El ritual de Galilea Montijo para tener ‘harto dinero’
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A donde quiera que va, ha de lanzar lentejas que luego recoge y lleva todo el año en su cartera.
Galilea Montijo era muy grinch, odiaba la Navidad hasta que nació su hijo Mateo, desde entonces, dice que su casa está muy decorada, sin embargo, esa temporada no le trae muy buenos recuerdos, le da nostalgia y la hace acordarse de momentos no muy felices de su pasado.
Sin embargo, algo que ama celebrar es el Año Nuevo, y tiene un ritual infalible, el cual recomienda mucho y asegura que aquel que lo hace seguro se acordará de ella cuando “llegue la lana”.
Montijo, que recientemente develó su figura en cera, y que este año se sumó al proyecto Netas Divinas, donde comparte cuadro con Paola Rojas, Consuelo Duval, Natalia Téllez y Daniela Magún, es ahí donde compartió el ritual que año con año realiza para tener abundancia, no sólo de dinero, sino de amor y salud.
¿EN QUÉ CONSISTE EL RITUAL?
Galilea Montijo ha realizado este ritual lejos de casa, en otros países y a pesar de las miradas de extrañeza de la gente: “A donde quiera que voy me han visto como loca; me ha tocado aventar como loca en otros países las lentejas”.
Asegura que es tan efectivo que lo recomienda al 100%, sólo se necesitan unas lentejas, una bolsita y un costalito.
“Son las 12 de la noche tal cual, a ladito una bolsa de plástico, 12 de la noche y empiezo con las campanadas a aventar las lentejas, pensar en abundancia, pero abundancia sí de dinero, de salud, de trabajo bien pagado; mucha abundancia en todos los sentidos: amor, familia, amigos y alegría”, asegura.
La segunda parte del ritual consiste en levantar las lentejas y traerlas contigo el resto del año.
“Luego, del piso empiezas a recogerlas como piñata, las guardas en tu bolsita, me las llevo y luego las pones en un costalito en tu cartera, las traes durante todo el año y el año siguiente vuelves a hacer lo mismo”, dijo.
Galilea, segura de su recomendación, les aseguró a sus compañeras conductoras que tras hacer el ritual llegaría la abundancia. “Se acuerdan de mi cuando llegue la lana”, sentenció.