Las peores cosas que te pasan cuando abusas del celular

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/ 1 noviembre 2015

Se trata de un hábito perjudicial, así como existen otros como el consumo excesivo de determinados alimentos estimulantes entre los que se encuentran las bebidas azucaradas o la comida chatarra.

HERMOSILLO.- El uso constante del celular es un hábito que ocasiona diversas alteraciones en las conductas y salud de los menores, adolescentes y jóvenes por la exposición prolongada a los contenidos de redes sociales.

El director de Salud Mental de la Secretaría de Salud estatal, Félix Higuera Romero, explicó en entrevista que en términos oficiales el uso prolongado del teléfono móvil no se ha catalogado como una adicción.

Señaló que se trata de un hábito perjudicial, así como existen otros como el consumo excesivo de determinados alimentos estimulantes entre los que se encuentran las bebidas azucaradas o la comida chatarra.

Planteó que aún no se considera el uso del celular una adicción porque tiene diversas vertientes, como sería el caso de un empresario que usa el dispositivo a diversas horas del día para su trabajo, sin exponerse a contenidos perjudiciales.

Consideró que no es la misma situación la de un adulto a la de un adolescente o joven se exponga a esto, puesto que una persona mayor ya maduró su ser, mientras que el menor está en un proceso de aprendizaje del cerebro.

Se interfiere en la maduración, planteó, porque se le incorporan los contenidos no favorables, en tanto que la conducta impulsiva no va a modificarse en el curso del tiempo y posiblemente puede empeorar.

Reiteró que el uso del celular se convierte en un hábito perjudicial por el tiempo en que la persona permanece en el mismo, con todas las implicaciones que esto conlleva al exponerse a estímulos agradables y desagradables.

"La mayoría de las veces los contenidos del celular pueden ser agradables, placenteros" y modifica “eso que cerebralmente se llama circuito de la recompensa, en el que la dopamina –hormona que regula los placeres- juega un papel muy importante”.

Explicó que cuando ese circuito se condiciona para trabajar de manera acelerada o diferente, la persona va aprendiendo a vivir la experiencia de manera intensa, de tal forma que al suprimirle el celular a una jovencita entra en crisis, en choque emocional.

Una persona habituada al estímulo excesivo, como ocurre con las drogas, atraviesa por lo que se conoce como el síndrome de supresión aguda, que es la exposición de la actividad placentera, en este caso es debido al celular.

Se interfiere en la maduración, planteó, porque se le incorporan los contenidos no favorables, en tanto que la conducta impulsiva no va a modificarse en el curso del tiempo y posiblemente puede empeorar.

Reiteró que el uso del celular se convierte en un hábito perjudicial por el tiempo en que la persona permanece en el mismo, con todas las implicaciones que esto conlleva al exponerse a estímulos agradables y desagradables.

"La mayoría de las veces los contenidos del celular pueden ser agradables, placenteros" y modifica “eso que cerebralmente se llama circuito de la recompensa, en el que la dopamina –hormona que regula los placeres- juega un papel muy importante”.

Explicó que cuando ese circuito se condiciona para trabajar de manera acelerada o diferente, la persona va aprendiendo a vivir la experiencia de manera intensa, de tal forma que al suprimirle el celular a una jovencita entra en crisis, en choque emocional.

Una persona habituada al estímulo excesivo, como ocurre con las drogas, atraviesa por lo que se conoce como el síndrome de supresión aguda, que es la exposición de la actividad placentera, en este caso es debido al celular.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi), en Sonora 73 por ciento de la población en general tiene celular y la juventud es la que está más expuesta, señaló Higuera Romero.

Refirió que el orden del uso de esta tecnología es para obtener información, comunicarse, entretenimiento, apoyos educativos o de capacitación y para acceder a las redes sociales, 34 por ciento usa Facebook y Twitter para entablar comunicación.

Planteó que un importante segmento de la población destina el tiempo para el entretenimiento o el juego a través del teléfono móvil en el que se exponen materiales de aprendizaje y positivos, pero también pueden hacer cambiar su estado de ánimo.

