¿Qué es el violentómetro escolar y por qué debemos prestar atención?
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Desde su creación, la herramienta se ha actualizado de acuerdo a las necesidades sociales que se han detectado, su última modificación ocurrió en 2021.
En un entorno donde la violencia puede pasar desapercibida por estar normalizada, el Violentómetro Escolar es una herramienta clave para detectarla y prevenirla dentro de las aulas. Se trata de una escala visual, didáctica y de práctica observación, que ha sido adoptada por instituciones educativas, organismos gubernamentales y asociaciones civiles en México.
Fue creado en 2009 por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género, perteneciente al Instituto Politécnico Nacional (IPN). Aunque surgió en el contexto de relaciones de pareja, su eficacia y claridad han permitido que se adapte con éxito al entorno escolar, familiar y laboral.
De manera simple, es una regla gráfica que mide niveles de violencia. Dividida en tres niveles de alerta, permite visualizar desde las señales más sutiles hasta las más graves de violencia interpersonal.
“Pon atención” | Zona verde/amarilla
Aquí se muestran comportamientos que suelen pasarse por alto: celos, mentiras, bromas hirientes o la ley del hielo. Son las primeras señales de que algo no va bien.
“Reacciona” | Zona naranja La violencia escala: empujones, pellizcos, jaloneos o tocamientos sin consentimiento. Aquí, la intervención ya no es opcional.
“Pide ayuda” | Zona roja Cuando se llega a amenazas, agresiones físicas graves, abuso sexual o violaciones, la integridad de la persona está en riesgo. Se necesita atención inmediata y profesional.
Sumado a ser una herramienta que identifica la violencia, busca generar una conciencia colectiva. Por ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP), en colaboración con otras instituciones como el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), ha impulsado programas como Escuela Libre de Violencia, donde el Violentómetro se integra como recurso pedagógico.
La implementación del violentómetro
1.- Concientización: A través de actividades, charlas y materiales impresos, se familiariza a la comunidad educativa con las señales de alerta.
2.- Detección y reporte: Se fomenta un ambiente de confianza donde los estudiantes pueden hablar sin miedo. Se determinan canales específicos para denunciar casos de violencia.
3.- Intervención y apoyo: Una vez detectado un caso, se activan protocolos de actuación: se escucha a la víctima, se protege su integridad, se informa a las familias y se canaliza a atención psicológica o legal, según el caso.
4.- Prevención constante: Se capacita al personal docente y se fortalecen las habilidades socioemocionales de los estudiantes para construir una convivencia más respetuosa y empática.