TikTok y Douyin: cómo aplicaciones de videos pueden nutrir, perjudicar o ser el ADN de una generación
En China, la aplicación se llama Douyin, pero en el resto del mundo la conocemos como TikTok. Sus funciones son parecidas, pero la versión asiática alimenta ciencia y matemáticas a su audiencia mientras su contraparte occidental impulsa bailes y contenido trivial. ¿Es esta la guerra silenciosa de apps entre países o las trampas del algoritmo?
Una chica ejecuta los movimientos de una coreografía explosiva. Un cachorro dispara un tierno estornudo. Un hombre muestra cómo preparar aguas locas en un garrafón en el cual introduce rodajas de piña y sandía mientras verte litros de vodka. Desliza hacia abajo y verás otro video. Luego otro. Y otro. Y otro. Las horas se van así.
Las aplicaciones de videos breves reproducidos en loop han evolucionado con el paso de los años a partir de redes pioneras en el campo y otras que se han convertido en líderes del mercado. Había aplicaciones como Vine, la cual vio una fructífera carrera de cinco años antes de ser descontinuada en el 2017. Ahora Instagram se ha transformado de una plataforma de fotos y estilo de vida a empresa se enfocada completamente en el desarrollo de herramientas para video, según la propia compañía.
Y entonces llega TikTok, que aunque no es la primera aplicación móvil en utilizar el modelo de videos cortos, el gigante asíatico se ha posicionado como la herramienta de comunicación masiva por default. Desde su lanzamiento en septiembre de 2016, se ha mantenido popular y controversial en todo el mundo. Ahora todo es: lo vi en TikTok, pásame ese TikTok, hagamos un TikTok. Pero exploremos el tema más a fondo.
ByteDance es la empresa tecnológica de China que creó la aplicación. Primero fue lanzada en la China continental bajo el nombre de Douyin (he ahí la razón detrás del logo: la letra ‘d’ fusionada con una nota musical) y un año después fue lanzada en el resto del mundo con el nombre que la conocemos hoy en día.
La situación es esta: Douyin solo está disponible en territorio chino, mientras TikTok lo está en todo el resto del mundo. Y aunque no se puede acceder al contenido de una desde la otra, estas dos aplicaciones hermanas coexisten y funcionan fundamentalmente de la misma manera. En ambas, los usuarios pueden ver y crear videos cortos (de 15 segundos a 10 minutos) en formato vertical y en ambas los usuarios pueden transmitir en vivo a sus seguidores.
Sin embargo, la versión americana de la aplicación carece de algunas opciones que tiene la versión china. En esta se puede hacer una búsqueda facial de una persona para ver en qué otros videos aparece. También tiene una plataforma más robusta para la compra venta de artículos.
Pero, ¿por qué se creó una aplicación completamente aparte para el resto del mundo? Las teorías conspirativas ofrecen algunas opciones, sin embargo al considerar que la censura mediática es una práctica activa y reconocida, ejecutada por el Departamento de Publicidad del Comité Central del Partido Comunista, surge la pregunta: ¿se creó una aplicación independiente para mantener el contenido extranjero fuera de China o para mantener control del contenido dentro del país?
El opio y la espinaca digital
Aunque la interfaz de usuario y el funcionamiento de TikTok y Douyin son prácticamente idénticos, la diferencia más significativa reside en el contenido que se muestra al usuario en cada una.
Tristan Harris, quien en algún momento fue un especialista en ética de tecnología en Google, dijo durante una entrevista en el programa 60 minutos de CBS que China “convierte la versión doméstica de la aplicación en una versión espinaca, mientras exportan la versión opio al resto del mundo”.
Pero cada quien escoge lo que consume. O al menos creemos tener esa libertad.
En una prueba conducida por Vanguardia se pudo constatar que al descargar e ingresar a TikTok por primera vez, sin siquiera hacer una cuenta, el contenido arroja el algoritmo es principalmente de entretenimiento. De los primeros 25 videos reproducidos, el 92% correspondió a videos de comedia, coreografías y demostraciones de atuendo. El otro 8% representó videos de noticias.
En Douyin, en cambio, el 44% correspondió a videos de entretenimiento mientras el 28% eran videos de noticias publicados por cuentas de medios. El 16% correspondió a videos de corte oficialista, en los que la figura del policía o del militar es engrandecida y casi venerada. Un 4% de los videos representó temas de negocios y finanzas.
El otro 4% de los videos en Douyin correspondió a la categoría denominada “pan knowledge” o “pan conocimiento”, que se refiere al contenido relacionado a la divulgación de conocimientos generales. Aunque es un concepto que puede parecer confuso, en realidad no es ajeno al contenido de occidente. Tanto experimentos de ciencia como tips para el acomodar ropa en el closet caen bajo dicha denominación.
