Renovar tu ropa interior es una necesidad, no un lujo
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No se trata nada más de ser presumidas, o intentar ocultar con nuestra lencería lo que los años se empeñan en hacer evidente. Renovarla cada tanto tiene otros beneficios que tal vez no imaginas
Cuando salí de Cuba unos de mis grandes deseos era poder al fin tener cajones desbordantes de hermosa y nuevecita ropa interior. Soñaba con que toda mi lencería fuera de “salir”, y dejar atrás esos días de austeridad y conformismo con lo primero que apareciera, sin poderme dar el lujo de combinar las piezas o utilizar las más conveniente de acuerdo al color del resto de la ropa.
Quizás para ti que me lees es inconcebible que ese pudiera ser un objetivo, pero lo era. Ciertamente nunca he podido acumular la cantidad que mis sueños guajiros me hicieron imaginar, sobre todo porque no sé si sea que mis gustos son caros o que realmente es costosísima la ropa femenina, aun cuando se trate de pequeñísimas piezas, pero aún sigo disfrutando de ese tipo de compras.
No sé si con la edad se van perdiendo esos intereses, pero no es extraño ver a las mujeres que a partir de cierta etapa de sus vidas dejan de percibir en la ropa interior el aliado que es. Sin embargo no se trata nada más de ser presumidas, o intentar ocultar con ellas lo que los años se empeñan en hacer evidente. Renovarla cada tanto tiene otros beneficios y te digo cuáles son:
Razones para no dejar que tu ropa interior se haga viejita
Guarda malos olores
Cuando usamos en demasía una prenda, como es el caso de la lencería, en algún punto se va contaminando con ciertos olores propios de nuestro cuerpo, y aunque en apariencia estén limpias en cuanto comencemos a transpirar esos desagradables aromas se harán presentes de inmediato, para evitar esto es que se recomienda cada tanto renovar nuestro arcón.
Pierden su forma y sujeción
Otro de los resultados que tienen lugar debido al uso frecuente de estas piezas es que la tela cede haciéndolas lucir no solo antiestéticas, sino que pierden su razón de ser al comenzar a quedarnos flojas, lo que trae como resultado que no solo no oculten lo que deben ocultar, sino que tampoco sujetan lo que debieran sujetar.
El color se pierde
Sin importa si te costó una pequeña fortuna, una vez que los colores se desvanecen y en su lugar aparecen nuevos diseños, como por ejemplo manchas, deja de cumplir con uno de sus propósitos y que es hacerte ver y sentir segura, para en su lugar reflejar una imagen descuidada y desaseada.
Deterioro del material
No solo se trata de los colores pues a veces estos se pierden pero la tela se mantiene intacta, o al revés, la prenda parece nueva pero tiene agujeros, en esos casos es importante jubilarlas de nuestro closet, pues uno de los requisitos esenciales de la ropa interior es que se encuentre en buen estado.
Se contamina
Quizá no lo hayas pensado, pero nuestra ropa interior posee restos de nuestras heces fecales, y según Charles Gerba, profesor de microbiología de la Universidad de Arizona , cuando lavamos la ropa en agua fría bacterias como la E.Coli sobreviven al ciclo y contaminan el resto de las piezas, la solución es agua a 60 grados centígrados y secarla al sol.
No creas que porque el común de la gente no puede ver lo que traes puesto está bien que te desentiendas, recuerda que ella está en contacto directo con la parte más íntima de nosotros, y como tal es importante que pongamos el cuidado necesario en tener piezas de calidad que sirvan a nuestros intereses estéticos, a nuestras necesidades físicas y a nuestra salud, y una forma de asegurar algunos de esos aspectos es renovando cada tanto nuestra ropa interior.