Un grupo de científicos describe un síndrome inusual tras la vacunación contra la covid
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En un pequeño número de personas, las vacunas pueden haber provocado una constelación de efectos secundarios, según un estudio a pequeña escala.
Por: Apoorva Mandavilli
Las vacunas de COVID-19 fueron poderosamente protectoras y evitaron millones de muertes. Pero en un pequeño número de personas, las vacunas pueden haber provocado una constelación de efectos secundarios que incluyen fatiga, intolerancia al ejercicio, niebla cerebral, tinnitus y mareos, denominados en conjunto “síndrome posvacunación”, según un pequeño estudio nuevo.
Algunas personas con este síndrome parecen mostrar cambios biológicos distintivos, según la investigación, entre ellos diferencias en las células inmunitarias, el despertar de un virus latente llamado Epstein-Barr y la persistencia de una proteína del coronavirus en su sangre.
El estudio se publicó en internet el miércoles y aún no se ha publicado en una revista científica. “Quiero subrayar que se trata de un trabajo en curso”, dijo Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale que dirigió el trabajo.
“No es que este estudio haya determinado qué es lo que está enfermando a la gente”, dijo, “pero es el primer tipo de atisbo de lo que puede estar ocurriendo dentro de estas personas”.
Algunos expertos independientes señalaron que los resultados no eran concluyentes por sí solos. Sin embargo, los resultados, procedentes de un equipo científico conocido por su trabajo riguroso, sugieren que el síndrome posvacunación merece un examen más detenido, dijeron.
“Una de las cosas más importantes es que se preste atención a este asunto y se intente comprender exactamente de qué se trata”, dijo John Wherry, director del Instituto de Inmunología de la Universidad de Pensilvania. (Wherry ha colaborado anteriormente con el equipo de Iwasaki, pero no participó en este trabajo).
Miles de personas han dicho que las vacunas contra la covid las perjudicaron. Pero el fragmentado sistema de salud de Estados Unidos complica la detección de efectos secundarios poco frecuentes y ha proporcionado poca claridad sobre la gama de síntomas que las personas podrían haber experimentado tras una vacuna contra la covid.
Este mosaico también ha dificultado la comparación y el cotejo de las anécdotas reportadas por las propias personas. El nuevo estudio es pequeño y el padecimiento que estudia es “muy heterogéneo”, dijo Gregory Poland, editor emérito de la revista Vaccine y presidente del Instituto de Investigación Atria.
“A pesar de estas limitaciones, han encontrado datos interesantes que deben estudiarse más a fondo”, dijo. “Es necesario realizar estudios mucho más amplios de individuos muy cuidadosamente definidos y fenotipados”.
Entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023, Iwasaki y su equipo recogieron muestras de sangre de 42 personas con síndrome posvacunación y 22 personas sanas sin él. Los investigadores descubrieron que, en general, las personas con el síndrome tenían peor salud que el estadounidense medio.
Cuando analizaron los componentes del sistema inmunitario, los afectados por el síndrome posvacunación presentaban proporciones diferentes de algunas células inmunitarias, en comparación con los controles. No está claro qué podrían significar estas diferencias; los investigadores no las relacionaron con síntomas individuales.
Dado que los síntomas declarados por las personas con síndrome posvacunación se solapan considerablemente con los del covid persistente, los investigadores analizaron también la sangre de 134 personas con covid persistente y 134 controles sanos.
Al igual que las personas con persistente, las que padecían el síndrome posvacunación mostraron reactivación del virus de Epstein-Barr, un virus que puede permanecer latente en el organismo y está relacionado con la mononucleosis, la esclerosis múltiple y otras afecciones.
Se cree que algunos casos de covid persistente se deben a la permanencia de la proteína de espiga del coronavirus, lo que provoca un mayor estado de inflamación en el organismo.
Iwasaki y su equipo descubrieron que las personas con síndrome posvacunación tenían niveles plasmáticos de la proteína espiga del coronavirus significativamente más elevados que el resto —incluidos los que padecían covid persistente— entre 26 y 709 días después de recibir la vacuna.
Iwasaki dijo que era poco probable que las vacunas de ARNm fueran la fuente de la proteína tanto tiempo después de la administración de las vacunas. “Algo más está permitiendo este tipo de expresión de la proteína espiga en fase tardía, y no sabemos realmente qué es”, dijo.
Wherry sugirió cautela a la hora de interpretar ese resultado. Por ejemplo, es posible que parte de la proteína proceda de infecciones por coronavirus no detectadas. “Me gustaría ver más datos sobre este tema”, dijo.
Sin embargo, añadió, la falta de respuestas claras hace que sea aún más importante seguir explorando la cuestión.
“Una de las cosas en las que quizá los científicos se vieron un poco atrapados durante la pandemia es esta percepción de que deberíamos tener todas las respuestas, y si no podemos dar una respuesta definitiva, entonces no deberíamos hablar de ello”, dijo.
“Creo que eso es un error”, añadió. “No podemos decir con certeza que esto no puede ocurrir”.