‘Black Mirror’: Cuando la tecnología nos supere…
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Desde el año pasado comenté lo grandiosa que me pareció “Black Mirror”, y no solo a mí, sino a la crítica y a la audiencia en general. Sus dos primeras temporadas me dejaron con el ojo cuadrado porque se notaba la pasión puesta en cada una de estas historias. “Black Mirror” no es la típica serie que sigue una misma trama y que busca alargarla el mayor tiempo posible. Se trata de pequeñas joyas de la ciencia ficción, tratadas con una elegancia y un compromiso tremendos.
Después del éxito alcanzado por esta serie británica –creada por Charlie Brooker, muy conocido en Inglaterra– con sus dos entregas primeras, Netflix se quiso subir al barco, y con la influencia que posee en la industria del entretenimiento actual, no le fue difícil hacerse con una rebanada del pastel. Por supuesto, gran parte del éxito inicial le correspondió al sitio de streaming, ya que gracias a éste, “Black Mirror” conquistó a las audiencias en diferentes rincones del mundo.
El miedo, claro, era que al entrar Netflix al negocio, la serie perdiera encanto y sobre todo, abandonara esa perfección en los detalles de las primeras entregas.
Bueno, pues creo que los fans de “Black Mirror” podremos dormir tranquilos. No gracias a la paranoia tecnológica que se nos retrata en los seis nuevos episodios, sino al buen resultado de esta dupla de trabajo.
La tercera temporada es bastante ingeniosa y está excelentemente realizada. Por supuesto, hay capítulos mejores que otros, pero en general, todos merecen el aplauso de los seguidores. Sigue, como desde el inicio, esa premisa de situar a la tecnología como el arma de dos filos para la sociedad contemporánea, y a sus productores les gustó la comparación con “La Dimensión Desconocida”, porque ahora hasta ellos mismos la llaman la “Twilight Zone” de la era moderna.
No voy a detenerme en cada uno de los episodios para no arruinarles la sorpresa. Solamente les diré que cada uno conserva ese giro singular y único de las anteriores temporadas, y que incluso en esta ocasión Charlie Brooker va más allá, al mostrar en un capítulo aspectos más profundos de los sentimientos humanos.
Nada más como introducción, el primer episodio nos lleva a un mundo futurista dominado por las redes sociales. Y digo dominado literalmente, pues en esta distopía dirigida por Joe Wright (“Anna Karenina”, “Expiación, deseo y pecado”, “Orgullo y Prejuicio”), las redes sociales representan un nuevo orden social donde las apariencias –ahora sí– tienen un valor nominal. La calificación que se le otorga a cada persona decidirá su vida: su trabajo, su vivienda y hasta sus relaciones personales. ¿Estamos lejos de esta realidad? Por eso digo, “Black Mirror” es la más pura ciencia ficción de los tiempos actuales. ¡Por favor, por favor! No se la pierdan.
Mi calificación: 95 de 100. Mi Twitter: @CalladitaR