Frescura regional
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De las montañas a las cosas del Occidente mexicano hay muchas bebidas que no son tan conocidas. Aquí tres de ellas.
Por: Adriana Silvestre
Elaboradas para el trabajo en el campo, las fiestas comunitarias o la vida diaria, existen preparaciones líquidas que nos hacen descubrir un mapa gustativo poco explorado. Es el caso de la tuba que es considerada de Colima, aunque también se hace en algunas regiones de Michoacán, Guerrero y Jalisco.
De acuerdo con registros de la UNAM, esta bebida llegó con los trabajadores filipinos que viajaban por el Galeón de Manila, en el siglo 16. Se obtiene del líquido que sale de la espiga de flores de la palma de coco, pero es un trabajo complicado porque los cocoteros tienen que subir de 15 a 20 metros para obtenerlo. Después, lo fermentan en barro para no cambiar sus propiedades y lo mantienen frío enterrando la olla en arena mojada. El resultado es una bebida dulce que se acompaña con cacahuates dorados.
Otras bebidas de la zona de Tierra Caliente y de Aquila, en Michoacán, son el tamarindillo y el ponche de changunga o de nanche. El primero es solo la pulpa de la fruta, que se puede beber sola o con limón y sal. Para el segundo, se fermenta la fruta y luego se le agrega aguardiente, es una bebida alcohólica que se consume caliente para combatir el calor.
Punto clave
Los principales productores de tamarindo son Jalisco, Colima, Guerrero, Michoacán y Veracruz.