‘Yermo’, las reflexiones en el desierto de Everardo González
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El reconocido documentalista mexicano se aventuró en compañía del fotógrafo y artista visual, Alfredo De Stéfano, a través de los desiertos más implacables del mundo. En entrevista con VMÁS, nos contó más de este largometraje que estrena en Saltillo este 12 de agosto.
Desde Monclova hasta Frontera... Coahuila es considerado uno de los estados con mayor territorio conformado por desierto, no es una coincidencia que el Museo del Desierto se encuentre en Saltillo, o que las Dunas de Yeso se localicen en Cuatro Ciénegas. Sin duda, México cuenta con diversas maravillas naturales, y esta región es una de ellas. Pero, ¿quiénes habitan en estos ecosistemas además de la flora y fauna endémica? Esa fue una de las preguntas que se planteó el documentalista mexicano Everardo González hace algunos años, cuando acompañaba a su amigo el fotógrafo Alfredo De Stéfano en una travesía.
“Es un ensayo audiovisual que nos retrata los modos de vida de la gente del desierto, y nos muestra lo mucho que nos parecemos en los deseos, las añoranzas y necesidades básicas como seres humanos. Es una película filmada en 10 desiertos del mundo, en donde a través de una especie de ‘roadmovie’, vamos parando y encontrado sorpresas, y de alguna u otra forma se vuelve una oportunidad para discutir sobre el oficio del cineasta con una cámara frente a comunidades que pretende distantes y exóticas”, explicó el documentalista en entrevista con VANGUARDIA.
Casi por accidente nació “Yermo”, el séptimo largometraje del director que nos lleva a recorrer algunos de los desiertos más emblemáticos del mundo: desde los territorios navajos de Estados Unidos hasta los asentamientos en el Sahara marroquí y, por supuesto, también por los desiertos mexicanos. Y no, “Yermo” no es un documental de naturaleza, aunque sí tiene impresionantes imágenes captadas por el reconocido fotógrafo, es más una reflexión que coincidió con uno de los momentos más difíciles de la historia de la humanidad: la pandemia de COVID-19.
“Este es un homenaje a los desiertos, no a uno solo, sino al concepto. Aprovechando que el cine nos permite experimentar, decidimos no predisponer al espectador y no entorpecer la narrativa y dejar que fluyera. ‘Yermo’ es un accidente afortunado, es el resultado del material que se estaba filmando para la pieza original de artista Alfredo De Stéfano, pero yo pensé que podía decir mucho más”, agregó el también director de “La Libertad del Diablo”, documental que fue aclamado en festivales internacionales, incluyendo la Berlinale.
“Yermo” estrena este jueves 12 de agosto en salas de cines y salas culturales de Saltillo, Morelia, Guadalajara y Ciudad de México, bajo la distribución de Artegios. Como bien menciona Everardo, el documenta fue filmado sin un guión preconcebido y con una apertura total a las interacciones culturales, por lo que es más una exploración estética sobre la vida en tierras inhóspitas y un registro contemporáneo de las costumbres, tradiciones, rituales y cosmogonías de los habitantes del desierto.
“Una cosa importante que se aprendió en la pandemia pero que habita en los desiertos, es entender la dependencia que tenemos de nuestros círculos afectivos más cercanos. La pandemia nos regaló otra vez volver a mirar a nuestras familias y amigos, a cuidar a nuestros viejos y a pensar en el futuro de nuestros hijos. Realmente nos dimos cuenta que lo único que valía la pena era no enfermarse, aunque suena a frase de abuela”, aseguró Everardo González.
El director comparó la disimilitud de su experiencia trabajando en “Yermo” con la de rodar “La Libertad del Diablo”, un documental que cuenta el lado más oscuro y doloroso de las víctimas de la guerra contra el crimen organizado en México desde 2006. “Hacer ‘Yermo’ fue un proceso muy gozoso, incluso terapéutico, que me permitió salir de la locura de haber rodado ‘La Libertad del Diablo’ e internarme durante un mes en el desierto de Gobi, un espacio que permite la reflexión”. Además, aseguró que “Yermo” no es un trabajo periodístico ni antropológico, sino una propuesta cinematográfica, cuya inquietud central es la adaptación a un entorno yermo y los recursos culturales que la posibilitan. “Me recordó por qué es tan valioso hacer documentales, no solamente para compartir con otros, sino también por la vivencia propia”, recalcó.