Historias de ultratumba: El payaso del pelo rojo
Antes de posar junto a la figura afuera de un restaurante de hamburguesas, piénsalo dos veces
En una noche de absoluta desolación, como era la norma en aquel lúgubre establecimiento de hamburguesas donde Patricio y Roque desempeñaban sus tediosas labores, nada parecía fuera de lo común. El lugar solía llenarse alrededor de las dos de la tarde, principalmente con familias irritantes cargando niños bulliciosos y adolescentes hambrientos de comida rápida.
Patricio estaba atrapado tras la caja registradora, mientras Roque cumplía su papel en la cocina, forjando hamburguesas y sumergiendo las patatas en la fritura burbujeante. No era un trabajo que iluminara sus vidas, pero era lo que tenían. Sin embargo, cuando la noche caía, el local quedaba prácticamente desierto, y eso les permitía escapar brevemente para disfrutar de un cigarrillo y algo de alivio.
Esa noche, Patricio ansiaba más que nunca el consuelo de un cigarrillo. Había tenido una desagradable discusión con un cliente horas atrás, y su cabeza parecía aplastada bajo el peso de los interminables turnos que se veían forzados a asumir.
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”Voy a tomar un respiro afuera”, anunció a su compañero, quien asintió con la promesa de unirse en breve.
Patricio salió al exterior y se dejó caer en un banco que se encontraba frente al restaurante. En el extremo de la banca, se erigía una réplica a tamaño real del payaso de cabello rojo, la mascota del lugar, sonriente y con una pierna cruzada sobre la otra, un brazo extendido sobre el respaldo. La figura siempre había enviado escalofríos por su espalda. ¿Qué clase de lugar infantil seleccionaba a un payaso como su emblema?
Justo cuando Patricio sacó una caja de cigarrillos de su bolsillo, notó algo inquietante. La estatua del payaso se giró hacia él y emitió una voz aterradora.
–”Yo también”, dijo con un tono espeluznante.
El terror se apoderó de Patricio en ese instante, su corazón palpitó violentamente y, en medio del pánico, se desplomó. Su compañero, aterrado por la perturbadora sonrisa del payaso, corrió en busca de ayuda.
Trágicamente, el ataque al corazón de Patricio resultó en una muerte fulminante esa misma noche, mientras Roque, traumatizado por lo que había presenciado, apenas pudo relatar la escalofriante experiencia. Lo peor de todo fue que, tras la muerte de su amigo, Roque cayó en un profundo coma.
La leyenda del payaso del pelo rojo se propagó rápidamente a través de los medios de comunicación, sembrando el terror en millones de personas. Por supuesto, muchos no creían semejante disparate. Sin embargo, cuando los policías revisaron las cámaras de seguridad del restaurante, quedaron atónitos al ver que el maldito payaso no solo se movía cada noche, sino que en ocasiones, se levantaba de su asiento y se entregaba a un macabro baile.
Aterrorizados, decidieron mantener el asunto en secreto, temiendo que los tacharan de locos al contar lo que habían presenciado. A partir de ese día, sin ofrecer ninguna explicación, se ordenó retirar todas las figuras del payaso de cabello rojo en todas las sucursales de la cadena de hamburguesas. El misterio continuó sin resolver, un enigma que acechó en las sombras, un recordatorio siniestro de una noche que cambió todo.