Ataque al corazón de Europa: ¿Se pudo haber evitado los atentados?

Internacional
/ 22 marzo 2016

Lo ocurrido hoy evidencia lo que los expertos siempre han subrayado: ni con cientos ni miles de efectivos policiales más se pueden evitar atentados de este tipo.

¿Han fracasado los investigadores antiterroristas y los políticos belgas? Los atentados ocurridos hoy en Bruselas plantean importantes interrogantes. "Nos enfrentamos a una red enorme", había advertido el viernes el presidente francés, François Hollande, junto al primer ministro belga, Charles Michel.

El mandatario francés apuntó entonces que el número de personas que participó en los preparativos de los atentados de París era mayor de lo que se pensaba y que el peligro no había desaparecido.

Justo ese día había sido detenido Salah Abdeslam, el hombre de 26 años que participó en esos atentados, que dejaron 130 muertos. Había sido atrapado el terrorista más buscado de Europa y del que se sospechaba que podía seguir atentando en Bruselas.

Después de hoy puede constatarse que los investigadores fracasaron, o no pudieron hacer nada. En esta ocasión los terroristas atentaron contra Bruselas, la "capital de Europa", donde decenas de personas murieron en dos atentados en el aeropuerto de Zaventem y en la estación de metro de Maelbeek, en el barrio de las instituciones de la Unión Europea (UE). A unos cientos de metros de ese lugar firmaron el viernes pasado los jefes de Estado y de Gobierno de la UE el acuerdo sobre refugiados con Turquía.

Lo ocurrido hoy evidencia lo que los expertos siempre han subrayado: ni con cientos ni miles de efectivos policiales más se pueden evitar atentados de este tipo. Incluso si se controlase a los viajeros en las entradas del metro o de los aeropuertos, ¿cómo evitar que los terroristas se mezclen con los transeúntes en lugares concurridos?

Aun así, los investigadores belgas tendrán que responder a preguntas incómodas. ¿Cómo pudo permanecer escondido Abdeslam en su barrio de Molenbeek, conocido bastión islamista de Bruselas, en una casa situada a solo unos metros de la des sus padres? ¿Por qué no se elevó la alerta por terrorismo a pesar de los supuestos planes para atentar de Abdeslam? Todas esas cuestiones siguen hoy sin respuesta.

Los atentados han conmocionado a Bélgica y sus 11 millones de habitantes, a pesar de que se temía que pudiese ocurrir algo así. Tras el intento de atentado de agosto en un tren de alta velocidad Thalys y el ataque contra la revista "Charlie Hebdo" de París, las pistas llevaban a la zona de Bruselas.

En mayo de 2014 un islamista francés mató a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas: poco antes del ataque también él había vivido en el barrio de Molenbeek. Y después llegaron los ataques del pasado 13 de noviembre de París.

"Constato que casi siempre hay un vínculo con Molenbeek, que hay un enorme problema allí", admitió entonces el primer ministro belga, que prometió más recursos para la lucha antiterrorista y proyectos para evitar la radicalización en la problemática zona.

Con una tasa de desempleo de casi el 30 por ciento y una importante cuota de inmigrantes musulmanes que apenas se han integrado, Molenbeek está considerado desde hace años como un bastión seguro de una sociedad paralela aislada.

Pero, ¿por qué tiene Bélgica semejante problema con los islamistas? "En nombre de la libertad de religión y de la multiculturalidad, las autoridades belgas permitieron desarrollarse durante mucho tiempo a los grupos radicales", apuntó el año pasado el senador belga Alain Destexhe en el diario francés "Le Figaro". En su opinión, a quienes han criticado la situación se les acusado de islamófobos o de intentar estigmatizar a esos grupos.

Según Destexhe, un resultado de esa política es el elevado porcentaje de personas de Bélgica que decidieron participar en la guerra civil siria, unos 500 según las últimas cifras oficiales.

En los foros de Internet, los extemistas juran venganza contra los países que lanzan ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria y aseguran que es algo tan cobarde como un atentado suicida.

De forma parecida a Destexhe se pronunció el viernes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, enojado porque las autoridades belgas permitiesen una manifestación kurda en la que participaron miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Turquía y también la UE.

La forma en que la UE trata a los terroristas es como "bailar sobre un campo minado", advirtió Erdogan, que considera que los países europeos todavía actúan con demasiada laxitud. "No hay ningún motivo para que no pueda estallar una bomba en Bruselas, como ha pasado en Ankara", afirmó. Unas palabras que hoy suenan como una terrible profecía.

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