Tinterra: los secretos más exclusivos de un lujoso vino mexicano
Esta es la historia de cómo la primera impresión cuenta más que nada. Sobre todo si hablamos de vinos. Y es que la vida también puede pasar dentro de una botella, y los secretos pueden ser el mejor maridaje
El vino es un espejo. Revela los secretos de quien lo produce, lo viste y lo bebe. A veces es un regalo, una manera de consentirse, reclamar un lugar en el mundo. El vino deja huella. En él encontramos notas de identidad, un buqué fino de orgullo, un cuerpo completo de esfuerzo, y un ligero dulzor enigmático.
La producción de vino es la única actividad en la que una persona puede encargarse de todo. Desde la tierra. La cosecha. El prensado. La fermentación. El embotellado. Hasta los detalles más sofisticados de la etiqueta. Así lo dijo en 1971 el publicista retirado John Dunkley cuando adquirió 1.5 hectáreas de un viñedo en Riecine, el corazón de la Toscana, y comenzó a producir su propio Chianti Classico.
A más de 10 mil kilómetros de distancia, 51 años después, Cristian Kim entendió lo mismo y creó Tinterra, un lujosos vino mexicano de color granate con destellos en tonos de frambuesa madura que combina uvas de Syrah, Carignan y Grenache. Para él, el secreto mejor guardado de Valle de Guadalupe; para nosotros, un vino exclusivo, honesto, un nuevo objeto del deseo.
Cristian es lo que se conoce como un trotamundos. Nació en Corea del Sur, creció en Guatemala y se estableció en México. De su gusto por los viajes surgió Coreanovlogs, su alter ego que come, bebe y vende propiedades millonarias en cada rincón de México junto a sus más de cinco millones de seguidores.
La semilla de Tinterra se plantó en una de esas aventuras, cuando visitó por primera vez Baja California. Un día, entre Rib Eye en costra de sal y salmón a las brasas, Kim decidió hacer su primer vino.
¿SÍMBOLO O SECRETO?
Se produjeron cinco mil litros de Tinterra para empezar. Más de mil 200 botellas. Cada una con 13.5 grados de alcohol. Exactamente 12 meses en barrica de roble francés, húngara y americana de segundo uso. Aromas frutales como cereza, ciruela y arándano. Notas a pimienta, canela y clavo.
Pero la joya de la corona es la etiqueta. Una etiqueta cinco veces más cara que las habituales producidas en México. Impresa en Saltillo por la empresa Etiqus con detalles en cobre, papel de algodón y barniz a registro.
Para entenderlo mejor, hablamos con Alejandro Flores, fundador de Human, el estudio de diseño encargado de Tinterra.
Y para revelar cada secreto, empezamos por el nombre. Todo partió de una historia que Cristian Kim quería narrar. “En sus videos tiene un pequeño susurro, con eso cierra, con eso abre, es su trademark, un susurro es contar un secreto, la conversación más íntima entre dos personas”, señala Alejandro.
“Susurro”, de hecho, sería el primer nombre. Sin embargo, ya estaba tomado. ¿La alternativa? Usar el latín. ‘Tin’ de tres, por la cantidad de uvas que contiene. ‘Terra’, proveniente de la tierra. Para respetar el concepto del susurro, se incluyó un sutil detalle: en la ‘RR’ se ve cómo tiemblan con las ondas de sonido cuando pronuncias el nombre de este lujoso brebaje.
El segundo secreto se esconde en el costado izquierdo de la botella borgoñona clásica –muy común en vinos tintos basados en Pinot Noir, Syrah y Grenache–. Si se observa bien, resaltan un par de Xoloitzcuintles negros. Estás sentados. La cabeza erguida. Orejas alerta. Colas levantadas. Protegen una llave antigua: un amuleto relacionado con la suerte y la protección.
“Es un animal prehispánico conocido como el ‘Guardián de los secretos’, y se convirtió en el hilo conductor hacia Cristian. Había que representar a Cristian y a México, al México contemporáneo”, señala el director creativo.
Un mapamundi yace oculto en la etiqueta revelando el tercer secreto. Es una representación cartográfica de toda la superficie del planeta. Tinterra es entonces también un mapa: una búsqueda del tesoro para los amantes del vino, el camino al secreto mejor guardado de Valle de Guadalupe.
“Es algo que Cristian ya encontró, y que está dispuesto a compartir”, añade Alejandro. “Fue por ahí que fuimos construyendo la historia, con acabados finos, diferentes papeles y diversos gramajes”.
UN CUARTO DE ALGODÓN Y UNA TAZA DE COBRE
En los supermercados, específicamente en el área de vinos y licores, todas las botellas se parecen. Son copias que solo modifican sus colores, cambian sus nombres y replican frases.
Por eso Cristian Kim quería tener la mejor botella. La más llamativa. Aunque eso implique ser la más cara. “Cristian fue muy abierto en cuanto a lo que quería, realmente él siendo el endorsement y la imagen de la marca, no escatimó en gastos”, comenta Alejandro, quien hace siete años fundó Human bajo una metodología de human-centered design –el diseño centrado en el humano–.
La misión era clara. Una etiqueta sensorial, memorable, una experiencia para los sentidos... los materiales serían la clave. Entre los socios estratégicos de Human se encuentra Etiqus, una empresa mexicana que se especializa en empaques y etiquetas de clase mundial, y la clave para completar esta tarea.
“Utilizamos un papel hecho a base de algodón que tiene buen gramaje y buen grosor. Barniz a registro en la parte del logotipo y hot stamping, que generalmente se usa en detalles”, destaca Alejandro, quien ya fue reconocido por la página web especializada en diseño, Dieline.
Tinterra no hubiera sido posible cinco años atrás. Esa es una realidad. No por la tecnología o los proveedores, sino que hasta hace poco, para lograr la calidad y sofisticación de una etiqueta como esta, era necesario un pedido muy grande (y costoso). Volúmenes inalcanzables para un emprendedor en ciernes.
“Teniendo esta posibilidad con Etiqus de tener volúmenes menores, pues realmente podemos hacer etiquetas muy buenas, etiquetas de alto impacto, muy finas”, agrega el creativo, con la mira puesta en los próximos concursos en donde Tinterra seguro dará de qué hablar.
Para la producción de este tipo de etiquetas autoadhesivas de alta calidad, se requiere de la tecnología más moderna, la cual Human encontró en Etiqus, razón por la que se han convertido en grandes aliados. Entre su oferta de acabados cuentan con hot foil, también conocido como estampado, barniz táctil, serigrafía, grabado en alto y bajo relieve, hologramas de seguridad, micrograbado, laminado, dato variable, mosaico y collage.
“Los dueños del viñedo dicen que es una de las etiquetas más bonitas que han visto”, comenta Cristian Kim en uno de sus últimos videos en YouTube, mientras cubre con ambas manos la botella y pide una copa para degustar su primer vino acompañado de una clásica tabla de charcutería.
Precio, fecha de lanzamiento y puntos de venta, esos son otros secretos que seguimos sin descubrir, sin embargo, la primera impresión hizo su trabajo. Estamos listos para probar Tinterra.
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