Los eclipses lesionaron sus ojos y el mundo nunca volvió a verse igual
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Varios estudios de casos publicados tras eclipses solares totales recientes subrayan la importancia de realizar avistamientos seguros.
Por: Gina Kolata
Poco después del eclipse del 21 de agosto de 2017, una joven visitó el New York Eye & Ear Infirmary del Hospital Monte Sinaí. Le dijo al oftalmólogo Avnish Deobhakta que tenía una zona negra en su visión, y luego dibujó una forma de media luna para él en un pedazo de papel.
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Cuando Deobhakta le examinó los ojos, quedó asombrado. Vio una quemadura en la retina que tenía exactamente la misma forma. Era “casi como una marca de herrado”, dijo.
La mujer había mirado al sol durante el eclipse sin ninguna protección. La quemadura era una imagen del borde exterior del sol.
Con cada eclipse, los oftalmólogos reciben pacientes que han mirado al sol y se quejan después de que su visión está distorsionada: ven pequeños puntos negros, tienen ojos llorosos y sensibles a la luz. Por lo general, los síntomas desaparecen, aunque pueden tardar entre varias semanas y un año.
Pero las quemaduras de retina de esta mujer, que Deobhakta y sus colegas describieron en un caso médico, no se curaron. Su retina quedó con cicatrices permanentes, señal de la gravedad de las lesiones que pueden producirse al mirar un eclipse sin las debidas precauciones.
Con el próximo eclipse de abril, los oftalmólogos recomiendan tener cuidado y no dar por sentado que los avistamientos breves al sol son seguros. Los daños pueden producirse, dicen, en menos de un minuto.
David Calkins, director del Centro Vanderbilt de Investigación de la Visión y vicepresidente del Instituto Oftalmológico Vanderbilt en Nashville, dijo que las personas más jóvenes corren más riesgo de sufrir lesiones en la retina, posiblemente porque el cristalino de sus ojos es más claro que el de las personas mayores. Dijo que también pueden ser un poco más imprudentes.
Pero la edad no garantiza un avistamiento seguro del eclipse.
Un estudio describió a 20 personas de entre 15 y 82 años de Inglaterra que se quejaron de síntomas como manchas negras en la visión o visión borrosa tras un eclipse en 1999. Cuatro dijeron haber utilizado gafas para eclipses; una dijo haber usado gafas de sol. El resto lo miró con los ojos desprotegidos.
Cinco tenían daños visibles en la retina. Todos menos 4 de los 20 mejoraron al cabo de siete meses.
No todo el mundo tiene tanta suerte. Un estudio publicado el año pasado involucró a cuatro jóvenes irlandesas que miraron al sol durante una reunión religiosa en octubre de 2009. Las mujeres, que no se conocían entre sí, buscaron atención médica a los pocos días de mirar al sol. Se quejaron de puntos ciegos en el centro de la visión y dijeron que los objetos aparecían distorsionados y borrosos.
Los investigadores del Hospital Universitario de Galway realizaron un seguimiento de las mujeres durante una media de más de 5 años. A una de ellas se le hizo un seguimiento por 11 años.
Años después, informaron los investigadores, todas las mujeres seguían teniendo puntos ciegos.
Para Deobhakta, la situación de la mujer de 2017 es un cuento con moraleja.
Aunque se puso gafas protectoras para ver parte del eclipse, al principio lo miró varias veces durante unos seis segundos en cada ocasión, sin protección.
Se sintió bien durante cuatro horas. Después aparecieron los síntomas: visión borrosa, formas y colores distorsionados y una mancha negra en forma de media luna en el centro de la visión con el ojo izquierdo.
La mayoría de la gente mira un eclipse a través de unas gafas especiales para eclipses. Suelen tener un cuerpo de cartón con una película especial en los oculares que filtra los rayos nocivos.
Deobhakta afirmó que no confía en muchas de las gafas de eclipse que se venden y cree que no merece la pena arriesgarse con ellas. Prefiere un método indirecto que consiste en utilizar agujeros de alfiler, como en un colador, para proyectar la sombra del sol sobre el suelo.
Los grupos profesionales afirman que muchas gafas para eclipses son seguras, pero piden precaución a la hora de comprarlas. La Sociedad Astronómica Estadounidense informó que antes del eclipse de 2017 inundaron el mercado gafas de eclipse potencialmente inseguras.
Para ayudar a las personas a encontrar gafas de eclipse, la sociedad astronómica tiene una lista de vendedores y distribuidores confiables.
Las gafas de eclipse legítimas deben cumplir unas normas de seguridad internacionales específicas conocidas como ISO 12312-2. Las pruebas requieren un espectrofotómetro que mide la cantidad de luz ultravioleta, visible e infrarroja que atraviesa las gafas.
Pero un logotipo ISO en las gafas no es necesariamente una garantía, advierte la sociedad astronómica, porque los vendedores pueden —y algunos lo hacen— tomar un logotipo ISO de internet y ponerlo en sus gafas.
Rick Fienberg, jefe de proyecto del Grupo de Trabajo sobre Eclipses Solares de la sociedad astronómica, afirma que las empresas falsificadoras también ponen en sus productos los nombres de distribuidores legítimos. Eso no significa necesariamente que sean inseguros, añadió. Pero sí significa que el vendedor, o la empresa que le vendió los productos, está cometiendo un fraude.
Fienberg sugiere comprar directamente a un vendedor de la lista de la sociedad astronómica.
Pero si te preocupan tus gafas, Fienberg afirmó que hay una forma de comprobar si son eficaces. Mira alrededor de una habitación con las gafas del eclipse puestas. Las gafas deben estar tan oscuras que no se vea nada. A continuación, sal al exterior y mira al sol con las gafas puestas. Probablemente estés a salvo, dice, si puedes ver el sol a través de las lentes y “la imagen es nítida y cómodamente brillante”.
Deobhakta sigue preocupado. Dice que sabe que es demasiado precavido, pero no puede evitar advertir a la gente sobre el próximo eclipse.
“No lo miren, tengan gafas o no”, dice. “No voy a dejar que mis familiares lo miren. Soy médico. Por eso digo lo que digo. Vi lo que pasó”.