El condenado no soy yo, es el pueblo brasileño: Lula Da Silva
El expresidente proclama ante miles de seguidores: 'Todo lo que están haciendo es para que no sea candidato, pero lo voy a ser'
El país entero todavía estaba digiriendo la sentencia que ratificó e incluso agravó la condena por corrupción a Luiz Inácio Lula da Silva cuando el expresidente se presentó en pleno centro de São Paulo, en la plaza de la República, donde el Partido de los Trabajadores (PT) había concentrado a miles de seguidores. Poco antes el PT había publicado una nota reiterando que no tiene más candidato para las elecciones presidenciales de octubre que el propio Lula. Y él mismo lo reiteró entre los vítores de la multitud. “Todo lo que están haciendo es para que yo no sea candidato”, proclamó Lula. “Y ahora quiero ser candidato. Y donde quiero dar la batalla es en la conciencia de los brasileños. Si presentasen algún delito que yo haya cometido, desisto de la candidatura. Quiero desafiar a los tres jueces que me condenaron a que presenten algún delito que yo haya cometido”. El PT ha convocado para este jueves a su dirección en São Paulo y varios de sus miembros apuntan a que se estudiará aprobar oficialmente la candidatura del expresidente condenado. También la expresidenta Dilma Rousseff, que estos días ha estado junto a Lula para defender su inocencia, manifestó en una nota tras la sentencia: “Vamos a garantizar el derecho de Lula a concurrir a la presidencia de la República en las calles y en todos los rincones y ciudades de Brasil. Justo cuando nos golpean, como hoy, vamos a luchar aún más”.
El acto de apoyo a Lula había sido convocado con días de antelación, con independencia de cuál fuese la decisión del tribunal. Pese al mazazo de la sentencia, el expresidente no dejó de acudir para proclamar que no arroja la toalla y para repetir el discurso habitual, en el que se presenta como el defensor de los intereses del pueblo frente a la élite del país. Tanto fue así que llegó a proclamar: “Que sepáis que están acabando las ayudas a los estudiantes, que el trabajo con contrato va a dejar de existir… Quiero que sepáis que quien está en el banco de los acusados es Lula, pero quien fue condenado es el pueblo brasileño”. El líder del PT volvió a presentarse como víctima de una conjura de los principales poderes del país. “Ha habido un pacto”, dijo, “entre el poder judicial y la prensa para acabar con nuestra gobernanza del país. No soportaban más la ascensión de las personas más pobres, no soportaban más la ascensión de la escolaridad”. "No tengo miedo de ir a la cárcel", aseguró el expresidente, quien, en tono desafiante, agregó: "Quiero avisar a la élite brasileña que esperen. Esperen porque vamos a volver". Al acabar, entre el entusiasmo de la multitud, Lula invitó a los asistentes a dirigirse a la avenida Paulista, el lugar de las grandes concentraciones públicas en São Paulo. Durante la tarde, miembros de grupos de derecha habían paseado allí uno de sus iconos favoritos, un muñeco hinchable con la figura de Lula vestido de presidiario. Los convocantes eran algunos de los colectivos que el año pasado lograron sacar multitudes a la calle para reclamar la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Pero esta vez se reunieron apenas dos centenares de personas para celebrar la condena de Lula. Entre ellos, algunos portaban pancartas pidiendo una intervención militar, mientras otros exhibían camisetas en favor del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro, el segundo mejor situado en las encuestas electorales detrás de Lula.