Mapa de escritoras mexicanas: una apuesta digital en el feminismo literario
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El proyecto le da nombre, rostro y memoria a la literatura escrita por mujeres
Nombrar para visibilizar el trabajo de las mujeres. Con este objetivo nació el Mapa de Escritoras Mexicanas en mayo de 2020 cuando la poeta Esther M. García encontró en las herramientas tecnológicas una ventana hacia la dignificación y reconocimiento de las autoras nacionales.
A 10 meses de su lanzamiento, hoy son más de 550 perfiles geolocalizados que incluyen nombre y semblanza de escritoras que se encuentran al interior del país, además de algunas que radican en el extranjero.
En voz de su creadora, se trata de un proyecto que combate los problemas que por siglos han arrastrado en la literatura: la centralización y la verticalidad en los poderes.
“La mujer siempre ha sido la que está abajo, la que hay que pisar, la sombra, el anónimo, la que hay que subyugar para que otros brillen”, explicó.
¿Por qué es necesario una iniciativa como esta en pleno siglo XXI? Basta con mirar el contexto cultural en el país y la controversia que se detonó el año pasado con el programa de la “Brigada Para Leer en Libertad”.
Los talleres ofertados eran todos impartidos por hombres. Paco Ignacio Taibo II (además fundador del proyecto) tenía asignados dos.
García explica que ante el cuestionamiento en redes sociales sobre la falta de mujeres en el cartel, la organización respondió que solo tenían el nombre de “3 grandes escritoras” mexicanas, quienes “por carga laboral”, no pudieron participar. En un comunicado publicado en Twitter, la Brigada culpó a la pandemia por la falta de inclusión.
“Te quedas pensando: ¿es lo único que hay? Somos 32 estados en un país muy grande; ¿solo existen 3 escritoras?. De este cuestionamiento hacia el centralismo de la literatura en México y de vivir el ejercicio vertical del poder es de donde nace el mapa”, precisó.
El 20 de mayo de 2020, Esther M. García propuso en su perfil personal de facebook hacer un hilo con nombres de escritoras en la república. Ella nombró 24, mientras otras usuarias sumaron propuestas.
Lo que nació como un hilo más en redes sociales, se convirtió hoy en la principal base de datos digital que compila información sobre escritoras mexicanas. Una base de datos que no para de crecer con 554 semblanzas.
El trabajo de Maria Salgero en el mapa interactivo de feminicidios sirvió como inspiración para diseñar la propuesta tecnológica.
Es así como esta iniciativa rompe diversos paradigmas y prejuicios: desde las críticas sobre una mujer con carrera humanista liderando una propuesta digital, hasta combatir ideas preconcebidas en el arte.
“Estaba la idea de que todo lo que escribían las mujeres era romanticismo, relaciones de pareja, ‘por qué soy solterona y no tengo un buen hombre’. Pero empezamos a ver que la narrativa y la poesía escrita por mujeres reflejaba un mundo desconocido y solo explorado por la voz impostada de los hombres. Puede parecer una realidad del siglo XV, todavía del XIX, pero ese pensamiento persiste todavía en nuestros días”, comentó la autora de La destrucción del padre.
Una profesión y no un pasatiempo
Escritoras a título personal, instituciones como la Secretaría de Cultura de Coahuila y el Instituto Sinaloense de Cultura, e incluso universidades como la Autónoma de Hidalgo se han sumado al mapa para brindar información sobre más creadoras.
Sin embargo, ante la llegada de cada vez más nombres, fue necesario poner reglas que permitieran evidenciar que la escritura es una profesión y no un pasatiempo.
Entre los criterios de la página web, se pide que las autoras cuenten con al menos un libro publicado de cualquier género. Esther M. García explica que más que una barrera o impedimento para ser incluida en el mapa, se trata de otra herramienta de combate contra el machismo literario.
“No profesionalizar la literatura es un muro que impide que avancemos. Los hombres nos critican porque dicen: ‘no son serias, no pueden ni publicar una edición, se van por la fácil’. Y no: existimos; estamos; y escribimos; somos profesionales; tenemos libros publicados, distinciones, participaciones y voz.”, combate la juarense de nacimiento.
Espera, además, que este rigor sirva de base para dignificar el trabajo artístico que evita que las instituciones remuneren con sueldo digno a escritoras, que incluyan contratos bien establecidos y prestaciones que no dejen desprotegidas a quienes viven de la creación.
Las otras barreras por derrumbar Mientras que el Mapa de Escritoras Mexicanas ha sido bien recibido por sus colegas, pues autoras como Elena Poniatowska han brindado apoyo, todavía queda un largo camino por recorrer.
Esther M. García pone de ejemplo la franja sur del país donde las escritoras en lenguas originarias sufren la hegemonía del español, donde las novelas, cuentos, dramaturgia o poesía escritas fuera de este idioma no se toman en cuenta.
“Está Marisol Ceh Moo, escritora yucateca que ha sido traducida al japonés. Su obra es estudiada en Inglaterra. Ganó el Premio de Literaturas Indígenas de América 2019. Pero en la Ciudad de México apenas se dio a conocer. Ni hablar de otros estados de la república”, agregó.
El otro reto identificado por el novelista es que hay resistencia a que la literatura adopte herramientas actuales para su difusión. Los más puristas, aseguró, todavía pelean por cuestiones como “el verso libre” o si “el romanticismos es una mirada femenina vigente” cuando la discusión podría enfocarse en la intervención de inteligencia artificial, algoritmos experimentales y tecnología alternativa.
Cuestionó también que se considere que las ideas innovadoras solo existan en las tres grandes metrópolis del país: CDMX, Monterrey y Guadalajara.
“El Mapa de Escritoras es un espacio innovador, descentralizado y no lucrativo. Busco dejarle algo a las generaciones que vienen. Cuando yo empecé a escribir no teníamos ningún referente salvo que la mujer artista se suicida, la queman en la hoguera o está loca. Necesitamos deshacernos de eso. Esta plataforma se basa en la sororidad para construir un mejor”, concluyó.