Silvia Estela Morales decidió hacer un cambio en su vida: dejar por completo el alcohol. Ahora, comparte su historia para inspirar a más personas a moderar su consumo.
No necesitas tocar fondo para cambiar tu vida, ¿no sería mejor darte cuenta a tiempo? Al pensar en alcoholismo o cualquier otro tipo de adicción, se cree que solo aquellos con una historia trágica buscan ayuda; eso es totalmente falso.
Silvia Estela Morales de la Peña es la prueba de ello. No sabía que la maternidad podía ser tan retadora, “se me vino así como un peso, mucha responsabilidad”, recordó. Entonces, comenzó a buscar escapes para sentirse relajada: los encontró en el alcohol. Era una salida del estrés, esa presión por ser una “mamá perfecta”, cumplir las expectativas de la sociedad, actuar como siguiendo un manual.
Su consumo aumentó en cantidad y frecuencia. Empezó a salirse de control. Bebía de manera solitaria en su casa, los fines de semana se distanciaba de su esposo, descuidaba a sus hijas... “es ahí donde me doy cuenta, se tiene que hacer un cambio en mi vida y definitivamente sabía por dónde empezar: era dejar de tomar”.
LA CLAVE: MODERACIÓN
El alcohol siempre estará presente en la vida, especialmente en los eventos sociales, y puede disfrutarse con moderación: “que seas tú quien tenga el control y no sea él quien te controle a ti”, apuntó.
El cuerpo procesa una cerveza o una copa de vino en un lapso de una hora. Tras ese tiempo, se puede continuar con el siguiente trago. Cuando se bebe con mayor velocidad, al hígado se le dificulta eliminarlo de la sangre y afecta al sistema nervioso.
Un verdadero amigo te va a apoyar, te va a entender y te va a aplaudir esa decisión, y un amigo al que deberías prestar atención es el que te va a estar presionando o insistiendo para que sigas tu consumo”.
“Lo que estoy sugiriendo y recomendando es fomentar un consumo moderado; que se espacie relativamente un trago de una hora y se acompañe con agua natural también, para ayudarlo a salir un poco más rápido del cuerpo”, señala.
Sin embargo, el aspecto social también tiene un papel determinante, señala Silvia Estela:
1) Si no estás en el ambiente correcto o te rodean malas compañías, el consumo se potencializa. Pregúntate: ¿con quién estás? ¿Te sientes presionado? ¿La gente a tu alrededor respeta tu decisión? Es difícil, y deberás soltar esas relaciones si no te hacen bien.
2) Suele ser una actividad para relacionarse, reunirse equivale a tomar; pero existen otras maneras de socializar, busca alternativas. Si quieres seguir viviendo esos momentos especiales sin sentirte fuera de la experiencia, busca una bebida sustituta sin alcohol que te guste y sea distinta a lo que tomas normalmente.
En este proceso no se trata de ser perfectos, ni de conseguir palomitas a diario. Silvia Estela vive con la frase “voy por hoy”, concentrada en el presente. “Si fallaste el día de ayer, y tienes la oportunidad y la bendición de despertarte hoy, lo retomamos y lo volvemos a intentar”.
TUS RELACIONES CONTIGO Y CON LOS OTROS
Dejar de beber cambió su vida para bien: de entrada, mejoró su relación con sus seres queridos, la comunicación con su esposo fue más sincera y clara con una conexión más natural, con sus hijas pudo ser paciente y estar presente. A nivel físico, duerme mejor, le dedica mayor tiempo al ejercicio y su cuerpo está más sano.
No termina ahí, en lo privado y personal. Hacerlo público ha sido lo más difícil del camino, sobre todo con el círculo social. No era solo su imagen, sino la vida de su familia, quienes también han debido afrontar cierto tipo de comentarios.
“Estamos en una sociedad conservadora y si alguien dice que va a dejar de tomar, ahorita no estamos preparados para verlo como algo positivo, lo interpretamos como si hubiera un problema grave detrás de ese alto”, afirmó.
Gracias al apoyo de su esposo y de sus papás, ha logrado compartir su experiencia con otros y es satisfactorio ver cómo está resonando en ellos, cómo intentan implementar estas prácticas, incluso dentro de su propio círculo cercano.
“Ya habiendo experimentado la satisfacción y lo bonito de este nuevo estilo de vida, me encantaría que estas personas, a quienes yo también estimo, lo puedan experimentar. Es ahí cuando hago mi experiencia pública, para ponerme al servicio de los demás y tratar de ayudar”.
Pues no se necesita de ninguna sustancia o comportamiento adictivo para ser quien realmente eres. Silvia Estela se refugió en la adicción porque no sabía quién era. Ahora, esa esencia, ese “yo” real, lo conoce a través de estar sobria: está completa, el vacío que tapaba con la bebida lo llenó haciendo introspección.
“Me encantaría que las demás personas puedan ser auténticas, genuinas, sin tener que recurrir a comportamientos adictivos”.
En mi caso, no tuve que llegar tan abajo, pero para allá iba. Mi camino iba directo y en picada”.
BIONEUROEMOCIÓN
En su Instagram @silviaestelamp, comparte su historia y brinda herramientas e información. Tiene cerca de un año estudiando temas relacionados con la salud mental, específicamente con la rama de la bioneuroemoción. Está enfocada en el bienestar emocional, que se hila con la mente y los síntomas físicos. Esta metodología le ayudó a indagar en sí misma, en sus conflictos y a entenderse mejor.
La bioneuroemoción detecta un estrés (como la adicción, el comportamiento de alguien más o un problema) y a través del acompañamiento y de aplicar la “conciencia de unidad”, se trabaja para encontrar la raíz de la situación, el conflicto del conflicto. Al identificarlo, se podrá cambiar la percepción y eso ayudará a tomar decisiones y acciones distintas en el día a día.
Sin embargo, las redes no fueron suficiente, ¿en qué otro medio podría dar su mensaje? Lo encontró en las conferencias: la primera fue en su cumpleaños, pues quería empezar ese año no dando, sino recibiendo.
Y SOBRE TODO AMOR
Para apoyar a un ser querido, se debe buscar apoyo profesional. “A veces nosotros tratamos de ayudar y no tenemos las herramientas y aquí caemos mucho en el presionar a que no tomen o a recalcarles que está mal o a imponer una manera de pensar”, expresó.
¿Qué sí podemos hacer? Estar emocionalmente para ellos, tratar de comprenderlos sin imponer, alentarlos a acudir con un profesional y, sobre todo, darles amor.
“Una persona con un vacío necesita mucho amor dentro del círculo de sus seres queridos. Si se siente acompañado y si se siente amado, entonces es ahí donde va a poder escuchar la recomendación”.