“Ahí nos enfocamos en personas que son vulnerables a los cambios del estado de ánimo, si está propensa a las ansiedades, a las depresiones, cuando tiene un problema de estos cambia y se torna desmotivada, con dificultades para experimentar gusto o placer” abundó.

Estudios e investigaciones señalan que la exposición prolongada a los contenidos de las redes sociales y el estímulo luminoso, visual o auditivo, alteran la corteza cerebral, tornando en una persona más irritable, con cambios bruscos en el estado de ánimo.

Subrayó que específicamente en las personas que son propensas a la depresión y tendrán sus altibajos, pues se sentirán bien cuando están en el uso del dispositivo y se pueden comunicar, mientras que si no lo tienen al alcance estarán en situación complicada.

Las consecuencias, anotó, son alteraciones en los hábitos alimentarios, en el sueño con fragmentación del mismo, insomnios iniciales, despertares a la media noche para conectarse de nuevo a las redes sociales.

Comentó que el retardo en el inicio del sueño es lo más común por el uso del teléfono celular antes de dormir, puesto que no se puede despegar del estímulo o de la red social porque aparentemente le hace sentirse a gusto.

Las horas claves para dormir son las primeras seis horas después de quedarse dormido y se presentan problemas de insomnio por este tipo de estímulos y eso repercute en el desempeño al siguiente día.

La persona estará distraída, dormitando, de mal comer o comiendo en exceso, habrá vulnerabilidad emocional, hay cambios en el humor, dificultades para tolerar a los demás, para involucrarse y estar en la vida de relación con sus iguales.

En el entorno familiar, comentó el funcionario estatal, las crisis disciplinarias y emocionales están a la orden del día por este fenómeno del uso perjudicial del celular.

Reconoció que el uso de los dispositivos móviles como el celular con internet llegó para quedarse y de ninguna manera es malo, pues los adolescentes y jóvenes buscan saber de qué se habla, los temas de actualidad, todos están en busca de lo novedoso.

Ellos pretenden estar en sintonía con el grupo social con el que empiezan a establecer relaciones fuera de casa para desarrollar su identidad social, lo cual es válido y positivo.

Sin embargo, advirtió, hay otro grupo de jóvenes que sólo se relacionan por la vía virtual para desinhibirse y expresar emociones que no harían de manera presencial y van perdiendo capacidad para interactuar y desarrollar comunicación visual, corporal o verbal.

Las tecnologías han llegado para quedarse y van a seguir evolucionando y los adultos deben ayudar a sus hijos a hacer un uso responsable de las mismas, en las horas que se pueden establecer lazos y compartir información.

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Esto debe ser en un tiempo determinado después de que los adolescentes y jóvenes ya cumplieron con sus compromisos indispensables como son tareas escolares, deberes en casa y la actividad deportiva.

Si no están bajo el control de los padres, las y los jóvenes dispondrán cualquier espacio libre para abrir su teléfono en todo momento, como es la hora de la comida, una oportunidad para fortalecer los lazos de afecto familiar.

Según datos de la Unión International de Telecomunicaciones (UIT), a nivel mundial hay tres mil 600 millones de suscriptores de telefonía móvil, dos mil 923 millones de usuarios de internet y mil exabytes mensuales de tráfico por internet.

La Asociación Mexicana de Internet (AMPICI) indica que la población conectada a internet en el país alcanza 51 por ciento sobre el universo de personas potencialmente usuarias –mayores de seis años- y la cifra absoluta llega a 53.9 millones de usuarios.

Un estudio reciente del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) menciona que los estados más conectados son Baja California Sur, Nuevo León, Baja California, Quintana Roo, Campeche, Querétaro, Tamaulipas y Sonora.

Por ciudades, Cancún, Quintana Roo es la más conectada, le sigue Mexicali, Baja California y en tercer lugar se ubica Hermosillo, Sonora.

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