El consumo de carne de cerdo en la dieta mediterránea
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La composición nutricional de la carne magra de cerdo es similar, incluso menos grasa, que la carne de pollo, que se considera carne blanca.
La carne de cerdo está considerada carne roja, igual que la ternera, y por eso se aconseja no consumir más de dos porciones a la semana en una dieta. Una recomendación que cuestiona la investigadora en nutrición Dolores Corella al constatar que la parte magra del cerdo, el lomo, es similar a la carne blanca.
“Un consumo moderado de carne de cerdo, sobre todo magra, puede estar perfectamente integrado en la dieta y no tenemos porqué estar prohibiendo y alertando de su consumo simplemente porque de manera tradicional se considere una carne roja y ésta se tiene que consumir muy poco en la dieta”, afirma a EFEsalud la investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Y es que en el laboratorio han analizado las distintas carnes y han comprobado que la composición nutricional de la carne magra de cerdo es similar, incluso menos grasa, que la carne de pollo, que se considera carne blanca.
Según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una carne es roja si es de mamífero, a excepción de la de conejo que se considera blanca; mientras que la blanca es la de las aves, a excepción de la carne de avestruz que se considera roja.
“En realidad, lo que sería científico sería clasificar a la carne en función de su contenido en nutrientes, grasas, proteínas… y no en función de su color que lo único que te dice es la cantidad de hemoglobina que tiene ese músculo”, opina la experta.
Además, añade, también debería distinguirse en un mismo animal las partes rojas, más grasas, de las blancas, menos grasas, como pasa en el cerdo.
“La recomendación de la dieta se basa en que la carne magra de cerdo es carne roja pero científicamente no lo es. Estamos haciendo una mala clasificación de carnes rojas y blancas basado en algo tradicional que tenemos que mejorar”, apunta.
Estudio OBENUTIC
El estudio OBENUTIC, todavía en curso y cuyos datos presentó Dolores Corella en Milán, pretenden conocer la frecuencia de consumo de carne de cerdo su correlación con otras carnes y alimentos y su asociación con variables del estilo de vida y salud mediante cuestionarios, medidas antropométricas y análisis bioquímicos (sangre, colesterol, glucosa…).
Se trata de un estudio transversal sobre consumo de carnes frescas (se excluyen jamones y embutidos) con 967 participantes de población general de Valencia entre 18 y 80 años, con una media de 40 años.
El 16,7% no consume nunca carne de cerdo; el 23,5% menos de una vez al mes; 28,5% al menos una vez a la semana; un 24,9% 1-2 veces a la semana y sólo un 6,6% la consume más de dos veces a la semana.