Camerata de Coahuila presenta un ‘Don Giovanni’ vigente, clásico y con frescura contemporánea
El montaje a cargo de la Camerata de Coahuila, que se presentó este fin de semana en el Teatro Nazas de Torreón, entregó un espectáculo que supo equilibrar la vigencia de sus temas, la época en que se realizó la obra y el contexto en el que llega a escena
Revitalizar un clásico siempre es un reto para las artes escénicas; montar frente a una audiencia contemporánea una historia que se creó 100, 200 o 500 años atrás no puede recaer solo en su valor histórico inherente, sino que debe entregar mucho más.
Esto es lo que la Camerata de Coahuila realizó el fin de semana con la presentación de la ópera “Don Giovanni”, joya del repertorio de Wolfgang Amadeus Mozart, la cual llegó al Teatro Nazas de Torreón bajo la dirección concertante de Ramón Shade y la dirección escénica de César Piña.
Esta comedia dramática, sobre un “bribón” italiano que engatusa a mil mujeres a costa de sus sentimientos e integridad, e incluso la vida de quien se interponga en su camino reafirmó la indiscutible calidad musical del conjunto, así como de los intérpretes participantes, pero sobre todo destacó por la puesta, que se apoyó en su diseño escenográfico para plantear un espectáculo dinámico, entretenido y que se sale de lo tradicional sin chocar con la esencia de su fuente.
Esto fue posible gracias al trabajo conjunto de la dirección, así como el diseño de escenografía de Miguel Moreno, el diseño de vestuario de Andrea Larios, el diseño de iluminación de Ismael Carrasco, el videomapping de Leobardo Márquez, la coreografía de Hugo de Niz, y la producción de Patricia Rueda.
El elenco fue liderado por Armando Piña, como Don Giovannni, junto a su fiel Leoporello, interpretado por Rodrigo Urrutia, así como Leticia de Altamirano (Donna Anna), Edgar Villalva (Don Ottavio), Marcela Chacón (Donna Elvira), Anabel de la Mora (Zerlina), Esteban Baltazar (Massetto) y José Luis Reynoso (Il Comendatore), acompañados por el Coro del Instituto de Música de Coahuila, dirigido por Luz Alicia Ávila.
Los círculos al cielo o al infierno
A nivel visual la obra entrega imágenes bellas e impactantes. La plataforma circular que domina el escenario propicia una utilización del espacio simétrica durante la mayoría de las escenas. En sus peldaños se posan dos aros, los cuales esconden unos velos semitransparentes que son utilizados para generar más espacios a través del videomapping, pero cuando no son utilizados las cuerdas que los atan unen el arriba con el abajo y se mantienen presentes durante la obra como columnas que enmarcan diversas acciones.
Estos elementos: la plataforma, los velos y el videomapping, permiten hacer más con poco, y crean atmósferas que, sin utilizar símbolos específicos —salvo una luna, unas llamas y un jardín—, apoyan la interpretación y refuerzan las emociones en escena, aunque los aros, al sobresalir en los peldaños donde descansan, pueden llegar a entorpecer el desplazamiento de los artistas.
Emociones más allá del lenguaje
Aunque el montaje cuenta con un supertitulaje que en ocasiones se desfasó con la acción, el trabajo de los intérpretes llega a ser tan honesto e intenso en algunas ocasiones que no es necesario leer o entender italiano para comprender la dimensión de la pasión que están expresando.
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Piña, logra transmitir el carisma malicioso y el cinismo de Don Giovanni -quien bien podría ser llamado violador o acosador en nuestros tiempos, y que recibe merecido destino- con fuerza y presencia sobre la escena. Destaca también el humor sarcástico de Urrutia como Leoporello y la pasión y conflicto de Chacón como Donna Elvira, además de que resultó muy disfrutable la química entre Zerlina y Massetto, a cargo de Dela Mora y Baltazar, sin mencionar la potencia de Reynoso.
Vestuario atemporal, obra vigente
Todo esto se suma al diseño de vestuario, el cual entrega guiños a un pasado general, sin que propiamente sea “de época”, lo que ofrece una frescura visual al poder plantear prendas menos preocupadas por ser históricamente correctas y más apropiadas para el personaje que las usa.
Realizada con apoyo del programa EFIARTES, la ópera “Don Giovanni” entregó un espectáculo impactante a nivel visual y con un elenco capaz de transmitir el humor y el drama de un texto con más de 400 años de existencia.
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