El “pan knowledge” es definido por Chen Rui, el director ejecutivo de Bilibili (una suerte de YouTube chino), como cualquier contenido que “mejore el conocimiento y las habilidades personales y ayude a la vida de todos”. Las seis categorías en las que Douyin clasifica este contenido son: habilidades para la vida, ciencia popular, humanidades y artes, educación, deportes y lugar de trabajo, según un reporte publicado por la empresa en octubre de 2021.
En el mismo reporte la empresa expresa que el volumen del contenido “pan knowledge” creció 74% del 2020 al 2021. El contenido sobre habilidades de vida fue el que más se creó durante ese año con un aumento del 219%, mientras que contenido sobre divulgación científica creció en un 207%.
La divulgación de material educativo es un objetivo que Douyin busca activamente en la aplicación, pero con énfasis especial en las cuentas de jóvenes. Tanto que en enero de 2022 Douyin anunció que el “Proyecto Mengzhi” fue renovado para apoyar a creadores de contenido científico, así como impulsar videos educacionales en la plataforma.
Es la primera iniciativa a nivel plataforma que busca generar más interacción en la vida real entre la juventud y centros de investigación como museos, acuarios y planetarios mediante campamentos de ciencia y ponencias. En cambio, un joven en occidente navegando TikTok tendría que buscar activamente ese tipo de contenido e interactuar con más frecuencia para acondicionar su algoritmo.
El esfuerzo sistemático de Douyin por fomentar prácticas sanas en los niños de China se ve también reflejado en el “modo juventud” de la aplicación. Este modo es predeterminado para los usuarios menores de 14 años y limita el uso de la aplicación a 40 minutos por día distribuidos entre las 6:00 y las 22:00. En cambio, las medidas de seguridad para menores en TikTok no son tan extensas y se tienen que activar manualmente en los ajustes.
El litigio de la data
El éxito que tuvieron ambas aplicaciones es indiscutible: en julio de 2021 TikTok se convirtió en la primera aplicación no perteneciente a Facebook (ahora Meta) en superar las 3 mil millones de descargas. Lo anterior según el reporte de SensorTower.
Fue la aplicación más descargada de ese año en el mundo. Un año después, en julio de 2022, había 1,023 millones de usuarios activos mensuales en TikTok, mientras que en Douyin hubo 693 millones de usuarios activos ese año (un número impresionante si se considera que la app opera únicamente dentro del territorio chino).
Aquí es donde la situación se pone tensa. Mientras por un lado los números parecen dar un rumbo alentado, los gobiernos de algunos países no han estado conformes con las operaciones de ByteDance en sus territorios.
En agosto de 2020, Donald Trump, en ese entonces presidente de los Estados Unidos, embarcó en una batalla legal contra el gigante tecnológico chino para prohibir TikTok en Estados Unidos.
En el marco de tensiones económicas y comerciales entre China y su país, Trump empleó como apología la noción de que datos de usuarios americanos podrían caer en las manos de un país ‘enemigo’ al estar sujetos a la Ley de Ciberseguridad de China. Aprobada en 2017.
Ese documento estipula que operadores de redes están obligados a proporcionar al estado apoyo técnico y cualquier información que sea solicitada por los órganos públicos de seguridad.
Con esto, aunado a que niños estadounidenses de cuatro a 15 años de edad pasaban hasta 87 minutos diarios en TikTok en el 2020 (según el reporte Screen Time All the Time de Qustodio), la ofensiva de Trump contra TikTok parecía, desde la trinchera ultranacionalista norteamericana, tener sentido.
Posteriormente Trump decretó que TikTok debía ceder sus operaciones en Estados Unidos a una empresa americana, lo cual tampoco sucedió. Todo parecía indicar que ByteDance sería el triunfador en el litigio y que la información de millones de usuarios americanos estaría en manos del país comunista.
Pero... los datos de usuarios americanos no se almacenan en Pekín, sino en el estado de Virginia en Estados Unidos con un respaldo en Singapur. O al menos así lo expresó Albert Calamug, encargado de la política pública de seguridad de TikTok en los Estados Unidos, mediante un boletín publicado en junio de 2022.
El congreso americano no logró vetar por completo la aplicación en el país pero las confrontaciones resurgieron con la llegada de Joe Biden a la presidencia. Su administración firmó un decreto revocando la prohibición de la app, pero otras medidas fueron tomadas.
En diciembre del año pasado (2022) el congreso declaró que miembros de la Cámara de Representantes tienen prohibido descargar TikTok en teléfonos oficiales y que después buscaría vetar la aplicación de todos los celulares utilizados por miembros del gobierno federal.
