El aire de la oficina te vuelve menos inteligente

Vida
/ 5 noviembre 2015

Un nuevo estudio informa que nuestro entorno de trabajo también afecta a nuestro cerebro.

Por Sarah Romero para Muy Interesante

Sentirnos mentalmente agotados tras un día de trabajo puede ser una situación habitual para muchos. Según un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, la State University of New York Upstate Medical University y el Centro de Excelencia de la Universidad de Siracusa en Nueva York (EU), el aire de la oficina podría ser el responsable.

Según los investigadores, la inhalación de aire en una oficina mal ventilada puede disminuir la función de nuestra capacidad cerebral en más de la mitad de lo habitual. Para llegar a esta conclusión, realizaron un experimento con 24 voluntarios que trabajaban habitualmente en oficinas. A todos ellos los alojaron en un edificio repleto de oficinas durante seis días (a los que tenían que acudir a trabajar de 09.00 a 17.00), durante los que alteraron deliberadamente -y artificialmente- los niveles de dióxido de carbono (CO2) y los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COV), sustancias químicas peligrosas como contaminantes del aire y que son liberadas por la quema de combustibles, como la madera o la gasolina, pero también por disolventes, pinturas, etc...

Los expertos realizaron pruebas de rendimiento cognitivo antes, durante y después del tiempo que duró el experimento. Los resultados revelaron que los días en los que los niveles de COV eran bajos, los participantes mejoraron sus resultados en un 61% en comparación con el promedio del resto de días. En los días calificados como “verdes +” donde había ventanas abiertas al aire libre y niveles de COV muy bajos, su rendimiento mejoró aún más con respecto al resto de días (un 101%).

Las conclusiones del trabajo revelan, por tanto, que para ser más productivo en el trabajo, necesitamos un entorno adecuado, ya que los edificios en los que trabajamos tienen la capacidad de influir tanto negativa como positivamente en nuestra salud y por ende en nuestro rendimiento laboral.

El estudio ha sido publicado en la revista Environmental Health Perspectives.

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