Joan Baez, la reina del folk político, cumple 75 años
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"La gente quiere que vuelvan los años 60, pero eso no ocurrirá", manifestó Baez a la "SZ Magazin".
Para los más jóvenes la historia podría parecer salida de un cuento: marchas de protesta, Vietnam, la esperanza de la paz mundial, las canciones de Bob Dylan. Decenas de miles detrás del sueño de Martin Luther King. Y entre todos, Joan Baez, la reina del folk político, que este sábado cumple 75 años.
Son recuerdos preciados para muchos, pero, ¿qué tan actuales son sus canciones? ¿Existe hoy en día una nueva Joan Baez o el activismo se desplazó a Internet? ¿Murió la canción de protesta?
La joven de la localidad neoyorquina de Staten Island ni se imaginaba la fama que lograría cuando en 1959 se presentó en el Festival de Folk de Newport a los 18 años.
Su álbum solista, publicado un año después, fue un éxito de ventas y para el Festival de Woodstock de 1969 ya era una estrella. Durante su carrera publicó unos 50 discos sólo en Estados Unidos.
La desconocida de rostro delicado, pelo oscuro y voz de soprano se convirtió rápidamente en una representante del pacifismo en un mundo marcado por la guerra, el racismo y la violencia.
Al principio durante sus conciertos nadie quería escuchar a un Bob Dylan por entonces desconocido, recuerda la cantante en el documental "Joan Baez: How Sweet the Sound", de Mary Wharton. "Sólo estaban ahí para oír a su inmaculada virgen María".
Mientras la carrera de Dylan fue en ascenso y la relación entre ambos se fue rompiendo, Baez mantuvo su activismo político. "Me dio miedo pensar qué podría pasar si cayera en el engranaje comercial", dijo la cantante por entonces.
Cuando se le preguntó por su vida como estrella, aseguró: "Si necesitan etiquetas, les diría que primero soy persona, luego pacifista y tercero cantante de folk".
Ya fuera Chile, Argentina o Camboya, Baez siempre apoyaba los derechos de los oprimidos y amenazados. En 1972 cantó en Navidad en un refugio antiaéreo en Hanoi, luego se presentó en Cisjordania y en la Franja de Gaza, mientras que en 1989 apoyó la Revolución de Terciopelo de Praga.
Aún hoy, cuando sus cabellos negros y largos se volvieron cortos y grises, su mensaje sigue siendo político.
¿Y qué pasó con las altas baladas? Los manifestantes que salieron a la calle a protestar por la muerte de afroamericanos a manos de policías blancos no cantaban "We Shall Overcome", "The Night They Drove Old Dixie Down", ni "Oh Happy Day". Tampoco se escuchan los spirituals del abolicionismo como "Kumbaya" o "Swing Low", que tanto aplaudían los fans de Baez.
Cuando se le preguntó por su vida como estrella, aseguró: "Si necesitan etiquetas, les diría que primero soy persona, luego pacifista y tercero cantante de folk".
Ya fuera Chile, Argentina o Camboya, Baez siempre apoyaba los derechos de los oprimidos y amenazados. En 1972 cantó en Navidad en un refugio antiaéreo en Hanoi, luego se presentó en Cisjordania y en la Franja de Gaza, mientras que en 1989 apoyó la Revolución de Terciopelo de Praga.
Aún hoy, cuando sus cabellos negros y largos se volvieron cortos y grises, su mensaje sigue siendo político.
¿Y qué pasó con las altas baladas? Los manifestantes que salieron a la calle a protestar por la muerte de afroamericanos a manos de policías blancos no cantaban "We Shall Overcome", "The Night They Drove Old Dixie Down", ni "Oh Happy Day". Tampoco se escuchan los spirituals del abolicionismo como "Kumbaya" o "Swing Low", que tanto aplaudían los fans de Baez.
Ahora las canciones de protesta son diferentes. "Sólo queremos cortar las cadenas", canta el rapero J. Cole en "Be Free", un tema que compuso tras una visita a Ferguson, donde la muerte del adolescente negro Michael Brown hizo resurgir el viejo debate sobre el racismo en Estados Unidos.
Una conductora de la cadena radial NPR comentó en Twitter que era "la primera canción de protesta formal" que había escuchado desde la muerte de Brown y que su título le hacía acordar a la cantante Nina Simone, fallecida en 2003.
"Black Rage", de Lauryn Hill, "We Gotta Pray", de Alicia Key y "Black Messiah", de D'Angelos, podrían ser considerados respuestas a los disturbios que se generaron luego en Baltimore, Nueva York, Chicago u otras partes de Estados Unidos.
En diciembre de 2014, Questlove, el percusionista de la banda The Roots, instó a los músicos y a otros artistas a ser la voz de su época. "Necesitamos nuevos Dylans. Necesitamos nuevos Public Enemy, nuevos Nina Simone", consideró. Para el músico, sus obras deben cuestionar, ofrecer soluciones y contar la verdad.
Pero la propia Baez es escéptica. "Los de Occupy intentaron durante mucho tiempo escribir una canción de lucha para su movimiento, en vano", dijo el año pasado a la revista alemana "SZ Magazin" sobre el movimiento Occupy Wall Street, que buscaba romper con las desigualdades y limitar las ganancias de los bancos.
"Primero deben componerse miles de canciones para que entre ellas haya un único himno".
Para Dylan y Simone fue todo más fácil, ahora la lucha por la paz y contra la violencia se volvió uno de los tantos movimientos mundiales. Y aunque los defensores de los derechos humanos, los pacifistas, los protectores de animales o los que se oponen al espionaje tiren todos de la misma cuerda, inevitablemente se dividen las aguas.
Y como muchos "alivian rápidamente su conciencia" con un hashtag, como dijo Baez, es cada vez más difícil movilizar a decenas de miles a una protesta.
"La gente quiere que vuelvan los años 60, pero eso no ocurrirá", manifestó Baez a la "SZ Magazin". "¿Quién escribe la nueva 'Imagine'? Nadie. ¿Y quién es la nueva Joan Baez? Nadie". Y probablemente tenga razón.
De todas formas, la nueva generación de músicos no parece querer quedarse callada. "La única forma de decir lo que pienso es a través de la música", aseguró D'Angelo al lanzar su nuevo álbum. "Y voy a decir lo que pienso".