El día en que 'Los Zetas' estuvieron a punto de perpetrar un ataque terrorista... ¡en Estados Unidos!
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Por un millón y medio de dólares, "Los Zetas" estuvieron a punto de perpetrar un ataque terrorista que fácilmente pudo iniciar una guerra sin precedentes
Era 2011, "Los Zetas" eran considerados el cártel más sanguinario y una de las organizaciones criminales con mayor presencia en el país.
El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, los colocó como el objetivo principal en el combate contra el narcotráfico, calificándolos de una "inusual y extraordinaria amenaza a la estabilidad de los sistemas políticos y económicos internacionales".
A la vez que la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) había detectado su presencia en 16 estados del país: San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Colima, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Morelos.
Por ello, ese mismo año –en el que perpetraron la masacre de Allende y el atentado contra el Casino Royal– "Los Zetas" fueron catalogados como los indicados para realizar un atentado terrorista en Estados Unidos.
El "encargo" era asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel al-Jubeir, por un pago de un millón y medio de dólares.
Era 2011, "Los Zetas" eran considerados el cártel más sanguinario y una de las organizaciones criminales con mayor presencia en el país.
El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, los colocó como el objetivo principal en el combate contra el narcotráfico, calificándolos de una "inusual y extraordinaria amenaza a la estabilidad de los sistemas políticos y económicos internacionales".
A la vez que la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) había detectado su presencia en 16 estados del país: San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Colima, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Morelos.
Por ello, ese mismo año –en el que perpetraron la masacre de Allende y el atentado contra el Casino Royal– "Los Zetas" fueron catalogados como los indicados para realizar un atentado terrorista en Estados Unidos.
El "encargo" era asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel al-Jubeir, por un pago de un millón y medio de dólares.
Además, tendrían que colocar bombas en las embajadas de Arabia Saudita e Israel en Washington.
Detrás del atentado que buscaban realizaran "Los Zetas" estaba el gobierno de Irán, el cual históricamente ha tenido más que diferencias con los Estados Unidos.
Irán es considero, incluso, la mayor amenaza internacional para los estadunidenses actualmente, más que Rusia, China o Corea del Norte.
El encargado de orquestar el atentado contra el embajador de Arabia Saudita era Manssor Arbabsiar, un vendedor de autos de Texas de origen iraní, pero naturalizado estadunidense.
Las autoridades de Estados Unidos se percataron de la conspiración a través de la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), quienes recibieron la información de un informante en México.
¿Por qué la DEA?, Manssor Arbabsiar buscaba a "Los Zetas" para que uno de sus sicarios realizara el asesinato del embajador de Arabia Saudita, a la vez que su organización perpetrara los otros dos ataques terroristas.
La DEA, entonces llamó al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) para que juntos indagaran en la sospecha de un ataque terrorista.
En un principio, el FBI sospechó de la veracidad del ataque, dudó que un vendedor de autos estuviera detrás de un atentado terrorista de tal magnitud. Sin embargo, siguieron investigando.
La DEA se lo tomó más enserio. Infiltraron a sus agentes en el crimen organizado, los hicieron pasar como miembros de "Los Zetas" y se reunieron con Manssor Arbabsiar.
En encuentro fue en territorio mexicano, en Reynosa, Tamaulipas, uno de los bastiones de "Los Zetas", de los pocos que le quedan en la actualidad.
Los agentes de la DEA encubiertos aceptaron el encargo, pero le pidieron primero al vendedor de autos un adelanto del pago, 100 mil dólares, para iniciar los preparativos.
Manssor Arbabsiar entregó el dinero a una cuenta secreta del FBI entregada por los agentes de la DEA, el monto fue en dos pagos de 50 mil dólares provenientes de Irán.
El pago realizado por Manssor Arbabsiar era importante para las autoridades estadunidenses, primero, porque sabían que se trataba de un intento terrorista real; y segundo, porque el dinero proveniente de Irán significaba que el atentado provenía de dicho país o por lo menos era financiado desde tal.
Luego, el FBI detectó el nexo de Manssor Arbabsiar con el régimen iraní. Su primo un importante oficial de Quds, la unidad de operaciones especiales de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Sabiendo esto, las autoridades estadunidenses tenían que actuar, pero no lo hicieron solos, el gobierno de México fue importante en la frustración.
El vendedor de autos fue a su tierra natal, aparentemente para solicitar y que se concretaran los pagos a los falsos "zetas".
Tras realizar la transferencia, Manssor Arbabsiar viajó a México para cerrar el trato, pero las autoridades mexicanas no lo dejaron entrar, así que lo mandaron en un vuelo a Nueva York, Estados Unidos, donde fue arrestado.
Medios estadunidenses dudaron de la versión de las autoridades, su sospecha fue la misma que mantuvo el FBI cuando la DEA le informó del caso: cómo un régimen como Irán dejaba en manos de un vendedor de autos un atentado tan relévate.
Las sospechas aumentaron cuando The Washington Post y The New York Times publicaron entrevistas con amigos y conocidos de Manssor Arbabsiar, quienes lo calificaron como un "perdedor", quien no podía organizar ni su vida, menos un ataque terrorista.
Analistas e investigadores estadunidenses también sospecharon del complot del iraní, pues esta no ingresaba en los patrones habituales de Irán en actividades terroristas. El escepticismo aumentó cuando Manssor Arbabsiar fue diagnosticado de trastorno bipolar.
Tras ser detenido, Manssor Arbabsiar se declaró inocente, sin embargo, y de forma repentina, cambio su declaración como culpable. Dos años después fue sentenciado a 25 años de prisión.