Según un estudio de la revista "The Lancet" bajó la tasa mundial de fumadores
COMPARTIR
TEMAS
Los resultados de este estudio global ponen también de manifiesto que fumar sigue siendo una de las principales causas de riesgo de muerte y discapacidad. Una de cada 10 muertes en el mundo se debe al tabaco.
El porcentaje de fumadores respecto de la población mundial disminuyó a un 15.3 por ciento entre 1990 y 2015, lo que supone una reducción de casi un tercio, según publica hoy la revista especializada "The Lancet”.
El equipo internacional de expertos que llevó a cabo la investigación argumenta la buena noticia con la lucha que están llevando a cabo muchos países contra el tabaco.
No obstante, hay Estados en los que apenas se produjo retroceso alguno, como Indonesia, Bangladesh y Filipinas. Y en Rusia, el porcentaje de mujeres fumadoras subió notablemente.
Además, la cifra global de fumadores también aumentó en ese lapso, debido al crecimiento de la población. Si en 1990 había 870 millones de personas que fumaban un cigarrillo al día, en 2015 eran 933 millones.
Esto supone un aumento de en torno al siete por ciento. Además, según la investigación, el 82.3 por ciento de fumadores en 2015 eran hombres. Uno de cada cuatro (25.0 por ciento) es fumador habitual, frente a un 5.4 por ciento de mujeres.
Los resultados de este estudio global ponen también de manifiesto que fumar sigue siendo una de las principales causas de riesgo de muerte y discapacidad. Una de cada 10 muertes en el mundo se debe al tabaco.
En este sentido, los investigadores instan a apoyar a los fumadores para que abandonen el tabaco y concienciar a la población para que sean cada vez menos los que empiezan a fumar.
Además, advierten de que la industria tabacalera en los países del África subsahariana podría expandirse. Allí las iniciativas gubernamentales contra el tabaco escasean, al igual que los medios financieros para combatir su publicidad.
"Hoy en día, la epidemia del tabaco en los países ricos se exporta a los países con ingresos medios y bajos", apuntó el investigador John Britton, de la Universidad británica de Nottingham.