Tres formas en las que las redes te roban la niñez de tu hijo
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Las redes sociales son una gran herramienta, pero si no tienes cuidado, tienen su precio.
Hace unos meses leí una nota que afirmaba poder explicar qué tipo de persona eres por lo que publicas en las redes sociales. No me puedo resistir a cosas como esas, así que hice clic. Y por lo visto, en base a lo que publico, se me considera una persona muy cuidadosa, una a quien le importa hacer lo correcto y tiene una brújula moral fuerte. Tiene que ser verdad… me lo dijo el internet.
Sé que todos ustedes se mueren por saber qué publico yo que me hace una persona tan genial.
Bueno, aquí va. Un momento…
¡Mis hijos!
Les saco fotos a mis hijos todo el tiempo. Trato de capturar cada momentito perfecto. No hay ocasión especial, momento gracioso o no tanto ni ninguna otra clase de instante que no haya capturado con mi cámara. Tengo miles de recuerdos (literalmente: tengo cinco mil fotos en mi teléfono en este momento) guardados. Pero por mucho que me gustaría decir que hago eso porque es lo correcto, no estoy seguro de que sea así.
Me di cuenta de que hacer eso me está quitando una de las épocas más preciosas de la vida: la infancia de mis hijos.
No estoy viviendo el momento de verdad
Seguro, estuve ahí y realmente sucedió, pero ¿en verdad lo recuerdo? Mi capacidad de absorber la experiencia se reduce porque miro la cámara esperando la toma perfecta. Podré volver a ver cada etapa de la vida de mi hijo, pero ¿realmente recordaré estar con él en ese instante? Cuando me quiera acordar mis niños habrán crecido y todo lo que me quedará serán los “recuerdos” de sacar fotos… ¿y para qué? ¿Para que me den ‘Me gusta’ en Instagram? Lo peor de todo es que mis hijos me recordarán una y otra vez escondida detrás de mi teléfono o mi cámara.
El estrés que causa buscar la toma perfecta
Por favor, díganme que no soy la única persona que prácticamente obligó a sus hijos a adoptar ciertas poses o exigió que recreasen un momento. ¿Alguien más? OK, probablemente no sea tan malo como se siente a veces, pero ha habido ocasiones en las que puedo decir con sinceridad que estresé a mi hijo sólo para sacarle una foto. En vez de dejar que descubriera la pila enorme de hojas, lo orienté para que hiciera como si estuviera debutando como modelo en la tapa de una revista. En serio, debería haber estado saltando en esa pila de hojas junto a él, no sacando una foto sólo para mostrarles a todos lo “divertido” que fue nuestro día.
El tiempo que uno pasa en las redes sociales
Suena el despertador a la mañana y tras tocar el botón de posponer más veces de las que debería admitirlo, giro, tomo mi celular e casi inmediatamente reviso mis redes sociales. Me hice el hábito a tal punto que ni siquiera tengo que pensarlo. Mi día empieza y termina así. Hoy mismo estaba hablando con una amiga en Instagram y escuché la voz tenue de mi hijo que decía “mami, mami, mami” una y otra vez hasta que me despabilé. Para entonces, él se había hartado y se estaba alejando. Tuve que llamarlo para que volviera y me mostrara el dibujo hermoso que me había hecho. Casi me pierdo el momento por una aplicación de mi celular. Esto me hace preguntarme cuántos momentos me perdí sin siquiera darme cuenta.
Las redes sociales son una bendición en muchos aspectos. Me encanta poder escribir un “diario” de mi vida familiar. Es una forma genial de documentar fácilmente la vida. Es divertido hablar con otras mamás y amigos para sentirme conectada con el mundo exterior. Sin dudas tiene su lugar en el mundo. Sin embargo, como siempre dicen, “todo en su punto justo”. No quiero perderme ni un minuto más de la vida de mis hijos detrás de una cámara tratando de sacarles la mejor foto para poder desperdiciar el día esperando a que me den Me gusta.