Cuarenta años sin Grace Kelly, la icónica princesa de Mónaco
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Hoy se cumplen 40 años de la trágica muerte de Grace Kelly tras un fatal accidente junto a su hija Estefanía, cuando el auto que conducía derrapó en una curva de la Riviera francesa y calló por un barranco.
Actriz oscarizada, había renunciado a una carrera fulgurante en el cine para representar el papel de su vida: el de princesa de Mónaco, por el que siempre será recordada. Bellísima, artífice de los mejores años que pudo conocer el Principado, su muerte a los 52 años encumbró el mito.
EL FATAL ACCIDENTE
Todo ocurrió la mañana del 13 de septiembre de 1982, cuando la princesa y su hija Estefanía, de 17 años, que habían pasado la noche en la residencia estival de la familia en Roc Agel (Francia), deciden regresar a Mónaco.
Grace conduce el vehículo, un Rover 3.500, que en una de las muchas y complicadas curvas de la carretera, pierde la trayectoria y cae por un barranco de 40 metros tras dar varias vueltas de campana. Atrapadas en el interior, quedan: la princesa Estefanía que, ayudada por un labriego, logra salir por la puerta del conductor, y su madre, que malherida, permanece inconsciente en el asiento posterior, de donde tuvo que ser rescatada.
Hasta el momento nada hace presagiar el triste final. Pero ya en el hospital, Grace sufre una hemorragia que le produce la muerte cerebral. La familia tiene que tomar entonces la difícil decisión de desenchufarla, y la princesa muere la noche del 14 de septiembre de 1982.
En el documental “Elle s’appelait Grace Kelly” (2020), se dice que sus últimas palabras fueron “I’m sorry”, dirigidas a su hija Estefanía.
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Cuatro días más tarde tuvo lugar el funeral de Estado, al que no acudió Estefanía, quien, con lesiones leves, continuaba ingresada. El evento congregó, sin embargo, a lo más granado del panorama social del momento: Fabiola de Bélgica, Farah Diba, Danielle Mitterrand, Nacy Reagan o la misma Lady Di, ajena ésta a lo que le depararía el futuro.
Tampoco faltaron compañeros de escena de la princesa, como Gary Grant o Frank Sinatra. James Stewart habló en el funeral. “La quería”, dijo, “no porque fuera actriz, princesa o mi amiga, sino porque era una de las personas más entrañables que he conocido”.
RUMORES
La muerte sumió a la familia monegasca en una profunda tristeza. A pesar de que el matrimonio no atravesaba sus mejores momentos (ella pasaba largas temporadas en el apartamento que los Grimaldi poseían en la elegante Av. Foch, de París), dicen que el príncipe Rainiero nunca lo superó, y cuando él murió, en 2005, pidió que le enterrasen junto a su mujer en la catedral.
Por otra parte, el trágico final de la actriz convertida en princesa dio paso a todo tipo de rumores sobre las causas que rodearon su muerte, y que iban desde el exceso de velocidad hasta un leve desmayo mientras conducía, pasando por la manipulación de los frenos por la mafia.
Según los médicos, la princesa pudo sufrir un accidente vascular antes de perder el control del vehículo, de hecho, Grace llevaba un tiempo sufriendo fuertes migrañas. Pero lo cierto es que nunca se realizó autopsia y la única verdad es que ni ella ni su hija llevaban puesto el cinturón de seguridad cuando el vehículo derrapó.
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El rumor más insistente fue, sin embargo, el de que el coche fuera conducido por la propia Estefanía, -17 años y sin licencia- quien durante años tuvo que compaginar la pérdida de su madre con la acusación de ser ella quien la mató.
Cansada de ello, concedió en 2002 una entrevista a “Paris Match” en la que negaba tajantemente ese extremo, a la vez que aseguraba que hizo lo que estuvo en su mano para evitar el accidente, como accionar la posición de estacionamiento de la caja de cambios del coche. “Si mi madre confundió el acelerador con el freno es algo que no sé. Pero yo no conducía”, aseguró.
Y MÓNACO SE PARÓ
Pero la pérdida de la princesa Grace no sólo dejó una familia maltrecha. El principado, que había llegado a convertirse en el foco de la jet set internacional, dejó de atraer famosos para comenzar su declive y vivir de la leyenda que fue.
Carolina salvó durante años con nota el reto de devolver a Mónaco el sitio que durante años ocupó en el mapa, pero lejos de lo que su madre consiguió.
Eventos sociales como el sofisticado “Baile de la Rosa”, una tradición filantrópica que comenzó en 1954, sigue conservando, sin embargo, el sello de su creadora y parece que será por mucho tiempo, a juzgar por el testigo que ya han tomado las nuevas generaciones de la familia monegasca. El tiempo dirá.
Lo que es seguro es que el hueco dejado por la desdichada princesa, que renunció a una exitosa carrera en el cine por amor, será difícil de llenar.
“Alta Sociedad” (1956) fue la última película que rodó. Imposible obviar una escena en la que se ve a Grace Kelly al volante de un coche junto a Frank Sinatra, que le pregunta: “¿dónde vamos?”, y ella contesta “al cementerio”. ¿Premonición o capricho del destino?
DESTACADOS:
+ Grace conduce el vehículo, un Rover 3,500, que en una de las muchas y complicadas curvas de la carretera, pierde la trayectoria y cae por un barranco de 40 metros tras dar varias vueltas de campana. Atrapadas en el interior, quedan: la princesa Estefanía que, ayudada por un labriego, logra salir por la puerta del conductor, y su madre, que malherida, permanece inconsciente en el asiento posterior, de donde tuvo que ser rescatada.
+ Cuatro días más tarde tuvo lugar el funeral de Estado, al que no acudió Estefanía, quien continuaba ingresada. Al evento asistieron Fabiola de Bélgica, Farah Diba, Danielle Mitterrand, Nacy Reagan o la misma Lady Di. Tampoco faltaron compañeros de escena de la princesa, como Gary Grant o Frank Sinatra. James Stewart habló en el funeral. “La quería”, dijo, “no porque fuera actriz, princesa o mi amiga, sino porque era una de las personas más entrañables que he conocido”.
+ “Alta Sociedad” (1956) fue la última película que rodó. Imposible obviar una escena en la que se ve a Grace Kelly al volante de un coche junto a Frank Sinatra, que le pregunta: “¿dónde vamos?”, y ella contesta “al cementerio”. ¿Premonición o capricho del destino?
Por Begoña de la Fuente EFE/Reportajes.