Viva la Feria del libro
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Felicidades a la FIL del Zócalo. Olvídese de la del ITESM en Nuevo León.
Fuimos a ella el año pasado. Coincidimos con muchos amigos. Algunos de ellos ahora ausentes de lo físico, jamás de lo emotivo.
En cada una de las enormes carpas, el publico copioso. Las ventas de los libros. La oportunidad de conocer a los autores.
Músicos, gente común, optimistas y desinteresados de la vida, en la Feria del Libro del Zócalo del 7 al 16 de octubre, en la ciudad de México, son llevados como arena en una playa.
Las editoriales, muchas de ellas emergentes, algunas otras sólidas, parte de emporios literarios, fusiones y absorbimientos de carteras de plumas de carácter.
Cada uno de los indicadores de las versiones anteriores se van rompiendo. Un libro es alegría. Eso lo entienden los transeúntes. Comparan, compran y llevan sus listas para lectura obligatoria.
Carlos Martínez Rentería recibe homenaje póstumo a su trayectoria autodestructiva y contracultural. En una de las multitudinarias presentaciones, el poeta kosovar, refugiado en México, Xhevdet Bajraj, podrá ser recordado también.
Los eventos también cuentan con sus sedes alternas. Así se acostumbran los profesionales de la pluma. Muchos huyen a la Cantina La Nueva Don León. Al tío Pepe o a la sobrevaluada La Opera, donde Marcelo Ebrard atendió al presidente boliviano Evo Morales.
Felicidades a la FIL del Zócalo. Olvídese de la del ITESM en Nuevo León.