Así prepara un padre a su hija para el desenlace de su terrible enfermedad

Por más avances que existan en el campo de la medicina, lamentablemente existen muchas enfermedades que son incurables, algunas de ellas causadas por la genética o por no haberse detectado a tiempo.

Sin duda, uno de los dolores más desgarradores que pueden experimentar los padres, es conocer que un hijo pronto morirá, por causa de alguna enfermedad terminal. Como es la historia de un padre de nombre Zhang Liyong, procedente de China, que sabe que su hija pronto partirá, según lo publicado en varios medios como Mundo y salud, Debate entre otros.

Un diagnostico sin futuro
Zhang Ixinlei es una pequeña de dos años que diariamente, en compañía de sus amorosos padres, visita un lugar poco usual para jugar (su tumba). A los dos meses de edad, Zhang fue diagnosticada con una enfermedad conocida como talasemia, un trastorno sanguíneo que requiere transfusiones de sangre de por vida para poder vivir.

Una acción desgarradora
El padre Zhang Liyong, con un terrible dolor en el alma y corazón, cavó una tumba para su hija, deseando que al llevarla todos los días a jugar y acostarse dentro del hoyo, la pequeña llegue a familiarizarse con el lugar donde pronto descansará eternamente. Él está convencido de que es una forma de enseñar a su hija a no temer a la muerte.

Zhang ha invertido todo su dinero para poder salvar a su hija, en dos años logro recaudar 100,000 yuanes ( +14 UDS) de fondos para el tratamiento, sin embargo la deuda es demasiado extensa e imposible para continuar financiándola.

Resignación y aceptación 
Lo único que les queda a los padres es aceptar la realidad y esperar la partida de su gran amor (su hija). La decisión de cavar la tumba con sus propias manos, le ha dado a Zhang la fuerza necesaria para prepararse emocionalmente y esperar lo inevitable. “Aquí descansará en paz”, declaró el padre.

Costumbre que parte el corazón
Después de trabajar, los padres llevan a su pequeña a la tumba: se acuestan un rato dentro del hoyo, platican, cantan, leen un cuento, juegan con los juguetes, incluso, algunas veces los acompaña su mascota.

Una solución desfavorable
Los padres tenían la esperanza de ser donadores de sangre, sin embargo, ninguno de ellos es compatible; incluso consideraron la posibilidad de embarazarse nuevamente y así poder obtener la sangre mediante el cordón umbilical, pero no consideraron que también son gastos que no pueden cubrir.

La humanidad ofrece ayuda
Tras dar a conocer la historia, millones de personas han realizado donaciones para salvar a la pequeña. Los padres aún tienen la esperanza de recibir un milagro y ver sanada por completo a su hija.

¿Cuál es esa terrible enfermedad?
Talasemia es un trastorno sanguíneo que se trasmite de padres a hijos, donde el cuerpo produce una forma anormal de hemoglobina, ocasionando la destrucción de grandes cantidades de glóbulos rojos, provocando anemia.

¿Cuál es la causa?
Es un defecto hereditario, debido a un gen defectuoso de uno o ambos padres.

Los síntomas
Suelen aparecer de inmediato o dentro de los primeros años de vida. Los síntomas son: palidez, cansancio, poca energía, debilidad, fatiga, dificultad para respirar, falta de apetito, orina oscura, coloración amarillenta de la piel, crecimiento lento, deformidades Oseas en el rostro e hinchazón del abdomen.

¿Cómo se puede diagnosticar?
Pruebas de sangre o de ADN sirven para medir el número y tamaño de los glóbulos rojos, la cantidad de hierro en la sangre y los genes que faltan o están dañados.

Tratamientos
La talasemia no tiene cura, sin embargo existen tratamientos. Por lo regular se trata con transfusiones regulares de sangre y suplementos de ácido fólico, para ayudar al cuerpo a producir glóbulos rojos. En casos graves se contempla la posibilidad de un trasplante de médula ósea o de células madres.

Es importante realizar una prueba genética, en caso de creer tener talasemia, más si se desea tener un hijo. Por fortuna existen muchas organizaciones para apoyar a las personas con este tipo de afección. ¡Recordar no abandonar la fe!