¿Qué pasaría si roban en tu museo favorito?

Todo es una amenaza para una colección de arte: la economía mundial, el viento, lo que los críticos piensan del artista y hasta el terrorismo. A nivel mundial, la aseguranza de piezas o colecciones enteras es un negocio bien consolidado, sin embargo en Latinoamérica, este es un mercado que recién comienza. 

Como el valor del arte es un tema subjetivo y difícil de decidir, instituciones públicas y empresariales se han encargado de tratar de definir algunos aspectos para que el concepto de ‘pólizas para asegurar obras de arte’ sea posible. 

Si esto es algo que no tiene mucha tradición en nuestra región, ¿por qué deberíamos comenzar a preocuparnos por ello? Porque no es algo desconocido para los museos y porque cada vez el arte latinoamericano llama más la atención a nivel internacional. 

Según un análisis de la consultora Deloitte, en la región Centro de México la venta de arte moderno y contemporáneo aumentó en un 11% durante 2016, lo que significa que el valor de las transacciones por arte en el país se encuentran en alrededor de 15 mil millones de dólares. 

Esto es gracias a ferias nacionales e internacionales, en las que participan tanto artistas mexicanos como de otras partes de sudamérica, que se han encargado de ponerlos en vista de públicos internacionales, lo que implica mayor movimiento de las obras y por tanto más peligros. 

¿Cómo repones una pieza única que resultó dañada o desaparecida en un siniestro? Sin duda, el arte está expuesto a percances y precios que una póliza normal no pueden cubrir, por lo que aquí te enseñamos cuáles son algunas claves con las que las aseguradoras lidian con estas complejidades. 

Tu alfombra puede estar a salvo

Primer dilema, ¿qué es arte? Para liberarse de esto (un poco) las aseguradoras consideran arte a los objetos con valor e interés histórico, artístico y cultural. Esto podría incluir cuadros, pinturas, cerámicas, porcelanas, dibujos, mobiliario antiguo, grabados, litografías, fotografías, tapices, alfombras, manuscritos, libros, monedas y un largo etcétera. 

¿Qué clase de seguros existen? 

Póliza clavo a clavo:

Está diseñada para exposiciones temporales en las que las piezas tienen que transportarse de un sitio a otro. Incluye la preparación de la obra, el transporte de ida, la estancia en la galería y el transporte de regreso.

Seguro por daños generales: 

Estas pólizas garantizan cualquier daño provocado por terceros que pueda sufrir una pieza, esto basado en el valor acordado en la contratación del servicio. 

Seguro por daños específicos: 

Las aseguradoras ofrecen opciones de posibles daños que puedes elegir cubrir en planes personalizados, que más que ofrecer opciones, quieren adaptarse a lo que el contratante pueda pagar. 

¿De qué se puede proteger a una obra de arte?

Las compañías se han encargado de establecer algunos riesgos específicos comunes:

Depreciación: 

Si la economía mundial o la desvalorización de un artista provocan que el valor de la obra disminuya, se garantiza esta por el valor máximo nuevo que esta obtenga. 

Descabalamiento: 

Si se pierde, daña o destruye una pieza de la obra,  tu aseguradora puede cubrirlo pero no se hará responsable del demérito que esta puede sufrir en su restauración. 

Fotografía: 

Se cubre el costo de hacer una copia de una fotografía con la misma técnica y a partir del negativo original. 

Daños en marcos y cristales 

No se cubre la reposición de ambos elementos, sino los daños que la obra pudiera haber sufrido como consecuencia de su daño. 

Compra luego del robo 

Los titulares de la obra tienen derecho a comprar una obra perdida o robada en caso de ser recuperada y siempre y cuando no se haya indemnizado. 

Museos:

Si ocurre un siniestro en un museo, independientemente de su naturaleza y el costo de los daños, las obras pertenecientes a sus colecciones seguirán siendo propiedad de quien lo eran antes de este. 

Contra el terrorismo

Esta es una tendencia que las aseguradoras han tenido que adoptar en últimos años, y aunque únicamente cubren ataques durante su transporte, se puede adaptar  otras pólizas si la obra se compra y se asegura antes. 

Lo que no va a cubrir un seguro: 

La aseguradoras están seguras de que cualquiera podría aprovecharse de su póliza de seguro, así que está muy claro que una obra dañada por irresponsabilidad de directos no será cubierta, y estos son algunos de los motivos:

Desgaste natural severo, envejecimiento, deterioro gradual, moho u oxidación.  Daños por goteras, filtraciones, humedad, polución o contaminación.  Afectaciones por no preparar un embalaje adecuado para su transporte. Los seguros más caros

Bosco al Museo del Prado 

El Museo Nacional del Prado en Madrid albergó en 2016 una exposición por el IV Centenario de El Bosco con 49 piezas originales. El seguro con un costo de más de 683 millones de euros cubrió la entrega de las obras por parte del cedente, la exhibición y la devolución de las mismas.

Un tesoro para Polonia

En diciembre pasado, el Museo de Cultura Polaco compró una colección privada valorada en 2 mil millones de euros, entre los que se encuentran dibujos de Renoir y ‘Paisaje con el buen Samaritano’ de Rembrandt. Pero en esta colección también está ‘La dama del armiño’ de Leonardo Da Vinci, asegurada por 350 millones de euros.

Miró, el valioso 

La fundación Mapfre (empresa aseguradora con servicios para arte) inauguró una sala permanente en su centro de exposiciones dedicada a Miró. Se trata de una colección de 65 piezas del pintor y 5 de Alexander Calder. Estas piezas están aseguradas por 45 millones de euros, pero se estima que a la venta rondarían los 100 millones de euros. 

Intervención no deseada

Una mujer de 91 años se tomó muy en serio la invitación del artista Arthur Kopcke, pues tomó un bolígrafo y llenó un crucigrama que en realidad se trata de una obra asegurada por 89 mil dólares. Para que los efectos de la póliza pudieran realizarse, se tuvo que iniciar un proceso judicial, aunque el Neues Museum reconoció que el acto no tuvo intención criminal. 

Reconocimiento millonario

En 2007 se llevó a cabo una exposición homenaje para Frida Kahlo en el Palacio de Bellas Artes. Realizarla costó 15 millones 200 mil pesos. Sólo el costo de la aseguranza de las piezas se llevó el 40% del costo total, pues estas fueron valuadas por 6 millones 380 mil pesos.