La iglesia ya ha pedido perdón a los pueblos originarios por conquista de América

Nacional
/ 26 marzo 2019

El papa Francisco no fue el primer Pontífice en pedir perdón por "los pecados" cometidos por la Iglesia en el periodo de la colonización de América

En julio de 2015, el papa Francisco pidió "humildemente perdón" por los "crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América".

Lo hizo durante un encuentro con movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. No fue el primer Pontífice en pedir perdón por "los pecados" cometidos por la Iglesia en el periodo de la colonización de América, pero las palabras de Francisco, argentino, resonaron por ser del primer Papa latinoamericano.

En aquel momento, fue el presidente boliviano Evo Morales quien denunció los colonialismos: "En 1942 sufrimos una invasión europea y española", dijo.

Casi al final de su mensaje, Francisco hizo suyo el tema: "Alguno podrá decir, con derecho, que 'cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia'".

Acto seguido, declaró ante las 3 mil personas que estaban presentes: "Al igual que san Juan Pablo II, pido que la Iglesia 'se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos'. Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América".

En octubre de 1992, durante una visita a Santo Domingo, el entonces papa Juan Pablo II pidió perdón a los indígenas americanos por las injusticias cometidas por sus antepasados.

Días después, ya de regreso en El Vaticano, habló de la necesidad de un "acto de expiación por todo lo que estuvo marcado por el pecado, la injusticia y la violencia" cometidos durante la evangelización de América.

Benedicto XVI siguió sus pasos. Tras recibir fuertes críticas por haber obviado el tema de la colonización durante un viaje a Brasil, en 2007, señaló que "no se pueden ignorar las sombras que acompañaron la evangelización" en América y el "sufrimiento y las injusticias infligidos por los colonizadores a las poblaciones indígenas".

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