Garbage: "Todas las personas tienen algo de oscuridad"

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/ 29 julio 2018

Veinte años después de su lanzamiento, Garbage ha reeditado "Version 2.0", que fue su segundo disco y que, gracias a temas como "Push It" y "I Think I'm Paranoid", se convirtió en uno de los álbumes más populares del grupo formado por Shirley Manson, Steve Marker, Duke Erikson y Butch Vig.

Los Ángeles (EU).- Con la reedición de "Version 2.0" (1998) y una inminente gira internacional, Garbage vuelve a escena y su batería Butch Vig dijo a Efe que el tono sombrío de la banda, con canciones sobre la soledad o la incomprensión, sigue funcionando porque todos tenemos "algo de oscuridad".

"Creo que son temas que no desaparecen. Todas las personas tienen algo de oscuridad. De hecho, si eres la persona más feliz del mundo probablemente estés seriamente jodido y escondas algo como que eres un asesino o un psicópata", comentó entre risas.

"Parte de la experiencia humana es lidiar con el dolor, la decepción y las cosas de la vida que no van como esperamos. Amo la música que me deprime (...). No siempre quiero ponerme una canción rítmica o de fiesta. Me encantan todos los estilos de música, pero lo que de verdad me hace sentir bien son los temas con algo oscuro o melancólico. Y creo que mucha gente se siente así", añadió.

Veinte años después de su lanzamiento, Garbage ha reeditado "Version 2.0", que fue su segundo disco y que, gracias a temas como "Push It" y "I Think I'm Paranoid", se convirtió en uno de los álbumes más populares del grupo formado por Shirley Manson, Steve Marker, Duke Erikson y Butch Vig.

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La nueva edición de "Version 2.0", que incluye cara B y una nueva remasterización, será la excusa de la banda para irse de gira por Europa y Norteamérica a partir de septiembre.

En su luminosa casa en Silver Lake, un barrio de Los Ángeles conocido por su ambiente hípster, recibió a Efe Butch Vig, quien tiene ahí un estudio en el que guarda joyas de Garbage junto a un par de gramófonos dorados de los Grammy.

Y es que, además de ser batería de Garbage, Vig es un productor fundamental para entender el sonido alternativo de los años 90, ya que fue el maestro a los mandos de discos como "Dirty" (1992) de Sonic Youth, "Siamese Dream" (1993) de The Smashing Pumpkins o de toda una obra maestra como "Nevermind" (1991) de Nirvana.

"Supongo que depende de los fans decidirlo (si 'Version 2.0.' es el mejor trabajo de Garbage), pero sí creo que, en cierto modo, define lo que somos. Tomamos lo que aprendimos en nuestro primer disco ('Garbage', 1995) y lo destilamos en una producción más grande, como en una pantalla panorámica en tres dimensiones", describió.

Tras el éxito de su debut, en Garbage se sintieron presionados para no ser el típico conjunto que se despeña con su segundo álbum.

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En este sentido, el percusionista destacó que la clave de Garbage fue el eclecticismo bajo el que se entrelazaban "ritmos de hip hop, música electrónica, guitarras enmarañadas y melodías pop" con la carismática voz de Shirley Manson, "muy orgánica", como faro que lo "aglutinaba todo".

"Siempre me ha gustado la idea de una yuxtaposición que pueda ser cualquier cosa: una letra oscura con una brillante melodía pop o lo contrario; una base de hip hop con un teclado electrónico encima o guitarras punk sobre una exhuberante sección de cuerdas", argumentó.

"Como banda fuimos muy afortunados de poder salirnos con la nuestra y creo que la razón fue Shirley y su presencia vocal tan fuerte", opinó.

Sobre la cantante de Garbage, que recientemente hizo públicas sus experiencias de depresión y autolesiones, Vig destacó su influencia para las jóvenes roqueras y que, por ser mujer y escocesa, fue algo enriquecedor para el resto de la banda, formada por tres hombres estadounidenses.

"Nos ha educado hasta cierto punto. No solo emocionalmente sobre lo que estaba sucediendo o cómo se sentía ella sobre sí misma, sino también sobre política, arte o cultura", apuntó.

Por último, Vig recordó su experiencia grabando "Nevermind" junto a Nirvana.

"Sabía que el disco era muy bueno porque la banda sonaba muy ajustada (...). Ensayaban cada día. Contrariamente a lo que se cree, no eran unos vagos. Kurt Cobain no era un tipo que se sentara en la esquina y no quisiera trabajar: quería que la banda sonara realmente bien", dijo.

"Cuando terminamos y entregamos el disco a Geffen Records empecé a recibir llamadas de gente que ni siquiera conocía diciéndome: 'Butch, dios mío, tienes una obra maestra en tus manos' (...). Empezaba a sentir el entusiasmo alrededor del disco, pero ninguno de nosotros, incluida la banda, teníamos idea de que iba a explotar así", finalizó. 

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