Busca Joe Arpaio un escaño en el Senado de EU

Internacional
/ 9 enero 2018

Competirá por el asiento que dejará libre el senador republicano por Arizona Jeff Flake, que es un crítico de Trump y que anunció su retirada hace ya semanas.

Voy a presentarme para el Senado de Estados Unidos por el gran estado de Arizona por una inexorable razón: apoyar la agenda y las políticas del presidente Donald Trump en su misión de hacer a Estados Unidos grande otra vez"...

Joe Arpaio se autoproclamó el sheriff más duro de Estados Unidos cuando perseguía a los inmigrantes hispanos en Maricopa. Tras años de prácticas discriminatorias con los latinos en ese condado de Arizona, un tribunal acabó condenándolo. Y el pasado agosto, antes de que la corte fijara la pena de su sentencia, Donald Trump usó su poder presidencial para indultarlo.

Ahora, a sus 85 años y sin cuentas pendientes con la Justicia por la intervención presidencial, Arpaio se lanza a competir por un puesto de senador en Washington en las elecciones de medio término que tendrán lugar en noviembre.

"Voy a presentarme para el Senado de Estados Unidos por el gran estado de Arizona por una inexorable razón: apoyar la agenda y las políticas del presidente Donald Trump en su misión de hacer a Estados Unidos grande otra vez", escribió en Twitter tras haberle adelantado su decisión al "Washington Examiner".

Competirá por el asiento que dejará libre el senador republicano por Arizona Jeff Flake, que es un crítico de Trump y que anunció su retirada hace ya semanas. Las primarias republicanas se celebrarán en agosto y hay otros aspirantes a candidato al Senado.

Es muy posible que tenga el espaldarazo del presidente de Estados Unidos porque Arpaio le dio el suyo a Trump desde prácticamente el inicio de su carrera hacia la Casa Blanca, cuando el ahora presidente no era aún tomado en serio por casi nadie.

"Donald Trump es un líder. Logra resultados y está preparado para endurecer su postura con el fin de proteger los empleos y a familias estadounidenses", dijo el entonces alguacil del condado Maricopa en enero de 2016, antes del inicio de las primarias presidenciales republicanas.

La visión sobre la inmigración es un nexo fuerte de unión entre Trump y Arpaio. "Sé que Donald Trump me apoyará a mí y a numerosos estadounidenses para asegurar nuestra frontera", dijo el entonces sheriff al expresar su apoyo al multimillonario neoyorquino.

Tiempo después, en la convención del Partido Republicano en la que Trump fue proclamado candidato presidencial, apareció por sorpresa para apoyarlo con un duro discurso contra la inmigración.

"Somos el único país del mundo cuyo sistema migratorio pone las necesidades de otras naciones por encima de las nuestras. Estamos más preocupados por los derechos de los inmigrantes ilegales y de los criminales que en proteger a nuestro país", manifestó.

Arpaio, además, puso en marcha en 2011 una investigación sobre el lugar del nacimiento del entonces presidente Barack Obama e insistió en que la partida de nacimiento del demócrata era falsa. Solo los nacidos en Estados Unidos pueden ser presidentes y aquello fue un intento -utilizado luego por Trump- de deslegitimar al mandatario.

Una vez Trump ganó las elecciones presidenciales, su nombre se barajó en la prensa como posibilidad para el puesto de secretario de Seguridad Nacional, un departamento que tiene la frontera y la política migratoria bajo su control.

Sheriff durante 24 años, tras haber sido reelegido en cinco ocasiones, perdió el cargo el mismo día en el que Trump ganó la presidencia. Los hispanos se movilizaron en las urnas y dieron el cargo al candidato demócrata, Paul Penzone.

Arpaio se había dado a sí mismo el título de "sheriff más duro" del país, entre otras cosas por sus constantes redadas para detener a inmigrantes sin papeles, en las que ponía en el punto de mira a quienes tenían rasgos hispanos.

Metió a los indocumentados en carpas de los tiempos de la guerra de Corea en las que las temperaturas se acercaban a los 40 grados durante el verano, separó a familias durante el encarcelamiento, enviando a sus miembros a lugares distintos, y obligó a los internos a llevar ropa interior rosada.

La Justicia lo consideró culpable de desacato por haber continuado sus prácticas discriminatorias contra los hispanos pese a que una corte le había instado a abandonarlas.

El perdón de Trump, que generó fuertes críticas en el país y también reprobación en las filas republicanas, llegó antes de que diera tiempo a que se le impusiera la pena. "Creo que ha sido tratado de forma increíblemente injusta", manifestó Trump al defender su decisión. Arpaio, dijo, es un “patriota".

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