Condenan países árabes la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel
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La presidencia siria afirmó que el futuro de Jerusalén "no lo determina ningún Estado o presidente, sino su historia, la voluntad y la determinación de la lealtad a la causa palestina”.
Los países árabes condenaron hoy la decisión tomada por el presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer Jerusalén como capital de Israel y mostraron su temor ante las consecuencias que este paso pueda acarrear en Medio Oriente.
Egipto, uno de los principales socios de EU en la región y el único país que, junto con Jordania, tiene firmado un tratado de paz con Israel, ha rechazado esta decisión de Trump, así como el traslado de su embajada a Jerusalén.
En un comunicado, el Ministerio de Exteriores egipcio expresó su "gran preocupación por las posibles consecuencias" para la estabilidad de Oriente Medio.
"Egipto confirma que la toma de este tipo de decisiones unilaterales supone una transgresión de las resoluciones internacionales legítimas y no cambiará el estatus legal de la ciudad de Jerusalén, que se considera que está bajo la ocupación", dijo la nota.
Asimismo, indicó que este paso puede "afectar a la hora de avivar los sentimientos de los pueblos árabe e islámico, teniendo en cuenta el gran valor espiritual, cultural e histórico que representa Jerusalén para los árabes y musulmanes”.
Recordó que también puede haber "consecuencias extremadamente negativas en el futuro para el proceso de paz entre palestinos e israelíes”.
Por otra parte, el Gobierno jordano consideró una "violación de la legitimidad internacional" esta medida, pues supone "una vulneración del documento de la ONU que establece que el estatus de Jerusalén debe decidirse mediante negociaciones”.
Amán mantiene un papel de custodio sobre los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, territorio que estaba bajo soberanía jordana cuando Israel lo ocupó en la Guerra de los Seis Días de 1967, e Israel controla los accesos y visitas al lugar, en virtud de un pacto ratificado en los Acuerdos de Paz entre ambos países en 1994.
La Liga Árabe -que todavía no ha reaccionado a esta decisión- convocó esta mañana ante la previsible alocución de Trump una reunión de emergencia para el próximo sábado de los ministros de Exteriores de la región de Oriente Medio para abordar la cuestión.
Por su parte, la presidencia siria afirmó que el futuro de Jerusalén "no lo determina ningún Estado o presidente, sino su historia, la voluntad y la determinación de la lealtad a la causa palestina”.
El comunicado de la oficina siria, publicado en Telegram, va acompañado de una fotografía de la ciudad en la que se aprecia la cúpula de la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam tras La Meca y Medina, con un mensaje que dice "Jerusalén árabe... Y permanecerá”.
En palabras del presidente libanés, Michel Aoun, Trump "ha hecho retroceder diez años el proceso de paz entre palestinos e israelíes y desmoronó las intenciones de acercar los puntos de vista de ambas partes”.
El mandatario del Líbano, país que acoge a aproximadamente medio millón de palestinos en su territorio, advirtió de "las consecuencias que podría tener esa decisión sobre la estabilidad de la región y, quizás, de todo el mundo”.
Por otro lado, el ministro de Turismo de Arabia Saudí, el emir Sultán bin Salmán bin Abdelaziz, reafirmó el apoyo de su país, uno de los principales socios de EU, "al pueblo palestino y su capital, Jerusalén”.
En esta oleada de reacciones, el jeque de Al Azhar, la principal institución del islam suní, el imán Ahmed al Tayeb, advirtió también de las "consecuencias peligrosas" que podría acarrear este reconocimiento y rechazó la decisión "ilegal" de Trump de "reconocer Jerusalén ocupada como capital del régimen sionista", en alusión a Israel, y de trasladar su embajada a Jerusalén.
Tras la decisión de Trump, EU se convierte en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la Ciudad Santa.
Jerusalén Este, que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado, está ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días, de 1967, y fue anexionada en 1980 en una decisión unilateral israelí que no reconoció la comunidad internacional.