‘Bayoneta’, mucha fuerza, poca técnica
La cinta basada en la historia del boxeador mexicano pretende ser un ‘tour de force’ para Luis Gerardo Méndez, pero se queda a medias de sus enormes expectativas
Una cinta nos brinda las herramientas necesarias para hablar de ella. No hace falta ser ningún estudioso del cine. Creo firmemente que cualquier película debe poder ser apreciada por cualquier persona; el arte es universal o debe aspirar a serlo. En la pantalla grande son piezas de imagen y sonido que buscan hacernos sentir algo. ¿Qué y cómo?, debemos preguntarnos. “Bayoneta”, por ejemplo, puede querer conmovernos y quizá hacernos reflexionar con un drama desgarrador de un personaje atormentado. Lanza duro sus ganchos derechos con un gran protagonista y un cuidado trabajo de cámara. Es un filme que busca el knockout y arranca muy bien para conseguirlo, pero rumbo al tercer round ya se le nota cansado y aunque su desempeño es digno de admirarse, sabemos que no ganará la pelea ni ocurrirá ningún milagro extraordinario. El problema está en el “cómo”, pues si bien la otra pregunta carga la fuerza de una buena idea, es en su ejecución donde se nos cae un tanto.
La cinta cuenta la historia de Miguel “Bayoneta” Galíndez (Luis Gerardo Méndez) un boxeador originario de Tijuana, cuya carrera ascendente se ve truncada por un trágico evento. Ahora vive con su exentrenador (Brontis Jodorowsky) en Finlandia, entrenando a otros boxeadores. Bayoneta se la pasa tomando aquí y allá, triste e incapaz de regresar a México con su mujer e hija, a quienes abandonó. Los fantasmas del pasado lo persiguen y mientras lucha por ganarse la vida, diversos eventos lo llevan a buscar un regreso en el ring. No sabe bien si tendrá lo que hace falta para enfrentarse a otro peleador, sus años de gloria ya quedaron atrás. Su vida va entre un finlandés que está dispuesto a apoyarlo, un entrenador que todavía le tiene fe pero no sabe bien a bien cómo sacarlo adelante y una madre soltera que quizá ofrezca una posibilidad de redención.
“Bayoneta” no es una mala película. Se trata del tercer largometraje del mexicano Kyzza Terrazas y sus ambiciones son grandes y hasta arriesgadas. Es la vida de un boxeador mexicano, pero no transcurre en México, pasamos poco tiempo con él en el ring y más viéndolo tomar y deprimirse. Es un estudio de personaje, busca meternos en la intimidad de su protagonista, pero no como una trama lineal de los hechos, sino ubicada un punto posterior, después de la tragedia. Para hacerlo todavía más difícil, hay pocos flashbacks durante la mayoría del filme, nosotros debemos adivinar y entender al personaje en presente, sólo con sus acciones.
En este sentido, el trabajo depende enteramente del guion y de su actor principal. La estrella es Luis Gerardo Méndez y si bien hace un trabajo comprometido y muy entregado, está lejos de sorprendernos. Merece todas las ovaciones por buscar salir de su zona de confort y sin duda va por un buen camino. Si sigue por él, pronto nos dejará con la boca abierta.
Con el guion ocurre más o menos lo mismo. Escrito por Rodrigo Márquez-Tizano y Kyzza Terrazas, tiene ideas interesantes y una manera bastante buena para sortearlas, pero no logra el fuerte impacto que pretende. Y el problema está en la fuerza, porque, sin duda, carga mucho corazón. Volviendo a las obvias metáforas boxísticas: un deportista se puede entregar con mucha pasión a su disciplina, pero a final de cuentas lo que importa es ganar y si bien es un aspecto importante tener el temple, sin velocidad y habilidad no se logra el objetivo. Como dije al principio, los hechos que ocurren con imágenes y sonido en la pantalla de un cine, están para hacernos sentir cosas. Ver a un boxeador triste en un entorno melancólico y frío, dice algo. Si viéramos una foto así, la imagen por sí sola tiene un mensaje, pero pronto nos preguntaríamos quién es y por qué está ahí.
No estoy muy seguro si parte del problema sea la falta de contexto por gran parte de la trama, creo que es una cuestión más simple.
Los días de Bayoneta transcurren monótonos y lentos, de forma intencional, asumo, para darnos a entender el tedio y carácter que lo embargan. Pero no logran definirnos bien a quién estamos viendo, cuáles son sus motivaciones y por qué deberían importarnos.
Suena un tanto ambiguo lo que digo y el cine también es una cuestión de perspectivas, no lo niego. Pero durante el primer gran flashback de la cinta logré entender lo que pasaba y así este trabajo me otorgó la herramienta necesaria para ejemplificar bien el error de una historia que, ciertamente, no era mala y tenía mucho que ofrecer. En dicho flashback vemos a la hija del protagonista en una bicicleta, por las calles de Tijuana, mientras suena una canción norteña, hasta que llega a la pared de un viejo restaurante donde comía con su padre, la cual está llena de agujeros de balas.
Es una imagen poderosa, poética y visualmente bella. Pero no encaja en lo que vemos. ¿Por qué? Segundos antes, vemos al protagonista hablando por teléfono con su hija, quien habla con la voz quebrada. Hablan de dicho restaurante y ella le dice que lo cerraron, que hubo una balacera. Esa escena ilustra perfecto el mensaje: la distancia entre padre e hija, el paso del tiempo y las circunstancias difíciles para ambos. Es simple sencilla y clara. Que momentos después entre un flashback que no sólo redunda en lo mismo, sino que nos saca de todo el lugar, contexto y emoción en donde estábamos, es injustificable.
Existe porque la filmaron bien, pero no funciona en la historia. Bien, podríamos decir que algo similar ocurre con el resto de la película. Es como ver sólo el flashback de la bicicleta: es bonito, interesante, pero nos falta que las piezas encajen, que el rompecabezas se arme completo.
A veces cuesta trabajo explicar por qué una película nos hace sentir lo que sentimos. Es fácil decir que está “buena” o “mala”, porque eso es lo que nos dicen las entrañas. Lo complicado es tratar de explicar por qué es una u otra. Sí, el cine es una experiencia emocional más que nada: las imágenes están ahí para remover nuestro interior. “Bayoneta” no es una mala película, pero tampoco es extraordinaria. Le falta algo y ese “algo” quizá sea una cuestión particular. No creo que sea una mala opción y es una propuesta interesante para el cine mexicano. Si vamos a cerrar con otra mención deportiva, digamos que obtiene la medalla de bronce. Merece reconocimiento, pero no es la mejor.
EL DATO
> Director: Kyzza Terrazas
> Elenco: Luis Gerardo Méndez, Brontis Jodorowsky, Miriam Balderas, Laura Birn, Jarmo Esko, Harrison Jones, Joonas Saartamo
> Género: Drama
> Clasificación: B15
> Duración: 101 minutos
Calificación 7.5 de diez
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