La caída del ‘zar de internet’ chino es una advertencia para Silicon Valley
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La caída de Lu Wei por corrupción debería preocupar a las empresas que le pidieron favores
El organismo chino anticorrupción anunció el martes que había atrapado a otro “tigre”. Lu Wei, ex jefe de la poderosa Administración del Ciberespacio de China, está siendo investigado por infringir la disciplina, un eufemismo de corrupción. Su caída debería preocupar a las tecnológicas que le pidieron favores.
Mark Zuckerberg recibió a Lu en la sede de Facebook en 2014, un viaje que incluyó otras reuniones con Tim Cook y Jeff Bezos.
Reid Hoffman, de LinkedIn, se reunió con él en China. En ese momento, Lu parecía estar en la cúspide de su poder: era el zar de internet de China, quizás con relación directa con el presidente, Xi Jinping. Su abrupta salida en junio de 2016, seguida de las revelaciones de esta semana, son una saludable lección para los lobbys en China: nunca invertir demasiado en un solo funcionario.
El otro aporte de la desaparición de Lu, sin embargo, es la evolución del rol de la agencia que dirigió. Lu se abrió camino en las filas del Partido Comunista como propagandista. Bajo su supervisión, la agencia parecía dedicarse principalmente a la censura de internet. Lu hizo hincapié en conceptos como “soberanía de internet” y en 2014 inauguró una Conferencia Mundial de Internet anual, en parte para aumentar el apoyo internacional a sus ideas.
El departamento se transformó luego en una tienda de normas. Ahora está creando un enorme edificio regulatorio no solo para censurar contenidos, sino también para almacenar datos policiales o promulgar una ley de seguridad cibernética. Las noticias de la investigación de Lu, días antes de la próxima Conferencia Mundial de Internet, parecen simbolizar el cambio.
Las firmas chinas y extranjeras deben tener cuidado. Tratar con un censor es una cosa; hacerlo con un regulador activista decidido a remodelar el sector es otra. La agencia ya ha utilizado la nueva ley para sancionar a Tencent, Baidu y Weibo con la pena máxima por no eliminar contenido confidencial. Las multinacionales están lidiando con problemas relacionados con la localización de datos. Habrá muchos más conflictos, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial. Las tecnológicas pueden acabar añorando la calidez de Lu.