporro para reflejar la violencia y el feminicidio, quien fuera uno de los fundadores de Saltillo y Monterrey mató a su esposa luego de enterarse que tenía un romance con su compañero de aventuras, Alberto del Canto. “Desde allí somos unos feminicidas”, dice uno de los diálogos de la obra.
A partir de un humor franco, voz ronca y utilizando modismos norteños, los actores ponen sobre la mesa problemas como el machismo, la violencia, inseguridad, migración, hasta temas actuales como la falta de agua en Nuevo León. “Para qué queremos agua si nos bañamos con cerveza y armamos la carnita asada”, dice Roberto mientras se tira una lata de cerveza sobre el cabello.
Celso Piña, el culto al niño Fidencio, el Chupacabras, la música norteña, la carne asada y otros elementos arraigados a la identidad norteña, tienen un espacio en la obra que en parte está inspirada en las experiencias e historias del abuelo de Víctor Hernández, director , actor y autor de la obra.

“En una ocasión mi abuelo me esperó sentado junto a su radio con una botella de tequila, ese día hablamos de todas sus vivencias, experiencias como migrante en Estados Unidos, y esa fue la primera vez que vi a mi abuelo sonreír, un señor que nunca hablaba, que nunca me dijo de donde venia, cuales son mis raíces. Pero ese día escuchó a su ídolo (el piporro) y lo escuche cantar, bailar taconazo y contar historias”, dijo al finalizar la función el dramaturgo.
Una metaficción histórica, así definen los actores la obra donde se entreteje un relato para mostrar desde un lado cómico la cultura popular del norte, arraigada a una historia de violencia e injusticias desde la fundación de las primeras villas que dieron paso a las grandes ciudades que conocemos ahora, como Monterrey.
La puesta en escena que dura poco más de dos horas y media, forma parte del Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec: Teatro y Espacios Independientes 2022.