Los gobernadores de Dakota del Sur y Maryland, estados mayormente republicanos, se han sumado y han hecho esfuerzos por prohibir TikTok en los celulares de funcionarios activos.
En otras latitudes, las medidas fueron mucho más drásticas. India procedió con una prohibición definitiva de TikTok en el 2020 a raíz de conflictos con China, a pesar de que la población de ese país representaba el mercado extranjero más grande para la aplicación con aproximadamente 200 millones de usuarios antes de su cierre.
Tampoco es un fenómeno inentendible. TikTok es una de las 224 aplicaciones de origen chino bloqueadas por la India con la premisa de mantener a salvo la seguridad nacional y la soberanía digital.
La objetividad de la aplicación; la parcialidad del algoritmo
La tecnología carece de ética, moral o principios. Esta es una de las interpretaciones que se desprende de la postura de la experta en ética Lorena Jaume-Palasí publicado en El País, en donde comenta que “(La tecnología) es simplemente un reflejo de nuestro comportamiento humano con todos sus defectos y virtudes”.
Esto implica que las conexiones que unen un procesador con una memoria no conocen en un sentido humano o epistemológico de geopolítica o de modelos económicos. Sin embargo, somos los humanos quienes encauzamos la tecnología para servir nuestros intereses, por más nobles o malignos que puedan ser.
Gabriel Pérez Salazar, catedrático investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, considera que, como usuarios, estamos envueltos en la evolución de la tecnología y somos parte de ella. “Lo tecnológico es cultural. No lo puedes separar”, dijo al respecto en entrevista. “El desarrollo de un dispositivo tiene que ver con las condiciones sociales en las cuales se presenta esa evolución”, continuó.
China reconoce que la mente de la juventud funciona como una especie de esponja que absorbe lo que tenga por delante. El gobierno de la República Popular China sabe que la formación óptima de sus jóvenes se verá reflejada, a largo plazo, en el desarrollo económico y social del país.
La intención de interesar a la población en temas como la ciencia y las matemáticas se ve plasmada en el contenido que consume diariamente. “La aplicación pensada para el mercado chino por supuesto que responde a las condiciones sociales, políticas y legales del mercado chino, que son muy diferentes a las que se presentan en otros países”, dijo el investigador.
¿Tienen las personas de China algún decir en el contenido que se les presenta en redes sociales?, ¿lo tenemos nosotros en esta parte del mundo?
No sería justo suponer que los niños o adolescentes chinos, en un momento de ocio y tiempo libre, opten por resolver ecuaciones matemáticas y no por consumir entretenimiento como el que se puede encontrar en TikTok. Las aplicaciones por sí mismas no saben de cultura. Y lo mismo, aunque con un sesgo mayor, podríamos decir de nosotros.
Al menos en occidente, el contenido que se muestra es el contenido que la población escoge. “(Los algoritmos) si están sujetos a este tipo de influencias. Si en el mundo occidental lo que predomina es un modelo de intercambio económico, pues claro que el sesgo va ser comercial”, expuso Pérez.
Al menos en el sentido del contenido disponible en redes sociales, podemos ver a China como una figura paterna que cuida lo que consumen los que están bajo su cuidado. En teoría suena favorable. La cuestión es si ese fomento a la educación vale la pena cuando viene a precio de la libertad para escoger. Pero nuevamente, ¿TikTok sí nos brinda ese libre albedrío?
Las inquietudes no paran.
¿Están los preciados datos de un usuario realmente a salvo en un mundo hiperconectado? Los dispositivos y sus aplicaciones son ventanas por las cuales podemos ver el mundo, pero por las cuales el mundo también nos puede ver. “Yo parto del hecho de que todo lo que yo hago, todo lo que yo publico, todo lo que está en este momento en mi dispositivo, aunque no lo tenga abierto, se está registrando”, declaró el autor de El meme en internet, identidades y usos sociales.
“La privacidad es un derecho que tenemos todas las personas usuarias, todos los ciudadanos, todas las ciudadanas”, continúa Pérez. “Pero en la actualidad, consciente o inconscientemente, legal o no legalmente, ya no existe. Es decir, no puedes pensar tú que lo que tienes en tu celular nada más tú lo sabes”.
Tal vez no se trata de aplicaciones convertidas en armas de información ni de una avanzada china contra occidente. Tal vez se trata de recordar los miles de usos que puede tener la tecnología más allá del ocio. Parece un reto enorme el de reconciliar el ocio y la educación, pero China demuestra que puede ser posible. ¿Habrá algo más que no estemos viendo a simple vista?
La última palabra, como siempre, y la más importante, la tienes tú, lector.
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