Marrano Rosa, de la flema inglesa a la flama latina
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Plácido Garza detona: agrupación regia honra a Pink Floyd en SPGG y se apresta a tocar en la CDMX
Les platico:
El happening comenzó en el lobby y en las escaleras del Showcenter Complex de San Pedro Garza García, este sábado 3 de agosto.
Gente con canas al lado de chavos con otros de edades intermedias.
Abuelos, hijos y nietos preparándose para un espectáculo pletórico de talento, talante, emociones y tecnología.
De pronto, cerraba uno los ojos y se imaginaba al legendario grupo inglés, pero tocando en vivo las piezas que lo volvieron un ícono mundial del rock progresivo.
El Marrano Rosa toca en el escenario como si lo estuviera haciendo en versión concierto, no de estudio y aunque haya paredes y techo, suenan como si estuvieran al aire libre.
Su música se libera de las ataduras de los convencionales grupos “tributo”, que imitan sin recato ni descaro a los grupos originales.
Dentro de su originalidad, siguen rigurosamente una pauta que los va guiando en cada acorde, en cada movimiento, en cada paso que dan sobre el escenario, músicos y coristas e incluso, hasta el equipo de producción, que aunque se haya vestido de negro, como los traspuntes, fueron vistos por el público y se llevaron también su aplauso.
La diferencia contra los grupos “tributo” es que el Marrano Rosa diseña su propia pauta, por eso suenan a ellos mismos y cubren su performance con el manto sagrado de David Gilmore y Roger Waters.
Si los venerables músicos británicos vieran y oyeran a estos regios, quizá sentirían que su música reencarnó, pero en la forma de otras vidas.
Esta es una buena manera de definir y resumir lo que me parece que es el Marrano Rosa.
Los desplazamientos del dedo encasquillado sobre el pedal steel guitar son inmaculadamente parecidos a los efectos que Gilmore le arrancó a ese instrumento.
Pero al mismo tiempo, son distintos, porque hay más que un Atlántico separando a Pink Floyd del Marrano Rosa.
De la flema a la flama
La flema inglesa se convierte en una flama latina y mi percepción es que en el público hispanoparlante está el futuro, crecimiento, desarrollo y -por qué no decirlo- monetización del Marrano Rosa.
El público norteamericano -al igual que el sajón- es más bien frío, aún para la pasión del rock.
Pero el de habla hispana es un caldero de emociones, que hierve a menor temperatura que el inglés y el estadounidense.
Si definiera en una sola pieza al Marrano Rosa, tocaría a Glenn Frey y su “The heat is on”, uno de los ejercicios que se dio fuera de su banda de origen, The Eagles.
Algo que pocos saben es que en sus funerales (enero 18-2016) pidió que fuera tocada esta pieza y para deleite de los asistentes al servicio religioso, “The heat is on” sonó por todo lo alto e hizo bailar a la feligresía.
El Marrano Rosa suena tan desparpajadamente en sus conciertos, que parecen estar ensayando.
Tuve el atrevimiento de pedirles que me dieran permiso de estar en uno de sus últimos antes del concierto de este sábado y se me hizo.
Son rigurosos y no tienen empacho en parar la cosa si algo o alguien se sale de la línea trazada.
Se comunican entre sí con la mirada y no hay entre ellos jerarquías mamonas, lo cual permite que la libertad fluya, sabiendo que han ensayado “N” veces lo que en tres o más horas de concierto comparten con su público.
Pero sí hay voces de mando, como cuando uno de ellos paró el ensayo para decirles a las chicas del coro, “en esa parte, déjenme solo y ustedes entran cuando termine mis letras”.
No se hable más de este asunto.
Voy a dejar que mis irreverentes lectores tomen este artículo, no como una reseña de la función del Marran Rosa en SPGG, sino como una invitación para que busquen su música y los busquen a ellos, a sabiendas de que -hasta ahora- tocan a lo mucho cuatro conciertos al año.
Por lo pronto, para mis lectores en el centro del País, aquí tienen el santo y seña de su próxima presentación, que será en la CDMX: miércoles 14 de agosto en el Pepsico Center del WTC.
Luego se presentarán en Guadalajara, Chihuahua y Baja California.
Cajón de Sartre:
- Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable, Intrusivo, Irredento, Irreverente e Imparable -más que Samuel- Iván.